Mónica Vega no tuvo ninguna complicación con su embarazo durante los primeros seis meses, los médicos no encontraron nada fuera de lo normal. Sin embargo, una radiografía de rutina informó que algo inusual ocurría, ya que se observaban dos cordones umbilicales: el de ella y otro que conectaba a su bebé con un cuerpo que se había formado en su interior.
Fue así como 24 horas después de haber nacido, la pequeña Itzamara tuvo que ser sometida a una cesárea al igual que su madre en Barranquilla, Colombia. Dicha intervención fue exitosa y ambas se recuperan favorablemente, reseñó El Clarín.
Estos casos son poco frecuentes y se les conoce como Fetus in fetu o “gemelo parásito”. Esta condición ocurre cuando las células destinadas a conformar a los hermanos gemelos no logran dividirse, por tanto, los embriones crecen de manera asimétrica.
Miguel Parra, médico ginecobstetra que atendió el caso, explicó que generalmente el Fetus in fetu se descubre después del nacimiento cuando la masa en el abdomen se presenta similar a un tumor.
Otro caso similar ocurrió en Honduras, en el cual una de las bebés se formó completamente, pero presenta afecciones cardíacas. La otra, por su parte, no se desarrolló y sufre hidrocefalia y poca actividad cerebral.
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