El descubrimiento de variantes del SARS-CoV-2 (coronavirus) más contagiosas en el Reino Unido, Suráfrica y Brasil está añadiendo incertidumbre a la posibilidad de atajar la pandemia. Los científicos, que esperaban estos cambios, hacen un llamamiento a la calma.
En las últimas semanas se suceden las noticias acerca de las nuevas variantes de este coronavirus que inquietan por la rapidez con la que se propagan y por crear dudas sobre la efectividad que tendrán las vacunas para contrarrestarlas.
Esa alarma se ha extendido a las redes sociales, donde muchos usuarios se preguntan sobre los efectos de las mutaciones y expresan sus dudas acerca de las consecuencias que tendrán en la evolución de la pandemia.
Sin embargo, los expertos consultados por EFE subrayan que es normal que los virus muten y por el momento no ven razones para el alarmismo, aunque consideran necesario mantener una vigilancia atenta.
Prevén, no obstante, que puedan producirse versiones del SARS-CoV-2 que resistan la acción de las vacunas, aunque también consideran probable que estos fármacos se modifiquen sin dificultades para neutralizar esas variantes.
Tampoco descartan que alguna mutación suponga la aparición de un coronavirus capaz de generar una infección más grave y con mayores efectos letales, pero esa situación no es la más factible.
Coronavirus: azar y selección natural
Según el presidente de la Sociedad Española de Virología (SEV), Albert Bosch, «lo más importante de la aparición de la variante del Reino Unido» es la confirmación de que el SARS-CoV-2 «puede variar» y que, por tanto, en el futuro es posible que aparezcan más.
Aunque los virus de ácido ribonucleico (ARN) -como es el caso del que causa la covid-19- tienen facilidad para mutar, el SARS-CoV-2 dispone de «unos mecanismos de corrección» de los cambios en su extenso genoma de 30.000 nucleótidos, explica Bosch.
Esos mecanismos de corrección no han evitado, sin embargo, que algunos de los errores cometidos por el virus en su replicación hayan permanecido como mutaciones.
Las variantes que por azar tengan algunas ventajas adaptativas pueden implantarse, propagarse y, en ocasiones, convertirse en la versión predominante del SARS-CoV-2, en un proceso de selección natural.
¿Qué preocupa de las variantes descubiertas?
Las variantes del virus identificadas hasta ahora son numerosas y entre ellas se encuentran la B.1.1.7, descubierta en el Reino Unido; la 501.V2, hallada en Suráfrica, y la Cluster 5, de la que se han descrito transmisiones entre seres humanos y visones en varios países, como indica José Ramón Arribas, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
Otra más fue identificada en Tokio a principios de este mes en cuatro viajeros procedentes del estado brasileño de Amazonas.
Expertos de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), vinculada al Ministerio de Salud de Brasil, han confirmado a EFE que la nueva versión es originaria de ese estado.
En la clasificación de estas modificaciones cabe distinguir entre «variante», denominación que se refiere a una alteración del virus con un número significativo de mutaciones, y «cepa», cuando los cambios son más numerosos y de mayor trascendencia.
Así, la B.1.1.7, por ejemplo, es una «variante» de la misma cepa del SARS-CoV-2 de la que hasta el momento se han identificado 23 mutaciones.
De ella preocupan los indicios que han hallado los virólogos británicos de que es capaz de infectar a mayor velocidad, aunque esa rapidez no parece ir acompañada de efectos más dañinos en la enfermedad.
En todo caso, como señala Arribas, que sea «más transmisible», aunque no implique una peor virulencia, es «más peligroso» para el conjunto de la sociedad que lo contrario, porque puede colapsar el sistema sanitario con la infección de «muchos más pacientes».
Más de medio centenar de países ha detectado casos de esta versión del SARS-CoV-2, aunque es posible que esté presente en un número más elevado, puesto que para identificar las variantes hay que secuenciar el virus, comparando sus 30.000 bases nitrogenadas con las ya conocidas, un análisis que puede resultar difícil de asumir para algunos sistemas sanitarios.
En el caso de la Cluster 5, identificada por primera vez en Dinamarca, se han descrito transmisiones del virus entre visones, de este animal a humanos y viceversa.
El riesgo, explica Arribas, es que haya un animal en el que se pueda quedar el coronavirus y «sea una fuente persistente de contagios», aunque por el momento no parece que esa transmisión se esté produciendo de forma frecuente.
Además de en Dinamarca, esta variante ha sido localizada en varios países europeos, entre ellos España, y en Estados Unidos.
¿Qué relación tienen las mutaciones con las vacunas?
De las variantes de Suráfrica y Brasil hay una mutación, la llamada E484, que ha suscitado la alarma entre los investigadores porque según un estudio preliminar de un equipo del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, Estados Unidos, podría ofrecer una mayor resistencia a las vacunas.
Se trata de un estudio del que se han producido diferentes interpretaciones.
Varios medios internacionales han resaltado el hecho de que la mutación E484 podría ayudar a burlar los anticuerpos neutralizantes que el sistema inmunitario produce contra el coronavirus, pero según ha declarado uno de los firmantes de este análisis, el biólogo evolutivo Jesse Bloom, a The New York Times, la investigación reafirma la vigencia de las vacunas actuales.
Otro trabajo científico en preimpresión apunta que la vacuna de Pfizer y BioNTech también sería efectiva con la mutación N501Y, presente en las variantes de Reino Unido, Sudáfrica y Brasil.
El estudio ha sido llevado a cabo por la farmacéutica y la Universidad de Texas y publicado en el repositorio biorXiv, en el que los textos aún no han sido revisados por otros expertos, aunque estos pueden dejar sus comentarios.
En todo caso, tanto Bosch como Arribas explican que la probabilidad de que haya mutaciones que se resistan al efecto de las vacunas crecerá conforme haya más población inmune.
Se trata nuevamente de un proceso de selección natural de las mutaciones, en el que se mantendrán aquellas que presenten cambios que les hagan evitar la acción de los antígenos.
Sin embargo, ambos opinan que los investigadores podrán adaptar las vacunas a estos cambios para mantener su eficiencia.
Bosch, además, cree que este virus no variará tanto como el de la gripe, que cada año obliga a hacer un esfuerzo para modificar los preparados que lo combaten.
Sobre el riesgo de que surja una variante más virulenta y letal del coronavirus, el presidente de la SEV señala que eso podría ocurrir en un escenario «catastrófico» pero añade que tampoco tiene por qué suceder.
«En virología», sentencia, «nada es esperable, todo es posible».
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