Un avión de la aerolínea australiana Qantas despegará este viernes desde Nueva York con destino a Sidney. Este vuelo experimental será de casi 20 horas y no tendrá escala. Su motivo es para estudiar el impacto de estos desplazamientos en la salud.
Es el primero de los tres de prueba previstos con los nuevos Boeing 787-9s entre Sidney y Londres, y Sidney y Nueva York. Ahí viajarán un máximo de 50 personas, incluida la tripulación.
El avión se convertirá en un laboratorio. Seis pasajeros voluntarios estarán equipados con tecnología portátil. Tendrán que seguir un plan de sueño, ingesta de comida y bebida, y de movimientos físicos diseñado para contrarrestar el desfase horario.
En la investigación, que es la primera de este tipo en el mundo, también se analizará la idoneidad de sus servicios a bordo.
«Generalmente en los vuelos nocturnos, poco después de despegar, se ofrece a los pasajeros una cena y después se apagan las luces. Pero quizá no sea la mejor alternativa para reiniciar el reloj corporal del pasajero al huso horario del lugar de destino», dijo en un comunicado el director ejecutivo de Qantas, Alan Joyce.
Proyecto Sunrise
El vuelo experimental, que forma parte del Proyecto Sunrise de la aerolínea, también analizará el ciclo de sueño y el estado de alerta de los pilotos.
Estos llevarán electroencefalogramas para medir su actividad cerebral. Tendrán instaladas cámaras en la cabina que grabarán sus actividades operativas, y proporcionarán muestras de orina durante y después del viaje para evaluar los niveles de melatonina y analizar las reacciones de su reloj corporal.
«El Proyecto Sunrise está empujando los límites más lejos. Sabemos que tenemos que esforzarnos más en pensar sobre el bienestar de tripulación y pasajeros cuando se está casi 20 horas en el aire. Por eso que la investigación es importante», añadió Joyce.
La prueba tendrá lugar después de que el presidente de la Asociación Australiana e Internacional de Pilotos, Mark Sedgwick, dijera que los vuelos deben verse bajo el prisma de la seguridad antes de aumentar los tiempos de los mismos.
«Desde la perspectiva del piloto, el punto clave es asegurarse de que al final del vuelo la tripulación pueda estar atenta y sea capaz de tener una actuación óptima», recalcó el líder sindical.
Largos trayectos
Antes del primer vuelo experimental, un estudio Qantas y la Universidad de Sidney reveló que 54% de los pasajeros usan tapones de oídos para intentar dormir en los vuelos de larga distancia. 38 % bebe alcohol y otro 10% ingiere somníferos.
Asimismo, 39% se alimenta con comida saludable después de aterrizar. Pero solo 47% intenta exponerse a la luz solar al llegar a su destino, que es un método para combatir el desfase horario.
Qantas persigue operar vuelos comerciales directos a Nueva York y Londres desde la costa este australiana (Sidney, Melbourne y Brisbane) a partir de 2022.
Qantas ofrece desde 2018 un vuelo directo de 17 horas entre Perth, en la costa oeste australiana, y Londres, que la aerolínea ya ha utilizado para obtener información sobre el impacto de trayectos de largo recorrido en pasajeros y tripulación.
El vuelo más largo sin escalas lo ofrece actualmente Singapore Airlines, que también desde el año pasado enlaza el aeropuerto de la ciudad-estado con el de Newark, en Nueva Jersey en 18 horas y media.
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