La cerveza es una de las bebidas alcohólicas más populares y consumidas a nivel mundial. Se elabora a partir de los granos de cebada o de otros cereales. No obstante, un consumo excesivo podría presentar grandes riesgos en la salud.
De acuerdo con el portal especializado en salud ‘WebMD’, este licor, en grandes cantidades, podría causar desmayos, somnolencia, niveles bajos de azúcar en sangre, vómitos y otros problemas.
«Beber grandes cantidades de cerveza con alcohol durante mucho tiempo puede provocar muchos problemas de salud graves, como dependencia y ciertos tipos de cáncer«, recordó el sitio.
Similarmente, un artículo de ‘Healthline’, revisado clínicamente por la nutricionista y dietista Amy Richter, indicó que el consumo excesivo podría aumentar el riesgo de muerte prematura, depresión y aumento de peso.
Además, un estudio de la Universidad Charles, en Praga, encontró que beber más de 30 gramos de alcohol, que se encuentra en dos o tres botellas de cerveza de 355 mililitros, al día podría aumentar el riesgo de enfermedades hepáticas, como la cirrosis.
«El consumo de alcohol está directamente asociado con la mortalidad por enfermedades hepáticas y representa elevados costos sociales y económicos. La enfermedad hepática alcohólica puede adoptar la forma de afectación aguda», mencionó la investigación.
¿Cuál es la edad ideal para dejar de beber cerveza?
El neurólogo Richard Restak, experto en demencia, publicó un libro sobre la memoria, titulado ‘The Complete Guide to Memory’, (‘La guía completa de la memoria’), y reveló cuál era la edad ideal para dejar de tomar cerveza y otras bebidas alcohólicas.
Según el experto, a partir de los 65 años el alcohol debería eliminarse por completo de la dieta, ya que podría aumentar el riesgo de caídas y daño en la memoria.
«Pregúntese, ‘¿por qué bebo?’ Si la respuesta es ‘porque el alcohol me ayuda a mejorar mi estado de ánimo y reducir mi ansiedad’, es posible que esté en peligro y probablemente sea mejor dejar de hacerlo por completo», escribió.
Además, Restak indicó que limitar el consumo de alcohol era especialmente importante si la persona ya padecía de otros factores que podrían contribuir a las caídas, como la disminución de la fuerza, atrofia muscular, problemas de equilibrio y la toma de medicamentos.
«El hígado y el cerebro tienen la mayor capacidad de recuperación durante ese tiempo. Los lóbulos frontales, razonamiento y juicio, no están del todo desarrollados. Es más probable que uno esté abierto a beber más o a correr más riesgos, y esto puede crear hábitos que causarán problemas en el futuro», explicó la doctora Elizabeth Landsverk, geriatra y experta en demencia, para ‘The Mirror’.
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