Brasil y Japón chocaron con propuestas opuestas sobre la política a seguir en relación a la caza ballenas. La actitud del país suramericano es conservadora mientras que los asiáticos quieren flexibilizar la actual moratoria a la caza de grandes cetáceos.
Las opiniones se conocieron en la apertura de la sexagésima séptima reunión plenaria de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) que se realizará hasta este viernes en la ciudad de Florianópolis, en el estado de Santa Catarina (sur de Brasil).
El evento, que reúne a representantes de 75 de los casi 90 países que integran la organización, se celebra por primera vez en Brasil, que propondrá de nuevo crear un santuario para las ballenas en el Atlántico Sur.
Por su parte, Japón pretende aprobar una serie de cambios de procedimientos en su tentativa para flexibilizar la actual moratoria a la caza comercial de ballenas, en vigor desde 1986. Desde ese año solo son permitidas la caza de ballenas para fines científicos y aquella practicada por los pueblos aborígenes con fines de subsistencia y solo en determinadas regiones.
Aimee Leslie, directora del programa marino del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) en Perú y coordinadora global para la conservación de cetáceos y tortugas marinas de la organización, afirmó que es muy poco probable que prospere la iniciativa nipona por falta de apoyo, lo cual aseguró que es una buena noticia para la conservación.
“El peligro siempre está en qué pasaría si Japón deja la CBI. Este siempre ha sido un tema latente, pero pensamos que es poco probable que Japón decida darle la espalda”, subrayó.
Leslie recordó que se está presentando un informe de un grupo de expertos del organismo que indica que Japón no ha tenido en cuenta el 75% de las recomendaciones realizadas para llevar a cabo la caza con fines supuestamente científicos.
“Esto es preocupante porque si hoy la caza que se realiza con fines científicos no cumple con los requerimientos que la CBI establece, el peligro de reabrir la caza comercial es una locura”, alertó Leslie.
Un grupo de activistas medioambientales se manifestaron a favor de crear el santuario marino y condenaron la postura de países como Japón, Islandia o Noruega.
Estados Unidos presentó una propuesta para establecer cuotas de caza de ballenas con carácter aborigen que se renueven automáticamente, un asunto que actualmente se debate cada seis años en la comisión.
Apoyada por Sudáfrica, Argentina, Gabón y Uruguay y varias ONG, la propuesta brasilera de crear un santuario de ballenas de 20 millones de metros cuadrados en el Atlántico Sur ya ha sido rechazada en anteriores reuniones por la mayoría de los integrantes del organismo.
Para aprobar ese proyecto es necesario el apoyo de tres cuartas partes de los países que integran la Comisión Ballenera Internacional.
La región del Atlántico Sur alberga más de 50 especies de ballenas, seis de las cuales son altamente migratorias.
“Es hora de que actuemos en la CBI de forma convergente para que este foro también pueda presentar una visión conjunta al respecto de la conservación y el manejo del medioambiente marino”, afirmó Edson Duarte, el ministro de medioambiente de Brasil.
También está en la agenda una propuesta para la protección de los grandes cetáceos en relación a las redes y objetos de pesca perdidos o descartados en el mar.
Creada en 1946, la Comisión Ballenera Internacional se reúne cada dos años para adoptar medidas de protección de estos animales tanto a nivel regional y global.