Buenas noticias, presuntamente, para la salud pública. La inmunidad de la población frente al nuevo coronavirus es probablemente muy superior a la que indican los actuales test de anticuerpos. Esto según una investigación del Instituto Karolinska, en Estocolmo (Suecia).
Dos de sus principales autores son dos jóvenes biólogos españoles: Olga Rivera, de 25 años de edad y André Pérez Potti, de 31 años.
«Se está subestimando el porcentaje de población inmunizada», coincidieron.
«En Suecia , creemos que el número de personas que contrajo el virus puede ser casi el doble de lo que se está diciendo a partir de los test de anticuerpos», agregó Pérez Potti.
Los primeros estudios internacionales para conocer las auténticas dimensiones de la pandemia se hicieron con análisis de sangre masivos en busca de anticuerpos específicos, unas proteínas producidas por el organismo para defenderse del nuevo coronavirus.
En España, estos trabajos mostraron que alrededor del 5% de los ciudadanos -más del 11% en Madrid, Segovia, Soria y Cuenca- presentan anticuerpos. Es decir, que estuvieron en contacto con el virus y, presumiblemente, están protegidos al menos temporalmente frente a una reinfección . El estudio del Karolinska se fijó en otro componente esencial de las defensas del cuerpo humano: los linfocitos T, un tipo de glóbulos blancos que son capaces de destruir las células infectadas por el coronavirus.
«Muchos pacientes que dieron positivo al Covid ya no tienen anticuerpos, pero sí mantienen estos linfocitos T. Vemos que hay al menos 70% más de personas inmunizadas que las que se detectan con test de anticuerpos», detalló Pérez Potti.
El equipo examinó, con una exhaustividad inédita hasta ahora, el sistema inmune de unas 200 personas con perfiles muy variados. Los linfocitos T específicos contra el nuevo coronavirus se detectaron en 100% de los supervivientes de un Covid grave; en 87% de los pacientes que se recuperan de una versión leve. En 67% de los familiares que compartían casa con enfermos sintomáticos y en 46% de los individuos aparentemente saludables que donaron sangre durante la pandemia.
Sorprendentemente, los investigadores también detectaron linfocitos T «potencialmente» activos contra el nuevo coronavirus en 28% de las personas que donaron sangre en 2019, meses antes de la pandemia, un dato que los autores achacan a la exposición a otros coronavirus implicados en el resfrío común.
«Existe otro nivel de inmunidad que confiere cierta protección, aparte de la presencia de anticuerpos», indicó Olga Rivera, que se incorporó al Karolinska en marzo para hacer el doctorado.
Sus resultados revelan que muchas personas afectadas, con casos leves o asintomáticos, no tienen anticuerpos detectables meses después de la infección, pero sí linfocitos T. En su estudio, 41% de las personas sin anticuerpos sí presentaba linfocitos T. Como no se conoce ni un solo caso confirmado de reinfección por el nuevo coronavirus en el mundo, los investigadores asumen que los linfocitos T protegen, al menos parcialmente y a corto plazo. «Posiblemente uno no se puede defender totalmente de infectarse y de tener ciertos síntomas, pero sí que los síntomas sean más leves», señaló Pérez Potti.
Tiempo de inmunidad
Solo hay una manera de averiguar cuánto durará esta presunta inmunidad frente al virus: esperar sentados. Para saber si dura un año, habrá que esperar un año. Sin embargo, otros patógenos similares ofrecen ya algunas pistas.
El virus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) -otro coronavirus que apareció en China en 2002- provocó en los enfermos una respuesta de linfocitos T que se mantiene más de 17 años después de superada la infección. Y experimentos con ratones demostraron que los linfocitos T son suficientes para proteger parcialmente a los animales frente a reinfecciones por el virus del SARS.
«Es muy atrevido hablar de inmunidad de grupo, porque no sabemos lo que va a pasar», advirtió la bióloga Olga Rivera
Los test de anticuerpos son rápidos, sencillos y baratos. Pero el análisis de linfocitos T requiere experimentos tediosos, complejos y caros, por eso no se suelen hacer.
«Si fuéramos capaces de realizar test masivos de linfocitos T, se vería que el porcentaje de población inmunizada es mayor de lo que muestran los test de anticuerpos», opinó Rivera.
«Es una buena noticia, pero hay que recordar que el caso de Suecia es un poco distinto, porque aquí fue el salvaje Oeste: no hubo ninguna medida de confinamiento ni ninguna imposición de uso de barbijos», añadió Pérez Potti.
El gobierno sueco optó por una polémica estrategia, basada en meras recomendaciones a la población, en lugar de normas de cumplimiento obligado. Mientras en otros países había prácticamente un toque de queda en el pico de la pandemia, en Suecia los ómnibuses y los bares estaban llenos de gente sin barbijo.
«Los meses de confinamiento en España yo me sentía como en un videojuego: yo estoy aquí, en Estocolmo, en la burbuja de Los Sims, haciendo mi vida, y el resto del mundo está estallando», recordó Rivera. Los últimos test de anticuerpos en la capital sueca sugieren que 16% de la población estuvo expuesta al virus.
Los autores reconocen las limitaciones de su investigación y advierten que es ingenuo pensar que está cerca la llamada inmunidad de rebaño, el momento en el que el virus no puede propagarse más porque ya no hay personas susceptibles.
«Aunque este estudio sea el mayor hasta la fecha, son 200 muestras. Nuestro estudio es pequeño para sacar conclusiones firmes sobre la inmunidad de grupo», admitió Rivera. Su investigación, dirigida por el inmunólogo sueco Marcus Buggert, se publicó en el último número de la revista especializada Cell.
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