Sumergidos en un baño de bolas rosas o lanzando puñados de papelillos multicolores, adolescentes y veinteañeros se encuentran en un estudio londinense especialmente diseñado para hacerse selfies y fotos destinadas a las redes sociales.
El espacio efímero «The Selfie Factory» se instaló durante seis semanas en Westfield, uno de los centros comerciales más grandes de Europa. Allí vio pasar a miles de personas por su veintena de decorados temáticos.
El estudio, que cierra este jueves, tiene una pared de donuts, un gigantesco oso de peluche, una sala de restaurante típica de los años 1950… para crear imágenes extravagantes con las que actualizar el fondo de pantalla y arrancar «me gusta» en las redes.
«Me encantan todas las salas», dice Molly Briant, de Stevenage, en el norte de Londres. Pagó 10 libras (12,30 dólares o 11,20 euros) por esta original sesión fotográfica.
«Quedará muy bien en mi Instagram y será diferente de lo que ya tengo en mi cuenta», agrega la británica de 19 años de edad. Mientras, unas madres toman fotos de sus bebés sentados junto a un teléfono antiguo de color amarillo.
La vida en las redes
El espacio, cuyo concepto es popular en Asia y en Estados Unidos, fue imaginado por Will Bower, de 26 años de edad.
Cuando viajan, este joven emprendedor y su novia siempre buscan los mejores lugares para las fotos y selfies. Luego las suben a Instagram.
Pero, como siempre suele haber cola en los sitios más vistosos, se planteó por qué no reunir en un mismo lugar una multitud de escenarios originales. Y así nació «The Selfie Factory».
«A nuestra generación le gusta montar cosas en línea y siempre cuesta encontrar más contenido. The Selfie Factory les ofrece una tonelada de opciones de una vez», dice.
«Mucha gente vive su vida en redes sociales como Instagram. Estoy seguro de que los lugares como este se van a multiplicar en el futuro», predice Bower. «La gente entra, pasa una hora divirtiéndose y tomando tantas fotos y selfies como quiere», agrega.
Para Jane Juby, de 41 años de edad, es una buena ocasión para crear recuerdos de sus dos hijas adolescentes, Nancy de 18 años y Ambre de 15 años de edad.
«Nancy empieza pronto la universidad. Buscamos actividades divertidas para hacer juntas antes de que se marche», explica. Y reconoce: «Esto no es realmente lo mío. Todo consiste en posar y tener más seguidores».
Entre la gran multitud de jóvenes se ve también a algunos sexagenarios que posan con grandes sonrisas junto a un elefante rosa.
Según Bower, «The Selfie Factory» también recibió la visita de influencers, esos que se ganan la vida con sus actividades en las redes sociales.
Como Eliza Bendall, de 19 años de edad, que se fotografía con una maleta repleta de productos de belleza que pronto saldrán al mercado.
«Espero que tengamos algunas fotos geniales», dice. «Por ahora mi preferida es la del restaurante de los años 1950, me encanta ese ambiente tan ‘Grease'», dice en referencia a la película musical de 1978 con John Travolta y Olivia Newton-John.