Los venezolanos viven en un estado de ansiedad. Clara Astorga, presidenta de la Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV), lo dejó claro: el primer motivo de consulta psicológica en el país es la ansiedad. Sobre todo, luego de los comicios del domingo 28 de julio en los que Nicolás Maduro fue ratificado como presidente por el Consejo Nacional Electoral, unos resultados considerados por la comunidad internacional como fraudulentos y poco transparentes.
“En Venezuela, trabajamos para encontrarle solución”, dice Astorga. «Son muchos los años que llevamos tratando arduamente de aminorarla o, en todo caso, aprender a manejar la ansiedad. Controlarla. Pero desde la pandemia, el esfuerzo se ha quintuplicado».
Es cautelosa al momento de dar cifras, pero asegura que desde hace un mes ha habido un aumento considerable de las llamadas a las líneas de atención psicológica, uno de los programas con los cuenta la Federación de Psicólogos de Venezuela.
«Las líneas no han dejado de sonar», insiste. Y agrega que las consultas presenciales también han aumentado.
“En 2020, desde la pandemia, comenzamos a fortalecer estos programas de apoyo a la salud mental del venezolano, y no solo a través de nuevas líneas de atención y consultas físicas, sino en trabajo voluntario”, subraya la psicóloga. “Y desde ese año hemos visto un aumento significativo en la ansiedad de las personas”.
No es fácil tener indicadores generales sobre la salud mental en Venezuela. “Requeriría tener un programa de reporte de motivos en consulta, y en los países de Latinoamérica es complicado pues los sistemas de registro no siempre son fáciles de conseguir o no siempre son públicos”.
Pero sí puede hablar en función del trabajo desarrollado por la FPV, que incluye voluntarios (con formación y certificación) que prestan apoyo tanto dentro como fuera del país, unas 300 personas en total.
Para conmemorar la Semana de Concientización sobre la Salud Mental, llevada a cabo del 13 al 19 de mayo de 2024, el equipo de Healthnews analizó datos de Google Trends para dar con los problemas de salud mental que más preocupan a la población mundial. El resultado arrojó que lo más buscado en Google son ansiedad, depresión, narcisismo y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
La ansiedad es el principal problema de salud mental en 43 de los 64 países analizados. Ucrania es el único país del mundo donde un problema de salud mental (la ansiedad) representa el 95% de todas las búsquedas relacionadas con el tema.
Venezuela ocupa el sexto lugar entre los 10 países con mayor número de consultas sobre ansiedad, de acuerdo con la lista que arrojó la investigación:
Ucrania (95%)
El Salvador (67%)
Guatemala (64%)
Brasil (61%)
Colombia (60%)
Venezuela (59%)
Indonesia (58%)
Ecuador (58%)
México (57%)
Costa Rica (57%)
Programas de ayuda contra la ansiedad
En el país, el aumento de consultas y requerimientos de atención motivados a los altos índices de angustia, desánimo y desesperanza se han multiplicado en el último mes. “Por eso estamos activos, sin descanso. Nuestro deber y compromiso de apoyar a quien lo requiera son intocables”, dice la psicóloga Clara Astorga.
“Actualmente, tenemos 4 programas de atención: uno basado en la psicoterapia normal, nuestros consultorios están en la Federación, cuya sede es en Macaracuay. Eso sí, se mantiene igual porque las consultas son pagas, aunque lo precios son súper módicos”, resalta. “Pero también ofrecemos los gratuitos con los psicólogos voluntarios. Se trata de brindar atenciones de terapia breve o terapia de objetivo limitado, donde el tipo de intervención es corta, de unas 5 o 6 sesiones”, explica.
El tercer programa es la Línea de Atención Psicológica, un canal con foco en casos de emergencia, que funciona de sábado a domingo de 8:00 am a 8:00 pm. “Es aquí donde hemos tenido mayor actividad motivado a las circunstancias: la incertidumbre de qué va a pasar en Venezuela”.
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En julio se lanzó la Comunidad CalmadaMente, un cuarto programa cognitivo conductual diseñado para aplicarse de forma virtual y que cuenta con la coordinación de la psicóloga Zulaima Maitin.
Según Astorga, no obstante, son muchos los patrones emocionales que se presentan en Venezuela. Así como la ansiedad, también se ven casos de depresión. Ambas son caras de la misma moneda.
Pensar en el presente, no en el futuro
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado que durante el primer semestre de 2024 la depresión arroja cifras a considerar. Se estima, por ejemplo, que 3,8% de la población del planeta, incluido 5% de los adultos (4% entre los hombres y el 6% entre las mujeres) y 5,7% de los adultos mayores de 60 años la padece.
Eso se traduce en 280 millones de personas. Y, entre ellos, existen más de 700.000 casos de suicidio, convirtiéndose así en la cuarta causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.
¿Pero depresión y ansiedad son lo mismo? No. A menudo se confunden debido a sus síntomas superpuestos. Sin embargo, existen diferencias clave que ayudan a distinguirlas.
La primera se caracteriza por un estado de ánimo persistentemente bajo, pérdida de interés en actividades placenteras, fatiga y sentimientos de inutilidad. Es como vivir bajo una nube gris que oscurece todo lo que toca. “Su foco es el pasado”, explica Clara Astorga. “Todo tiene que ver con el recuerdo: es tristeza la que se asoma por las cosas que pasaron y que te han marcado”.
La ansiedad se manifiesta a través de una preocupación excesiva, nerviosismo, inquietud y miedo a situaciones futuras. Es como estar constantemente en alerta, esperando lo peor. “Viene de las expectativas que catastróficas del futuro, creando pánico. Se presenta, sobre todo, cuando hay incertidumbre, cuando inhabilitas tu capacidad de tener el control de las cosas”, añade la experta.
“Es como si previéramos que lo peor va a pasar”.
A pesar de sus diferencias, ambas condiciones pueden coexistir, por eso es fundamental buscar ayuda profesional si se experimentan algunos de sus síntomas.
Un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado pueden mejorar significativamente la calidad de vida. “Y es por eso que invitamos a los venezolanos a que, a pesar de las circunstancias, retomemos el control. Pase lo que pase, debemos ocuparnos de estar bien. Si no, estamos dándonos por vencidos”, recalca.
Herramientas útiles para sobrellevar la ansiedad
Clara Astorga afirma que lo más importante es reconocer, identificar la emoción, ponerle un hombre.
“Al darnos cuenta, atajamos el problema. Si no lo hacemos, todo se desboca y la mente toma el control alimentando el miedo”, expone. “Es como el efecto de la bola de nieve, crece y crece. Lo único que sientes es la emoción del malestar, piensas solo en eso y lo alimentas, va explayándose, pierdes el control”, dice.
“Pero cuando te das cuenta, puedes cambiar la dirección del pensamiento. La idea es contextualizar tu realidad. No importa lo mal que la estés pasando en un momento determinado; absolutamente todos tenemos la capacidad de focalizar la atención en algo que sea mejor que lo que estamos pensando”, insiste.
La presidenta de la FPV pone como ejemplo un libro que le cambió la vida y siempre recomienda a sus pacientes: El hombre en busca del sentido, escrito por el psiquiatra austriaco Viktor Frankl, publicado en Alemania en 1946. También llamado Desde el campo de la muerte al existencialismo, habla de la supervivencia del médico, durante 3 años, en un campo de concentración alemán.
“Siempre tenemos algo positivo en qué pensar”, recalca Astorga. “Por eso invito a reconocer eso, a pesar de que las cosas no están como queremos que estén. A eso lo llamamos la adversidad y, ante la adversidad, tenemos también la tan reconocida resiliencia. Y en Venezuela hay mucha”.
“Me tomo la frase de mi gran colega y amigo, el padre Danny Socorro (sacerdote jesuita y director de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello – UCAB), quien habla de ‘la hora de la resiliencia’, el momento en que se nos pone difícil la vida, pero donde todo depende de nosotros mismos, de nuestra templanza”.
Además de reconocer la emoción, la especialista resalta que, como herramientas, deben mantenerse los vínculos con el entorno: familia, compañeros, amigos o la gente con la que uno podría identificarse. Tratar de no aislarse. Mantener esa red social es fundamental. Alimentarse bien, alejarse del alcohol, hacer ejercicios, cuidar el sueño y el descanso y protegerse, tratando de mantener la calma para tomar decisiones certeras y asertivas completan su lista de recomendaciones.
Redes sociales, un no parcial
“La tecnología funciona, nos mantiene conectados, pero hay que meditarlas porque no siempre dicen la verdad. Es muy difícil conocer con certeza si la información a la que estás accediendo es real”, cuestiona la psicóloga. “También ocurre que puedes saturarte. Es como un bucle que te consume. Es fácil quedarse atrapado en la red y te deja paralizado”.
Afirma que a ese proceso cerebral se le conoce como segregación de cortisol, por eso a las redes sociales hay que usarlas con inteligencia. “Si no, te atrapan. Debemos hacerlo a consciencia. No desconectarnos sino administrarnos, esa es la única forma que tenemos de preservar la salud mental. Es realmente angustiante leer, ver, ser testigo de escenarios en los que no puedes hacer nada más que opinar. La pantalla congela, paraliza. Te vence. Y así no contribuyes con tu entorno, con Venezuela”.
Templanza, cuidado, protección y pausa para aceptar las recomendaciones de Clara Astorga: “Hay que continuar porque, como individuos, el mandato es a sobrevivir”.
Por su parte, para Danny Socorro, también coordinador de Psicodata Venezuela, el estudio nacional que mostró un retrato a partir de la evaluación de las características psicosociales de la población venezolana, señala que «somos profundamente resilientes, pero al mismo tiempo, estamos heridos».
«El venezolano, después de estos años, independientemente de su postura política, reconoce que ha pasado situaciones muy críticas, que lo han hecho mucho más vulnerable a la realidad del mundo. Hay heridas profundas en nuestra psique».
La capacidad para poder adaptarnos y ser flexibles si se nos cierra una puerta es lo que supone la resiliencia, dice.
El miedo colectivo difuso es palpable, dice Socorro, y se debe a una larga historia de fracasos, injusticias y represión que se ha ido gestando a lo largo de los años. «Ese sentimiento nos obliga a ser muy cuidadosos».
«Cosas como replicar información, salir a protestar, hablar en espacios públicos y omitir opiniones se han convertido en aisladores que nos llevan a una profunda desconfianza interpersonal», señala. «Se habla de un 89% de desconfianza».
Explica que, a pesar del apoyo familiar o de amigos, todo lo que supone una sociedad consolidada, en la que las instituciones permiten un orden que genere confianza, un espacio al que acudir si persisten los problemas, no existe en el contexto venezolano.
«Un tercio de la población posee altos niveles de ansiedad que, aunado al tema de un futuro incierto, es bastante negativo. Y el principal estresor en esta realidad es tanto la economía, como el estoy enfermo y no tengo dinero para curarme».
Esto se traduce en indicadores de impulsividad desmedida o negación de la realidad. Hay quienes prefieren darle la espalda a la situación para no caer más en depresión.
“Esa es la gran fotografía, una combinación del elemento resiliente con una profunda vulnerabilidad”.
Pero hay solución al problema.
La hora de la resiliencia de Danny Socorro: guía básica
El sacerdote también recomienda acciones que pueden generar cambios en el estado de ánimo.
- Buscar ayuda.
- Hacer respiraciones profundas. «Es difícil para algunos, y es entendible. Hay mucha incertidumbre, pero es una manera de enfocarse en lo que podemos controlar».
- Tratar de tener rutinas, sobre todo cuando no se puede salir de casa: encontrar nuevos hobbies o distraerse con tareas sencillas como cocinar, entrenar, leer. Eso también evitará el aislamiento.
- También es importante la alimentación. «La ansiedad es la que más afecta porque o abandonamos el tema de la comida o comemos demasiado. Debemos tratar de regular ese tipo de conducta».
- Rodearse de personas positivas con las que se pueda conversar. Evitar llenarse de información tormentosa. Establecer, incluso, algunas alianzas: si alguno comienza a hablar de un tema indeseado, otro lo ataja y pone foco en otra cosa luego de algunos minutos.
- Escribir, desahogarse con palabras. Ponerle nombre y apellido a las cosas evita la sobrecarga de ansiedad, fortalece el sistema inmunológico y baja los niveles de adrenalina.
- Limitar el tema de las redes sociales y el bombardeo incesante de noticias.
«Y como religioso, una de las cosas que creo que es muy importante es practicar el sentido del agradecimiento a Dios y a la vida», apuesta Socorro.
«Esto incluso lo digo por aquellos que practican el tema de la espiritualidad en diferentes credos y formas de expresión. Es la clave. Tener un corazón agradecido abre puertas». Algo que arrojó Psicodata Venezuela: un alto nivel de religiosidad, de oración entre los venezolanos. «Y esa es otra manera de aumentar también la resiliencia».
Aconseja trabajar en la visualización como herramienta, cerrando los ojos, sintiendo y proyectando un mejor porvenir.
Ni fe ni esperanza, luz
¿El venezolano está preparado para un escenario donde ocurran unas nuevas elecciones? ¿Cómo afectaría su psiquis de ser así? ¿Cómo afectan emocionalmente al ciudadano común las noticias sobre represiones, persecuciones, violencia?
Clara Astorga responde con cautela. “Prefiero no especular o crear escenarios que no han ocurrido. No puedo contextualizar o responder puntualmente sobre el desarrollo de acontecimientos que no han pasado”.
Aunque sí reafirma que los seres humanos están dotados de una capacidad de sobrevivencia maravillosa, que se remonta a la prehistoria.
“Desarrollamos un músculo increíble, el cerebro. Una inteligencia maravillosa que usamos a pesar de que las cosas malas pasen. Cualquier circunstancia que tenemos en frente siempre tendemos a afrontarla, sobrevivirla y continuar el camino. Debemos entonces desarrollar nuestra capacidad de reflexión, más que la de la reacción impulsiva”.
Reitera la psicóloga que, es la hora de la resiliencia sobre todo cuando se involucra a los niños. Parte importante de la ecuación. “Tenemos que protegerlos, ellos sufren de angustia si ven a los padres o a su entorno desajustados. Es importante cuidar lo que se dice cuando los tenemos enfrente, no ponerlos en una situación de riesgo. Hacer pausas, respirar. Pensar en lo mejor para ellos”.
Si las cosas no salen como quieres, dice, al menos hay que ver las que te hacen agradecer, pase lo que pase. “A los hijos no puedes ofrecerle nada más que puro amor, seguridad, atención y anclaje en el presente, en lo que tiene valor”, enfatiza.
“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes el sufrimiento”, decía Viktor Frankl en su libro y la psicóloga Clara Astorga reafirma su compromiso, y el de todos sus colegas, con la salud mental del venezolano. «Muchas veces no podemos elegir las circunstancias que nos rodean, pero siempre podemos elegir nuestro comportamiento ante ellas».
Así exhorta a nunca ceder el control, no perder el poder de elegir lo que se va a pensar y/o hacer.
Para Danny Socorro hay que cultivar la fe en lo que se cree, pero también en uno mismo, en las propias fortaleces y habilidades, creerlo incluso en el contexto actual.
«Esa capacidad para poder confiar está tan apagada en estos momentos en Venezuela, que necesitamos trabajar en nuestra pasión por la vida. Cuando pierdes la fe, pierdes la pasión por vivir. Y eso se logra con luz, que es la perseverancia; no son la impulsividad o la emocionalidad las que tienen la última palabra».
«Si hay algo que se está luchando hoy y que quieren las dictaduras o los regímenes totalitarios es que se tire la toalla. Es que no haya nada más que hacer. Y eso es lo que no podemos permitir”.
«La propuesta, y esta vez también hablo como sacerdote, es vivir como resucitados, así como hizo Jesús, mostrando las heridas, los problemas, el insomnio, las torturas y los flashbacks. Muchas de las situaciones críticas nadie te las va a quitar, pero la idea no es darles la espalda sino abrirles el paso para caminar justo a ellas, abriendo un mundo de posibilidades».
Programas de atención psicológica en Venezuela
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Psicodata Venezuela
Desde el 1 de agosto está disponible una línea de atención gratuita para el tema de intervención de crisis, 100% confidencial. Todos los jueves, con la posibilidad de más días en agenda, atenderán a quienes pasen por situaciones complicadas.
Danny Socorro lamenta que no haya suficientes psicólogos para atender a muchas personas o que, si los hay, el paciente no tenga el dinero para la consulta.
Este jueves quedará inaugurada PsicoLínea UCAB: Línea de Ayuda Psicológica.
Un servicio gratuito y confidencial, disponible para primeros auxilios psicológicos e intervenciones en crisis. Una iniciativa de la Escuela de Psicología en conjunto con PsicoData Venezuela 🫱🏻🫲🏼🔰 pic.twitter.com/kjU6xMNc4V— Psicología UCAB (@psicologia_ucab) July 30, 2024
Psicodata Venezuela tiene dos líneas que pueden atender de 5 a 8 personas en sesiones de 45 minutos. «Estamos hablando de alrededor de 20 personas máximo, con un personal de 4 personas especialistas turnándonos para cumplir con cada uno».
Además, se puede ingresar a través de la página oficial de la Escuela Psicología o en sus redes sociales: @psicología_ucab en YouTube, X, Instagram y Facebook.
Los celulares son: +584141217882 y +584241723981
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- Federación de Psicólogos de Venezuela
Teléfonos: +582124163116 y +582124163118.
Los interesados pueden ingresar a la página de la Federación, o revisar sus redes sociales: @fpv_ve
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