Las vacunas contra el covid-19, los equipos de protección personal que actúan como primera barrera de defensa, los desinfectantes que se utilizan para limpieza, los geles hidroalcohólicos para la higiene personal; todo es química.
Química pura y aplicada; volcada ahora -en miles de laboratorios, en hospitales y en empresas- en encontrar soluciones que contribuyan a paliar la crisis sanitaria, económica y social causada por la pandemia, en escudriñar los principios activos, los materiales y las sustancias más eficaces contra la enfermedad.
Javier García, presidente electo de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada, es testigo del esfuerzo que miles de científicos están haciendo para encontrar nuevas formas de proteger a las personas; para identificar y combatir el virus, pero también del nacionalismo sanitario y de la carrera en la que se han embarcado algunos países para anunciar una vacuna contra el covid-19 y exhibir su liderazgo tecnológico.
«Por primera vez en la historia tenemos una vacuna eficaz para una enfermedad que ni siquiera conocíamos hace un año», ha manifestado a EFE Javier García, y ha repasado en qué consisten las vacunas que se están desarrollando -entre ellas la de la multinacional Pfizer- y cómo contribuye la química a conseguirlas.
Será (en el bienio 2022-2023) el presidente más joven que ha tenido esa centenaria organización –de la que forman parte unos 2.000 investigadores, entre ellos varios Nobel, de casi 60 países-, y es además el máximo responsable de la Academia Joven de España auspiciada por el Ministerio de Ciencia e Innovación y catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Alicante, donde dirige el Laboratorio de Nanotecnología Molecular.
Javier García ha incidido en la importancia de que ese nacionalismo sanitario no distraiga el trabajo de los científicos y su colaboración y en la trascendencia también de no generar falsas expectativas. «Nuestra mejor defensa es la investigación y la colaboración, no la fuerza y el aislacionismo«.
El investigador repasa el reto que ha supuesto contribuir a la lucha contra la pandemia desde una de las organizaciones científicas más importantes, la que gobierna el complejo mundo de la química pura y aplicada, la que define sus medidas y sus métodos, la que pone a disposición de la sociedad datos trascendentales -como los pesos atómicos o las constantes de equilibrio-, y la que verifica y aprueba el descubrimiento de cualquier nuevo elemento químico.
Durante los últimos meses la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada ha estrechado su colaboración con la ONU y con la Organización Mundial de la Salud para coordinar y financiar la investigación científica y sus aplicaciones, y Javier García ha sido testigo desde esa atalaya de cómo muchos químicos han interrumpido sus proyectos para centrarse en la lucha contra la pandemia.
«Es el tiempo de la ciencia; cuando un virus ha puesto en peligro nuestra salud, nuestra forma de vida y nuestra economía, hemos recurrido a los científicos para que busquen una solución contra la enfermedad», ha manifestado el catedrático, convencido de que las grandes amenazas ya no se combaten con tanques y aviones y de que la ciencia y la tecnología son ya cuestiones que atañen a nuestra seguridad nacional.
Y en ese momento de la ciencia, Javier García ha observado que cuando todavía no ha transcurrido un año desde que comenzara la crisis a causa del SARS-CoV-2 ya hay 10 candidatos a vacuna en fase 3, la anterior a la comercialización.
El anuncio de Pfizer de que su candidato a vacuna tiene una eficacia de 90% es, a su juicio solo el primer paso para acabar con este coronavirus, pero un logro científico espectacular, y ha observado que se trata además de una tecnología nueva que nunca se había utilizado en humanos.
El presidente electo de la Unión Internacional de Química Pura ha valorado, además, que las vacunas que se investigan son muy diferentes entre sí y que se están utilizando estrategias muy diferentes para que el sistema inmunitario aprenda a defenderse de este coronavirus.
En unos casos -ha detallado- se utilizan versiones atenuadas del virus; en otros se usan proteínas que se encuentran en su superficie; y en otros fragmentos de su código genético (entre ellas la que desarrollan la estadounidense Pfizer y la alemana Biontech). «Es muy probable que al final no tengamos una sola vacuna, sino varias y que su efectividad dependa de nuestro propio sistema inmunitario«.
Pero ha incidido en que tener una -o varias- vacunas, eficaces y seguras es solo el primer paso y que después será necesario producirlas a gran escala y organizar una gran campaña de vacunación, momentos en los que volverá a ser imprescindible la colaboración y cooperación entre países y fortalecer las iniciativas público-privadas. «Esta enfermedad nos afecta a todos y solo si trabajamos juntos podremos vencerla», aseveró.
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