8 de cada 10 contagiados con coronavirus presentan una pérdida total del sentido del olfato. Así lo indica un estudio sobre la presencia de ese síntoma en pacientes con infección leve o moderada de la enfermedad.
La investigación publicada en la revista European Archives of Oto-Rhino-Laryngology, cuyos resultados son preliminares, contó con la participación de 417 pacientes de centros asistenciales de España, Francia, Italia y Bélgica.
El estudio fue elaborado por el equipo de Jóvenes Investigadores de la Federación Internacional de Sociedades de Otorrinolaringología (YO-IFOS). Además, contó con el respaldo de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) y otras organizaciones europeas.
El especialista en otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra Nicolás Pérez recordó a EFE que fue en Alemania donde se comenzó a sospechar entre el personal sanitario la pérdida del olfato en casos positivos de covid-19 en Europa.
«La pérdida del olfato es un marcador en urgencias muy claro de la infección por coronavirus. Es un síntoma demasiado llamativo para lo sorprendentemente poco mencionado que es«, considera Pérez.
El médico enfatizó que hasta el momento existen muchas interrogantes y pocas respuestas en relación con este tema.
A la investigación de la YO-IFOS se le añade otro informe científico-técnico del Ministerio de Sanidad sobre covid-19, que recoge los resultados de un estudio realizado a 214 pacientes de un hospital de Wuhan, China. Los datos señalan que solo 5% de ellos había presentado hiposmia, pérdida parcial del olfato.
En ese sentido, representan datos muy disímiles entre Europa y China acerca de ese síntoma y los expertos todavía no tienen la explicación, reseña Estrella Digital.
El coordinador de YO-IFOS de la Seorl-CCC, Carlos Chiesa, resalta diversas hipótesis como que existe algo de estirpe genética que diferencia a las poblaciones afectadas en Europa y en Asia.
También algún tipo de divergencia del propio virus, ya que los estudios de la enfermedad muestran hasta 15 variaciones genéticas en relación con el que se detalló por primera vez en China.
El experto enfatiza que los virus poseen la capacidad de ir mutando a medida que invaden nuevos organismos.
A su vez, otra de las suposiciones que manejan los expertos es que los sanitarios chinos no habrían investigado en ese síntoma en los pacientes, ya que al principio en Europa tampoco se indagaba por la pérdida del olfato.
«Probablemente no lo hayan preguntado los colegas chinos, no se percataron igual porque les pilló de golpe toda la enfermedad, así como nos ha pillado a nosotros hace un mes, que nos ha venido todo como de golpe», dijo Chiesa, quien trabaja en el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Donostia.
El experto en otorrinolaringología del Hospital 12 de Octubre de Madrid, Alfredo García, coincide en que todavía se desconoce por qué en China no se han registrado apenas casos positivos por coronavirus que perdieron el olfato.
García añade que en España 30% de los pacientes contagiados por covid-19 que están asintomáticos reportan la anosmia.
«Sabemos que es un síntoma muy frecuente. Estamos viendo con mucha frecuencia entre los sanitarios y muchos pacientes que el único síntoma que tienen es la falta de olfato», dijo.
Aunque el médico no puede precisar la razón que causa que los infectados no puedan oler, presume que podría estar originado por el daño directo que causa el virus a las terminaciones del nervio olfatorio.
«Habitualmente, la causa más frecuente de pérdida de olfato es el catarro o los brotes de alergia, se congestiona la nariz y el estímulo olfatorio no llega al nervio, pero lo característico de la anosmia por covid-19 es que no se tiene congestión en la mayor parte de los casos», indica el especialista del 12 de Octubre.
Por su parte, Chiesa aclara que a las dos semanas después de la enfermedad, 90% de los pacientes tiende a recuperarlo; no obstante, destaca que también se investiga por qué hay pacientes que empiezan a recuperar el olfato, pero sufren parosmia: «Son capaces de notar un olor, pero no lo asocian con lo que nosotros les estamos haciendo oler sino que es como si olieran otra cosa. Por ejemplo, les das a oler alcohol y te dicen que huele a melocotón», señala.