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El astronauta Thomas D. Jones pudo comulgar en el espacio | NASA

La hostia consagrada la portaban dentro de una sencilla píxide dorada. Era un domingo de 1994, y los tres astronautas se unieron en oración antes de recibirla a bordo del transbordador espacial Endeavour. Momentos después de comulgar, una deslumbrante luz blanca penetró a través de las ventanas de la cabina. Amanecía. Las lágrimas humedecieron los ojos de Thomas D. Jones, según reconocería el propio astronauta después de tocar tierra.

Jones acudió a la escuela Our Lady of Mt. Carmel en Baltimore, donde fue instruido en la fe católica. Llegó a pasar 54 días en el espacio en cuatro misiones del transbordador. Cada vez que se encontraba ahí arriba se daba cuenta de que era «un astronauta sin importancia». «Sentía una profunda humildad ante mi minúsculo lugar en el universo ilimitado de Dios», afirmó. «A bordo de la estación espacial, reflexionaba en lo mucho que Dios había hecho por mí. Pensé: ‘Qué ilimitados deben ser los dones de Dios para aquellos que realmente los necesitan’», recoge el National Catholic Register.

El comandante Mike Hopkins | Norah Moran

Mike Hopkins, un católico converso, también pudo comulgar a bordo de la Estación Espacial Internacional en 2013. «Recibí la eucaristía cada semana. Hubo un par de ocasiones que fueron especiales: antes de sendos paseos por el espacio. Me fue de gran ayuda saber que Jesús estaba conmigo cuando salí por la escotilla al espacio exterior. Además, en mi último día en órbita, comulgué en la ‘cúpula’, que es esa gran ventana que mira hacia la Tierra, y fue un momento muy especial antes de regresar a casa», rememora el comandante Hopkins.

Los otros tres astronautas no pudieron, lamentablemente, regresar para contar su experiencia. Rick Husband, un católico de Texas, estaba a bordo del transbordador espacial Columbia, que explotó cuando regresaba a la Tierra en 2003, muriendo sus siete ocupantes. «No es posible mirar a las estrellas, la Tierra, la Luna, y no darte cuenta de que hay un Dios ahí fuera que tiene un plan y que diseñó el universo», insistió una vez Husband a un amigo escéptico.

Willie McCool, de Washington, también se encontraba a bordo del fatal vuelo del Columbia. Era un converso al catolicismo. «Quiero confiar mi vida a Jesús y ver hasta dónde puedo llegar, para que Él pueda amar a través de mí», le dijo al sacerdote de Maryland que le bautizó. En su funeral se leyó el salmo 139: «Si subo a los cielos, allí estás Tú (…) Allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha».

Christa McAuliffe, profesora, daba catequesis de Confirmación en su parroquia | NASA

Christa McAuliffe, profesora en New Hampshire, murió en 1986 a bordo del transbordador espacial Challenger, que también estalló. La NASA la había seleccionado entre más de 11.000 candidatos para realizar experimentos y enseñar lecciones desde el espacio.

La mayor de cinco hermanos, había asistido al Marian High School cerca de Boston e impartía catequesis de confirmación en su parroquia. Su primo sacerdote, que había oficiado su matrimonio, presidió su funeral en la iglesia de su ciudad natal.


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