Marijul Narváez, José Garbi , Josefina Sánchez y Judith Poleo
@rioverdeoficial @jul_narvaez
El establecimiento de monocultivos agrícolas crea situaciones de sobreabundancia de alimentos muy concentrados físicamente, de fácil acceso, alta calidad y palatabilidad. Estas condiciones propician la aparición de especies animales con estatus de plaga, debido a que los cultivos crean hábitats muy favorables a esas especies. Lo antes mencionado puede aplicarse al cultivo de arroz en el Sistema de Riego del río Guárico (SRRG), ya que el mismo es atacado severamente por cuatro especies de ratas silvestres como son: Holochilus sciureus, Zygodontomys brevicauda, Sigmodon alstoni y Oryzomys spp. Estas especies causan daños en el arroz al roer el tallo de la planta para alimentarse y/o desgastar los incisivos y al utilizar las hojas y tallos de este cultivo para la construcción de nidos que luego utilizan para reproducirse o descansar. Para disminuir y/o contrarrestar el daño ocasionado por las ratas, los agricultores han utilizado métodos de control químico, manual, físico, cultural y biológico, este último basado en la protección de las especies que son depredadoras naturales de las ratas en la zona (zorros, culebras, gavilanes, mato real, onzas y la lechuza de campanario).
De estos enemigos naturales se destaca la lechuza de campanario, por ser una ave de hábitos nocturnos al igual que las ratas y su dieta está constituido básicamente por pequeños mamíferos, su periodo de reproducción que va de septiembre–abril coincide con la época (ciclo norte–verano), durante la cual se siembra la mayor cantidad de hectáreas de arroz en el Sistema de Riego del río Guárico y por lo tanto existe más disponibilidad de roedores en la zona y precisamente en ese lapso, la lechuza de campanario requiere depredar una mayor cantidad de ratas para alimentar a los pichones que está criando.
Estas características fueron determinantes para que en el año 1987, tesistas de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Técnicos del Proyecto de Roedores que funcionaba en FONAIAP (Ahora INIA) iniciaran los estudios sobre esta ave, a fin de utilizarla como controlador biológico de las especies de ratas que causaban daños en las siembras de arroz de la zona.
Los resultados de las investigaciones realizadas desde entonces revelaron que la lechuza de campanario (T. alba):
1. Utiliza con rapidez estructuras artificiales (nidos artificiales) para reproducirse y/o refugiarse y usa siempre el mismo nido para nidificar.
2. Inicia el periodo de reproducción generalmente en el mes de septiembre y lo finaliza en el mes abril, sin embargo cuando hay abundantes presas (ratas) en los arrozales, puede iniciarse en agosto y extenderse hasta junio.
3. Inicia la reproducción a partir del primer año de edad de nacida.
4. Realiza la puesta de los huevos una vez al año, pero cuando el alimento es abundante o hay fallas en la reproducción pueden haber hasta cuatro puestas. Los huevos son puestos con intervalos de 2 a 3 días.
5. La incubación inicia desde el día en que pone el primer huevo, de esta forma los pichones van naciendo con dos o tres días de diferencia. La duración de la incubación varía entre 29 a 31 días.
6. El tiempo desde la eclosión de los huevos hasta el vuelo de los pichones varía entre 65–70 días.
7. El promedio de huevos por puesta fue de seis y el promedio de pichones nacidos por puesta fue de cinco, aunque estos números dependen de la cantidad de alimento (presas) disponible en la zona.
8. La lechuza de campanario depreda animales vivos y enteros. 98,8% de las presas consumidas son pequeños mamíferos, el resto incluye aves, insectos, anfibios o reptiles. De los pequeños mamíferos el 99,7% fueron ratas asociadas al cultivo de arroz y el 0,30% murciélagos.
9. Después de digerir los tejidos suaves de las presas a las pocas horas regurgita el resto de la presa consumida en forma de bolo o egagrópila, las cuales pueden contener huesos, dientes pelos, plumas, quitina y otro material no digerido.
10. Un promedio de 75 ratas son utilizadas por una pareja de lechuzas para alimentar a un pichón desde su nacimiento hasta el vuelo.
11. La lechuza de campanario aumentó su efecto depredador cuando fueron colocados postes en T o paraderos, alrededor de los tanques sembrados con arroz.
12. En estudios de laboratorio fue susceptible a la mortalidad por efecto indirecto de los raticidas anticoagulantes, al consumir ratas envenenadas con estos productos.
Los resultados promisorios obtenidos en las investigaciones motivaron a que los productores de arroz colocaran nidos artificiales en sus unidades de producción y que la Asociación de Prevención y Control de Roedores del estado Guárico (APREGUA), en 1994, desarrollara un proyecto a gran escala sobre nidificación artificial de lechuza de campanario a fin de incluir el control biológico dentro del manejo integrado de ratas asociadas al cultivo de arroz. A tal efecto fueron colocados nidos artificiales en los diferentes sectores del sistema de riego. Esta acción, junto a la protección de los nidos naturales, contribuyó con el aumento y mantenimiento de la población de lechuzas y por ende con la disminución de la población de ratas en las siembras de arroz y la mejora en los niveles de producción de este cultivo. Asimismo, desde finales del año 2000 y hasta el presente, funciona en el INIA–Guárico planta sede, El Centro de Reproducción de la Lechuza de Campanario, como medida estratégica para mantener un área de reserva de la especie dentro del SRRG. En el mismo son colocados nidos artificiales y protegidos los nidos naturales en todas las áreas de esta Institución.
Desde sus inicios y hasta el presente una diversidad de organismos e instituciones han colaborado y/o trabajado en actividades relacionadas con proyectos de investigación y control de la lechuza de campanario (T. alba) en el SRRG, entre ellos la Facultad de Agronomía de la UCV, APREGUA, INIA, Ministerio de Agricultura y Cría (Ahora Ministerio de Agricultura Productiva y Tierras), SASA (Ahora INSAI), Gobernación del Estado Guárico a través de FONDER, PDVSA a través de PDV–Marina y Palmaven, CIARA LARA, Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales (SVCN), Productores de Arroz del Sistema de Riego río Guárico, Ministerio del Ambiente (ahora Ministerio de Ecosocialismo y Aguas), guardaparques universitarios del Parque Bararida de Barquisimeto, Las Plumas, Universidad Simón Bolívar.
La colocación de nidos artificiales en los últimos periodos de reproducción de la lechuza de campanario ha bajado debido entre otras causas a que los reportes de la población de ratas en las siembras de arroz han disminuido. La investigación de la actividad reproductiva y depredadora continúa en las instalaciones del Centro de Reproducción del INIA–Guárico. Los resultados sobre el uso de los nidos obtenidos durante el periodo reproductivo 2016–2017 en este centro fueron los siguientes: un total de 87 nidos artificiales fueron observados, de los cuales 74 (85%) lo ocuparon las lechuzas para efectuar su reproducción. De los nidos no ocupados, 8(9,1%) fueron utilizados por otras especies animales: 6 por abejas (Apis mellifera) y 2 por zamuros (Coragyps atratus). Un total de 17 nidos naturales ocupados por las lechuzas fueron encontrados en árboles y/o construcciones abandonadas del área de estudio.
En la Península Ibérica se creía que las lechuzas bebían el aceite de las lámparas de las iglesias, dejando los santos a oscuras (cuando los verdaderos ladrones eran los sacristanes). Al posarse sobre las lámparas o rozarlas y derramar el aceite, se creía que odiaban la luz, como si fueran espíritus malignos. Así lo atestiguan refranes como “donde hay coruja aceitona hay sacristana ladrona” y su nombre en catalán, òliba, hace referencia a este mito (oli significa aceite). Fueron cazadas y colgadas muertas de las puertas de iglesias y graneros para ahuyentar al fuego y al rayo.
Las vocalizaciones de las lechuzas también se interpretan como anuncios de la muerte, y existe la creencia (sin fundamento alguno) que si se oye una durante varias noches seguidas (cosa nada difícil, dados sus hábitos sedentarios) una persona perderá pronto la vida.
En otras culturas también existen leyendas negativas sobre las rapaces nocturnas en general: en África que son enviadas por brujos para matar gente o demonios malignos que anuncian desastres, en las pampas argentinas que son hermanas del demonio, en Sicilia, muerte o enfermedad, en nuestro país en algunas localidades se cree presagian la muerte, otras personas las asocian a brujas por su vocalizaciones, estas leyendas y mitos negativos hacen que las personas teman a estas maravillosas aves, cazandolas constantemente, hoy con esta experiencia sabemos que pueden ser provechosas en los cultivos. Actualmente la lechuza se encuentra en estado de vulnerabilidad y con un futuro incierto debido a las transformaciones introducidas por los humanos en el medio rural, como los cambios de cultivo o el uso de pesticidas y rodenticidas, que causan la muerte de sus presas (ratones) o indirectamente de las aves mismas, porque conocer es proteger les invitamos a seguir explorando las maravillas de nuestra Venezuela megadiversa con río verde.