En marzo de 2013, Samsung presentó un celular que cambiaría su historia: el Samsung I9000, conocido también como Galaxy S. En aquel momento la compañía ya era un referente en la industria móvil, pero el nuevo diseño daría inicio a una de las series de smartphones de gama alta más importantes de todos los tiempos.
Aquel dispositivo nació para competir principalmente contra el iPhone de Apple, aunque también para diferenciarse de sus rivales en Android. El equipo tuvo tan buena acogida que dio inició a la hoy ya famosa serie, de la cual la letra S refiere al término «supersmart».
A la fecha, Samsung ha vendido más de 177 millones de unidades de la línea Galaxy S. Tan solo el primer modelo vendió 25 millones. Desde su lanzamiento, la compañía se ha encargado de presentar un diseño nuevo cada año.
El último modelo de la serie es el Galaxy S20, que fue anunciado en enero de 2020 y cuenta con tres variantes. Este teléfono posee lo más avanzado en tecnología móvil, como conexión 5G, cuatro cámaras principales y un procesador Snapdragon 865 (7nm+).
Pero ¿cómo fue el primer diseño de la serie? ¿Y qué tanta diferencia hay entre ese equipo y el más reciente? A continuación te lo contamos.
El iniciador de la familia S
El legendario dispositivo de Samsung no tenía el tamaño que poseen los recientes ejemplares. El Samsung Galaxy S contaba con una pantalla de 4 pulgadas con una resolución de 800×480 píxeles, una cantidad que hoy nos parece muy pobre pero en ese momento se consideraba el ‘non plus ultra’.
En cuanto a su interior, el celular contaba con un procesador Exynos Hummingbird a 1 GHz, 512 MB de RAM, 8/16 GB de almacenamiento, y una cámara posterior muy discreta de tan solo 5M. Además, venía con el sistema operativo Android 2.1 Eclair instalado.
El más joven
Contrariamente al primer modelo, el Galaxy S20 posee una amplia pantalla de más de 6 pulgadas (en todas su variantes) y resolución de 3200×1400 pixéles. Además, todos los modelos vienen equipados con la tecnología 5G.
Tabla comparativa
