La pandemia de covid-19 ha cambiado casi todos los aspectos de nuestras vidas. Nuestros sueños también. Poco después de que comenzaran los primeros confinamientos muchas personas señalaron que tenían más sueños que antes, con un contenido diferente. Esto se explica por el hecho de que dormían más tiempo y se despertaban sin despertadores ni horarios inmediatos.
Otras personas experimentaron más situaciones de estrés, lo que también puede alterar los sueños. Ahora, un nuevo estudio ha analizado cientos de informes de sueños antes y durante el confinamiento para arrojar resultados detallados del impacto de la pandemia cuando dormimos.
No ha sido fácil estudiar los sueños durante la pandemia de covid-19. Al tratarse de un fenómeno inesperado, fue un desafío encontrar datos de referencia de los sueños con los que establecer comparaciones. Un problema similar ocurrió cuando los investigadores intentaron estudiar cómo cambiaron los sueños debido a los atentados del 11 de septiembre y después del terremoto de San Francisco de 1989.
Un método consistió en preguntar a los participantes si sus sueños cambiaron durante la pandemia en comparación con antes. Este estudio se llevó a cabo en marzo de 2020, cuando YouGov encuestó a una muestra representativa en Estados Unidos. Casi el 30 % de los participantes indicaron que podían recordar más sueños, mientras que solo el 7,5 % informó de lo contrario. Los encuestados también subrayaron que sus sueños se habían vuelto más negativos emocionalmente. Sin embargo, solo 8% de los encuestados dijeron que habían tenido un sueño relacionado con la covid-19.
Un segundo método consistió en recopilar descripciones escritas de los sueños y compararlas con informes recopilados varios años antes por otros autores. Una encuesta como esta fue publicada por la investigadora de la Escuela de Medicina de Harvard, Deirdre Barrett, de marzo a julio de 2020. Solicitaba la presentación de “cualquier sueño que haya tenido relacionado con el coronavirus”.
Los sueños de 2.888 personas fueron procesados por Linguistic Inquiry and Word Count (LIWC), que es un método de análisis de texto computarizado. Identifica emociones, como felicidad o tristeza, y otras categorías de contenido. El estudio encontró que los sueños pandémicos tenían más emociones negativas y menos emociones positivas en comparación con los sueños prepandémicos.
Mejorando la comprensión del sueño
Un nuevo estudio, realizado por Natália Mota, de la Universidad Federal de Río Grande en Brasil, y sus colegas, utilizó un tercer método. Estos investigadores recopilaron informes de sueños de 67 participantes brasileños utilizando el mismo procedimiento antes y durante el confinamiento.
Un grupo de participantes había informado sobre sus sueños durante septiembre y noviembre de 2019. El otro grupo los envió durante el confinamiento en Brasil entre marzo y abril de 2020.
Los dos grupos estaban bien distribuidos por nivel educativo, edad y sexo.
El estudio evaluó todos los sueños que recordaban los participantes durante cada período. Por tanto, los sueños no fueron seleccionados por los participantes. Esto es importante porque dicha selección hubiera podido sesgar los resultados.
El estudio también utilizó el programa LIWC para identificar automáticamente palabras relacionadas con las emociones en los informes de los sueños. En total se evaluaron 239 informes. Los investigadores descubrieron que los informes de sueños durante la pandemia eran más largos que los prepandémicos. También notaron que los sueños pandémicos contenían significativamente más rabia y tristeza que los sueños prepandémicos. Este efecto se encontró incluso cuando se tuvo en cuenta la mayor duración de los informes de sueños.
El nivel de rabia y tristeza en los sueños también estaba relacionado con la cantidad de sufrimiento mental que tenía la persona como resultado del aislamiento social durante el confinamiento domiciliario. Esta conclusión enlaza con la teoría de la regulación emocional de los sueños, que sugiere que procesamos y regulamos nuestras emociones cuando dormimos. Los sueños pandémicos también tenían más referencias a la suciedad y la limpieza. Los autores relacionan esto con la teoría de la simulación de amenazas, que sostiene que practicamos la superación de amenazas en la realidad virtual de nuestros sueños.
Los participantes también tenían que describir si habían contado sus sueños a otras personas durante el periodo en que se produjo el estudio. Resultó que tal comportamiento ocurrió más en la categoría de personas felices, enérgicas, pacíficas, altruistas y creativas.
Esto podría deberse a que tener una actitud positiva hace que sea más probable que el individuo analice y comparta sus sueños. Pero también puede ser que considerar sus sueños y hablar de ellos produzca estos beneficios positivos. Esta última teoría está respaldada por el trabajo que hemos realizado sobre los beneficios de compartir sueños. En particular, descubrimos que discutir un sueño durante 30 minutos con un amigo o familiar, y relacionarlo con circunstancias recientes de la vida, puede hacer que el oyente sienta empatía hacia la persona que comparte el sueño. Esto puede ayudarnos a sentirnos menos solos.
Quizás las personas que comparten sueños pandémicos sean más propensas a tomar en serio el miedo, la rabia y la tristeza que sienten, emociones que a menudo podemos olvidar durante las horas de vigilia. Hablar de los sueños con los demás, por lo tanto, puede ser útil para controlar las emociones, en lugar de sufrir en silencio.
Los autores del nuevo estudio concluyen que prestar atención y contar nuestros sueños es una “forma relativamente segura de autoobservación y manejo de la salud mental que se puede recomendar durante este período de incertidumbre”. Esto vuelve a demostrar que compartir sueños con familiares y amigos tiene beneficios para el soñador y la sociedad en general.
Mark Blagrove, Professor of Psychology, Swansea University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.