Investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona (noreste de España) descubrieron los mecanismos moleculares que apoyan a las defensas naturales del cuerpo contra el desarrollo del cáncer de piel.
El descubrimiento, que publica este martes la revista Cell Reports, ofrece, según los investigadores, nuevas pistas sobre el comportamiento del cáncer de piel en el ámbito celular y allana el camino para posibles nuevas dianas terapéuticas para tratar la enfermedad.
«Descubrimos que la proteína CSDE1 coordina una compleja serie de mecanismos moleculares que impulsan la senescencia en las células de la piel, ralentizando su función sin causar la muerte», explicó Rosario Avolio, bioquímica, primera autora del estudio y alumna posdoctoral del CRG.
Avolio señaló que «las células senescentes actúan como un cortafuegos contra el cáncer, suprimiendo la formación de tumores».
La investigación, liderada por la investigadora del CRG Fátima Gebauer, se llevó a cabo recopilando ceratinocitos de ratón, el tipo de célula cutánea más abundante en la epidermis.
Los ceratinocitos pueden provocar varios tipos de cáncer de piel, incluidos los carcinomas de células basales y escamosas, dos de los cánceres humanos más frecuentes.
De forma experimental, los investigadores introdujeron genes que promueven la formación del cáncer, induciendo las células a un estado de senescencia y así descubrieron que, cuando se agotan los niveles de CSDE1, las células no pueden experimentar la senescencia y se inmortalizan, un paso necesario para desarrollar cáncer.
Experimentos con células sin la proteína CSDE1 revelaron que cuando estas se implantan bajo la piel de los ratones comienzan a formar tumores malignos.
Los investigadores indicaron que sorprendentemente, todos los ratones tratados de esta forma desarrollaron carcinomas de células escamosas al cabo de entre 15 y 20 días.
Los investigadores vieron «el rol clave» de CSDE1 que promueve la supresión de tumores a través de dos mecanismos distintos: hace que la célula secrete un cóctel de citocinas y enzimas que obligan a la célula a entrar en un estado de detención permanente del crecimiento, y detiene la síntesis de YBX1, una proteína conocida por promover el crecimiento y la agresividad de los tumores.
«Los hallazgos del estudio son sorprendentes porque CSDE1 se ha relacionado previamente con la promoción de la formación de cánceres, no con su supresión», resaltan los investigadores.
Estudios previos desarrollados por el mismo grupo dirigido por Gebauer encontraron que la proteína CSDE1 promueve la formación de metástasis en el melanoma, un tipo de cáncer de piel menos común pero más agresivo, y otros estudios han demostrado que el CSDE1 está relacionado con la proliferación de tumores en muchos tipos de cáncer.
«CSDE1 es el ‘Dr. Jekyll y Mr. Hyde’ de las proteínas. Tiene una dualidad impredecible según el tipo de célula y tejido en el que se encuentre», señaló Gebauer, co-coordinadora dell programa de investigación de Regulación Génica, Células Madre y Cáncer del CRG.
«No sabemos por qué esta proteína promueve el cáncer en algunos casos y lo suprime en otros. Encontrar la causa principal de este fenómeno tendrá importantes implicaciones para el descubrimiento de nuevos tratamientos personalizados contra el cáncer», subrayó la investigadora.
CSDE1 es un tipo de proteína que monitoriza el ARN, adhiriéndose a él, a menudo en el momento en que se trascribe, lo que hace que tenga el potencial de cambiar la función de los ARN sintetizados en una célula.
Según los investigadores del CRG, una posible teoría que explica por qué CSDE1 se comporta de forma distinta en las células normales de la piel comparadas con células cancerosas es la existencia de variantes ligeramente diferentes en cada una, lo que podría afectar a la maquinaria molecular de la célula de distintos modos.
El estudio es uno de los pocos que examina el rol de las proteínas de unión en el ARN en el establecimiento de la senescencia celular, que es una nueva frontera en la investigación del cáncer.
«Durante mucho tiempo se pensó que las proteínas de unión en el ARN son moléculas universales que las células utilizan para el mantenimiento general y que, además, no pueden tratarse de forma terapéutica, pero cada vez está más claro que esto no es cierto y que es un campo emergente fundamental para comprender las enfermedades humanas», concluyó Gebauer.