Las fresas son una de las frutas más completas. Tan solo un cuenco proporciona 100% de las necesidades diarias de vitamina C además de contener nutrientes saludables para el corazón como folato, potasio, fibra, fitoesteroles y polifenoles. Ahora, un nuevo estudio publicado en Nutrients ha añadido un nuevo poder demostrando que su consumo diario mejora la memoria y los síntomas de la depresión.
En una investigación llevada a cabo durante 12 semanas el consumo diario de fresas consiguió reducir la interferencia en la memoria y los síntomas depresivos entre adultos de mediana edad con sobrepeso y deterioro cognitivo leve autoinformado.
Este ensayo controlado aleatorio, doble ciego incluyó a cinco hombres y 25 mujeres. Un grupo recibió un polvo de fresa preparado a partir de fruta entera desecada, liofilizada y molida en una cantidad equivalente a un cuenco de fresas frescas enteras.
El segundo grupo recibió el polvo de control que fue diseñado para tener la misma apariencia, sabor y carga de carbohidratos que el polvo de fresa y contenía fibra pero ningún contenido polifenólico.
Los hallazgos mostraron que tras 12 semanas, los participantes que recibieron la fruta entera en polvo de fresa cometieron menos «errores de intrusión» durante una tarea de aprendizaje, como por ejemplo, recordar o repetir palabras.
Esto tiene relevancia en términos de identificar el deterioro cognitivo, ya que la interferencia de la memoria no es infrecuente en el contexto del envejecimiento, especialmente en la demencia en la vejez. Además, los participantes que recibieron la fruta informaron niveles más bajos de síntomas depresivos, lo que implica una mejor capacidad de afrontamiento emocional. Robert Krikorian, profesor de la Universidad de Cincinnati explica en un comunicado que los «hallazgos probablemente puedan atribuirse a las acciones antiinflamatorias de las antocianinas que se encuentran en las fresas».
Por su parte, Chris Christian, vicepresidente de la Comisión de la Fresa de California afirma: «Estamos entusiasmados con estos hallazgos y con el futuro de la investigación sobre polifenoles» y añade: «El vínculo entre el consumo de fresas y la salud del cerebro se ha explorado bien en estudios tanto clínicos como poblacionales. Por ejemplo, las fresas y la pelargonidina, un bioquímico que se encuentra principalmente en las fresas, se asociaron con un riesgo reducido de demencia de Alzheimer en estudios realizados en la Universidad Rush. Y otros estudios observacionales a largo plazo encontraron que los consumidores de fresas tenían tasas más bajas de deterioro cognitivo».
El profesor e investigador Krikorian, concluye: «La demencia es un término general que incluye muchas enfermedades diferentes, todas sin remedio» y añade : «No está claro cuándo y si habrá una terapia eficaz disponible. La prevención y la mitigación mediante elecciones dietéticas y de estilo de vida es actualmente el mejor enfoque que tenemos».