Más del 80 por ciento de los estudios sobre la educación en cambio climático (ECC) muestra efectos positivos a nivel cognitivo, actitudinal y conductual en los niños. Sin embargo, aunque esta formación ayuda a los estudiantes a entender esta problemática global, no resulta suficiente para cambiar su comportamiento a largo plazo frente a ella.
No obstante, la ECC sí reduce actitudes como la negación del cambio climático y la oposición a comportamientos individuales respetuosos con el clima.
Estos hallazgos surgen de una investigación publicada por la Agencia Francesa para el Desarrollo que buscó dar a conocer la importancia de la educación sobre el cambio climático, evaluar su efectividad y, a partir de los resultados, hacer recomendaciones en la materia.
El estudio “Efectos de la Educación sobre el Cambio Climático en los Escolares de todo el Mundo y su Entorno“, realizado por investigadores de la Universidad del Rosario (Colombia), encontró que la transversalidad, los ejemplos locales y personalmente relevantes, así como las actividades de colaboración, intergeneracionales y “razonablemente esperanzadoras” refuerzan el conocimiento y la intención de actuar frente al cambio climático.
También halló que una fuerte empatía hacia la naturaleza y la implicación de los alumnos en acciones significativas y en la resolución de problemas aumentan el comportamiento a largo plazo relacionado con el cambio climático.
Para llevar a cabo su investigación, los autores hicieron una revisión sistemática de estudios cualitativos y cuantitativos publicados hasta el primer trimestre de 2023 en 13 bases de datos y en 5 idiomas, centrados en el impacto de la de la ECC en escolares de 5 a 19 años y sus entornos, es decir, docentes, familia. La búsqueda arrojó más de 10.870 publicaciones, de las cuales seleccionaron 146, el número más importante en este campo hasta ahora.
De acuerdo con Quesada, en América Latina y el Caribe, 87% de los documentos curriculares nacionales tiene contenidos de cambio climático “muy minimalistas o, incluso, ninguno”.
“A pesar de la amplia cobertura del cambio climático en los medios, sigue estando en gran medida ausente de los planes de estudio educativos”.
David Wilgenbus, director ejecutivo de la Oficina para la Educación Climática
“Encontramos que solo 2% de los estudios sobre ECC conciernen a América Latina y el Caribe, y que no existe ningún estudio en el ámbito rural de países de bajos recursos. Es más, solo 3% de los estudios analizados focalizan sobre la adaptación climática en la educación, lo cual es preocupante, sabiendo que los países del sur global van a padecer de las consecuencias más fuertes”, asevera a SciDev.Net Benjamín Quesada, director del programa de Ciencias del Sistema Tierra de la Universidad del Rosario, en Bogotá, y coautor del estudio.
“Organizaciones como la Unesco y el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) y el Acuerdo de París promueven la ECC y su poder transformador crítico para ayudar a la población más joven a hacer frente a los impactos del calentamiento global antropogénico”, asegura Quesada.
“Sin embargo —reconoce Quesada—, aunque existe un amplio acuerdo sobre la necesidad de la ECC, esta no suele estar suficientemente integrada en las políticas de mitigación y adaptación a este fenómeno en los países firmantes del Acuerdo de Paris, pues ha sido acogida solo por la mitad de estos, aproximadamente”.
Para el francés David Wilgenbus, director ejecutivo de la Oficina para la Educación Climática, con base en París, las generaciones más jóvenes se movilizaron significativamente en los últimos años para exigir ECC.
“A pesar de la amplia cobertura del cambio climático en los medios, sigue estando en gran medida ausente de los planes de estudio educativos”, señala Wilgenbus, que no participó en el estudio. “La educación para el desarrollo sostenible se implementó razonablemente bien, aunque a menudo se centra en temas aparentemente más fáciles, como la gestión de residuos o la conservación del agua”, agrega a SciDev.Net.
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En consecuencia, dice, tres cuartas partes de niños, adolescentes y adultos jóvenes no logra explicar los fundamentos del cambio climático y están expuestos a desinformación sobre el tema.
“75% de los jóvenes experimentan ‘ecoansiedad’. Por primera vez en mucho tiempo, los jóvenes de hoy creen que tendrán una calidad de vida inferior a la de sus padres o abuelos. Es crucial dotar a estas nuevas generaciones no solo de conocimientos sino también de habilidades y actitudes para comprender los riesgos del cambio climático, permitiéndoles visualizar un futuro positivo, al considerarse participantes proactivos, en lugar de víctimas”, añade Wilgenbus por correo electrónico.
Para Quesada, es importante que las Partes, reunidas actualmente en la COP28 (en Dubai), se comprometan a integrar contenidos nacionales y basados en la ciencia sobre el cambio climático en los programas escolares.
“Los países deben animar a los profesores de todas las disciplinas creando un desarrollo profesional de calidad en ECC en su país y mejorar los recursos transdisciplinarios en la materia con académicos, profesores y expertos en educación, entre otros. La ECC no es una mera actividad académica, sino una herramienta fundamental para alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París”, apunta Quesada.
Por: Nicolás Bustamante Hernández (*)
(*) Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net.