Nuevo retraso, y ya es el tercero en casi tres semanas, del regreso de la nave Starliner a la Tierra.
La cápsula espacial de Boeing, que lleva acoplada en la Estación Espacial Internacional desde el pasado 6 de junio, iniciará ahora su maniobra de retorno no antes del 2 de julio, según ha informado la NASA.
Desde el día 14, fecha inicialmente prevista, la agencia ha ido postergando cada pocos días el retorno del vehículo, afectado por varias fugas de helio y problemas en los propulsores que, aunque teóricamente no deberían comprometer la seguridad de los astronautas ‘Butch’ Wilmore y ‘Suni’ Williams –que viajaron a bordo para probar manualmente la nave y deberán emprender también la vuelta–, deben supervisarse y tratar de subsanarse antes de dar luz verde al reingreso.
«Nos estamos tomando nuestro tiempo y siguiendo el proceso estándar de nuestro equipo de gestión de misión», dijo Steve Stich, gerente del Programa de Tripulación Comercial de la NASA, en una actualización el pasado viernes por la noche. «Estamos dejando que los datos impulsen nuestra toma de decisiones en relación con la gestión de las pequeñas fugas del sistema de helio y el rendimiento de los propulsores que observamos durante el encuentro y el acoplamiento [con la EEI]», añadió.
La misión, llamada Crew Flight Test (Misión de Vuelo Tripulada), también prevé al menos una caminata espacial, si bien diversos problemas en los trajes espaciales están generando inconvenientes para llevarla a cabo.
La Nasa llama a la tranquilidad
Con todo, Stich subraya que los retrasos no han de ser motivo de alarma: «Starliner está funcionando bien en órbita mientras está acoplado a la estación espacial. Estamos utilizando estratégicamente el tiempo extra para despejar el camino para algunas actividades críticas de la estación mientras completamos la preparación para el regreso de ‘Butch’ y ‘Suni’ en Starliner y obtenemos información valiosa sobre las actualizaciones del sistema que querremos realizar para las misiones posteriores a la certificación».
La Starliner, que hasta su lanzamiento había sufrido años de retrasos y sobrecostes, tiene su origen en un acuerdo firmado en 2014 entre Boeing y la NASA para que la multinacional fabricase una flota de vehículos que permitiesen llevar cargamento y astronautas a la EEI –algo que ya hace SpaceX desde 2020–. En el mejor de los casos, obtendría permiso para empezar operar a partir de 2025, si la prueba ahora en curso resultase exitosa. No está claro si las fugas de helio y los problemas sufridos en los propulsores postergarán o no esa entrada en servicio.
Por su parte, la NASA recalca que la tripulación «tiene muchos suministros en órbita», por lo que pueden permanecer en la Estación hasta mediados de agosto.