La Agencia de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA) lanzó desde la base de Cabo Cañaveral, Estados Unidos, el satélite TESS, que analizará durante los próximos dos años alrededor de 20.000 exoplanetas, una de las misiones más ambiciosas de la agencia estadounidense.
El despegue del cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX, en donde viaja el satélite, ocurrió sin problemas a las 6:51 hora local, después del retraso de dos días que sufrió la misión este lunes.
El objeto, que fue desarrollado en colaboración con el Instituto Tecnológico de Massachusetts y que está valorado en 337 millones de dólares, observará 85% del cielo para encontrar planetas fuera del sistema solar y, más adelante, determinar si se dan las condiciones necesarias para que haya vida.
«Esperamos que TESS nos ayude a responder si nuestro sistema solar es común o es único. Hay planetas y galaxias muy raros y extraños; mundos acuáticos, cubiertos en lava…», señaló en una entrevista con Efe Natalia Guerrero, investigadora de TESS en el MIT.
El satélite, que orbitará estrellas situadas a menos de 300 años luz de la Tierra, se basará en los datos ya recopilados por el telescopio espacial Kepler, el cual ha estado en órbita durante nueve años y ha confirmado la existencia de más de 2.600 exoplanetas.
Guerrero dijo que TESS estudiará un área 350 veces más grande que la que investigó Kepler, que finalizó su tarea con éxito en 2013.
«Ahora vamos a poder estudiar planetas individuales y comenzar a hablar sobre las diferencias entre ellos. Este es el comienzo de una nueva era fantástica de investigación de exoplanetas», apuntó en declaraciones a NASA TV Stephen Rinehart, científico del Centro Goddar de la NASA en EE UU.
Una vez en órbita, el Satélite de Sondeo de Expolanetas en Tránsito, popularmente conocido como TESS, será sometido a pruebas y ajustes durante sesenta días antes de comenzar su misión de dos años.
A lo largo de su misión espacial, las cuatro cámaras de 16,8 megapíxeles de TESS tomarán imágenes de alta resolución que serán analizadas en la Tierra por expertos en busca de exoplanetas y otros objetos astrofísicos de interés.
Así, las cámaras tomarán fotografías del mismo sector durante 27 días consecutivos, para entonces ajustar su orientación y pasar la misma cantidad de días observando la siguiente porción del cielo a estudiar, y así sucesivamente.
Durante ese periodo, TESS controlará el brillo de cada estrella visible en las cuatro cámaras cada 30 minutos.
15.000 estrellas en cada sector, seleccionadas antes de su lanzamiento como candidatos principales para alojar exoplanetas, serán monitoreadas cada dos minutos.
Para conseguir su objetivo, TESS medirá la disminución de la luz de las estrellas cuando un planeta pasa por delante y causa bloqueo. La dimensión de este bloqueo, según Guerrero, ayudará a determinar el tamaño de los exoplanetas y la distancia a su estrella central.
«Gracias a las imágenes y datos recopilados por TESS, podremos calcular si el planeta analizado en cuestión se encuentra en la zona habitable de la estrella que orbita, es decir, si puede tener agua en la superficie y registrar una temperatura óptima para la vida», explicó Guerrero, que lleva dos años en esa misión.
A través de otros telescopios espaciales, como el James Webb, cuya puesta en órbita se prevé para el año 2020, los investigadores serán capaces de observar las atmósferas de esos exoplanetas investigados para determinar si puede haber vida extraterrestre en esos mundos.