El origen del coronavirus responsable del covid-19 no está claro. Probablemente un animal actuó como reservorio (quizá un murciélago) e infectó a otros (como pangolines, cerdos y roedores), que actuaron como hospedadores secundarios. Estos entraron en contacto con al menos una persona, puede que a través de su consumo, y la infectaron. Cuando la enfermedad pasa de un animal a un humano hablamos de una enfermedad zoonótica.
Aunque la primera infección se produjera de este modo, en la actualidad no existe evidencia suficiente para alarmar a la población sobre el riesgo de contagiarse por consumir alimentos contaminados. Al menos, no en nuestra sociedad. Los coronavirus necesitan un hospedador (animal o humano) para crecer y no se desarrollan en los alimentos. Efectivamente, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha indicado que actualmente no existen pruebas de que los alimentos planteen un riesgo para la salud pública en relación con la covid-19. Hasta la fecha, no se ha notificado transmisión de covid-19 a través del consumo de alimentos.
Por otra parte, la experiencia previa de brotes de otros coronavirus afines al SARS-CoV-2, como el responsable del SARS y el del MERS, nos muestra que no se produjo transmisión a través del consumo de alimentos.
Pese a ello, dado que el riesgo cero no existe, habría que tener en cuenta lo siguiente:
- Evitar la ingesta de animales exóticos o salvajes como los murciélagos, las civetas o los pangolines.
- Extremar las precauciones con carne de mamíferos o aves procedentes de instalaciones en las que haya habido focos de infección.
- Impedir la contaminación de los alimentos, o los envases en los que se encuentran, a través de las gotitas respiratorias de una persona infectada (al hablar, toser, estornudar).
- Evitar la contaminación cruzada de alimentos. Por ejemplo, por una limpieza no adecuada de los recipientes donde se han almacenado o de los utensilios previamente utilizados con los animales muertos/no cocinados.
Consejos prácticos:
En relación con la seguridad de los alimentos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recomendaciones para la prevención, que también incluyen asesoramiento sobre el mantenimiento de buenas prácticas higiénicas durante la preparación y la manipulación de los alimentos.
- Limpieza frecuente de manos preferiblemente con agua y jabón, en su defecto con una solución hidroalcohólica.
- No tocarse la cara o el pelo y posteriormente, sin lavarse las manos, manipular alimentos.
- Los trabajadores que manipulen alimentos deberán utilizar mascarilla.
- Lavar la fruta y verdura con abundante agua, frotando los alimentos o bien sumergirlas durante 5 minutos en agua potable con 1 cucharita de postre de lejía (4,5 ml) por cada 3 litros de agua y acláralas después con abundante agua corriente.
- Cocinar los alimentos adecuadamente (evitar que estén crudos), ya que otras técnicas como la refrigeración o la congelación no solo no eliminan el virus sino que prolongan su supervivencia (el virus aguanta más tiempo en congelación que a temperatura ambiente). El cocinado de los alimentos sería suficiente para matar los virus. Un tratamiento con calor que suponga al menos 30 minutos a 60 °C es efectivo en el caso del SARS.
Saioa Gómez Zorita, Investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Maria Puy Portillo, Catedrática de Nutrición, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.