El fondo marino estuvo habitado por gusanos depredadores gigantes durante la Edad Miocena (desde hace 23 hasta 5,3 millones de años). El descubrimiento lo hizo una nueva investigación internacional publicada en Scientific Reports.
Los científicos identificaron una nueva traza fósil (restos indirectos de la actividad de animales) relacionada con estos misteriosos animales, posibles ancestros del gusano bobbit (Euniceaphroditois), que aún vive en la actualidad.
Estos organismos generadores de trazas pudieron haber colonizado el lecho marino del continente euroasiático hace unos 20 millones de años. El hallazgo se basa en la reconstrucción de madrigueras gigantes observadas en sedimentos marinos de edad Miocena del noreste de Taiwán (China).
El investigador del departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada Olmo Míguez Salas participó en este estudio, llevado a cabo en el contexto de un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Taiwán.
Míguez Salas y los demás investigadores reconstruyeron esta nueva traza fósil, a la que bautizaron como Pennichnusformosae. Consiste en una madriguera en forma de L, de aproximadamente 2 metros de largo y 2 o 3 centímetros de diámetro, por lo que el tamaño del organismo generador de esta traza debió ser análogo al de la madriguera.
Esta morfología sugiere que las madrigueras probablemente estaban habitadas por gusanos marinos gigantes depredadores parecidos a los gusanos bobbit.
Un estudio de la madriguera
Los gusanos bobbit se esconden en madrigueras largas y estrechas dentro del lecho marino y se impulsan hacia arriba para agarrar presas con sus fuertes mandíbulas. Los autores sugieren que, tras capturar a su presa y retraerse su madriguera para digerirla, se generaron distintas estructuras de colapso conservadas.
El análisis detallado reveló una alta concentración de hierro hacia la sección superior de la madriguera. A juicio de los investigadores, esto indica que el gusano reconstruyó su madriguera secretando mucus para fortalecer la pared.
Aunque los gusanos marinos existen desde principios del Paleozoico, sus cuerpos se componen principalmente de tejido blando y, por lo tanto, rara vez se conservan. Se cree que la traza fósil descubierta en el estudio es la primera conocida de un depredador de emboscada (aquellos que esperan quietos a su presa) subterráneo.
Míguez Salas apuntó que este hallazgo proporciona una visión poco común del comportamiento de estas criaturas bajo el lecho marino. Además, pone de manifiesto la utilidad del estudio de las trazas fósiles para entender el comportamiento de los organismos del pasado.