El rastro de un ritual de curación de 12.000 años de antigüedad fue hallado en una cueva en Australia. Al parecer, se transmitió a lo largo de más de 500 generaciones entre aborígenes. El estudio fue publicado el lunes en la revista Nature Human Behavior.
El descubrimiento surgió de la cueva de Cloggs, ubicada al pie de los Alpes Victorianos. Esta es una cadena montañosa en el sureste del país, en un territorio aborigen donde vive el pueblo Gunaikurnai.
Aunque ya se habían llevado a cabo excavaciones allí en la década de 1970, los Gunakurnai «no habían estado involucrados en la investigación», dijo a AFP el arqueólogo Bruno David. El experto trabaja en el departamento de estudios indígenas de la Universidad Australiana de Monash. Es el principal autor del estudio.
En 2020, se hicieron nuevas excavaciones pero esta vez lideradas por la comunidad aborigen local, representada por la asociación GLaWAC (Gunaikurnai Land and Waters Aboriginal Corporation).
El ritual y los Gunaikurnai
En una pared descubrieron dos palos de madera, muy bien conservados, de 11.000 y 12.000 años de antigüedad, respectivamente.
Ambos estaban un poco quemados. Yacían en las cenizas de un hogar del tamaño de la palma de una mano, demasiado pequeño para usarlo para calentar o cocinar carne. Además los extremos de los palos habían sido recortados para ponerlos verticalmente en el fuego y cubrirlos con grasa animal o humana.
Las investigaciones llevaron a descubrir la existencia de rituales que practicaban los «mulla-mullung», los curanderos y curanderas de los Gunaikurnai. Estos fueron descritos en las notas de un etnógrafo en el siglo XIX.
Durante esas ceremonias, los «mulla-mullung» usaban palos con la forma de los que se encontraron en la cueva de los Cloggs. Estaban hechos de la misma madera de casuarina. Así mismo, estaban cubiertos de grasa, humana o de canguro. Este material se usaba para mantener el fuego durante el ritual.
El ritual todavía se practicaba en el siglo XIX, en lugares remotos, según las observaciones del etnógrafo, Alfred Howitt. Esto significa que se había transmitido durante 12.000 años a lo largo de más de 500 generaciones, dentro de una de las culturas vivas más antiguas del mundo.