Un asteroide de 650 metros pasará muy cerca de la Tierra mañana, esta vez a una distancia de 1,8 millones de kilómetros. Es una aproximación -en términos astronómicos-, pero no existe posibilidad alguna de colisión.
Desde 2004 no pasaba una piedra espacial de este tamaño o mayor «tan cerca» de la Tierra, informa en su web la NASA. El asteroide de mañana se conoce como 2014 JO25 y fue descubierto en mayo de 2014 por astrónomos del observatorio Catalina Sky Survey, cerca de Tucson (Arizona, EE UU).
La agencia espacial señala que el próximo encuentro conocido de un asteroide de tamaño comparable no se producirá hasta 2027. Ese año, el 1999 AN10 de 800 metros, pasará a tan solo una distancia lunar, es decir, a unos 380.000 kilómetros de la Tierra.
Está clasificado como NEO, objetos próximos a la Tierra (Near Earth Object); se consideran NEO si, en su órbita alrededor del Sol, pasa a menos de 50 millones de kilómetros de la Tierra.
Además, está clasificado como PHA (asteroides potencialmente peligrosos), ya que «viajará» a menos de ocho millones de kilómetros de nuestro planeta.
De los más de 600.000 asteroides de los que se tiene constancia en nuestro sistema solar, unos 12.000 están catalogados como NEO y cerca de 5.000 como PHA, señala a Efe el director del Planetario de Pamplona (España), Javier Armentia. A estos últimos cuerpos se les hace un seguimiento más estricto y se evalúan las probabilidades de impacto para los próximos cien años, detalla este astrónomo, quien recalca que no existe peligro alguno de que el asteroide 2014 JO25 del miércoles colisione con la Tierra.
Hay diferentes escalas que miden el peligro de uno de estos asteroides, como la Escala de Turín (con diez niveles), que tiene en cuenta el tamaño y la cercanía. Desde que funciona (año 2000), ningún asteroide ha sobrepasado el nivel 1, según Armentia, para quien, si bien la probabilidad existe, no hay que ser alarmista.
Según datos de la NASA, el citado asteroide alcanzará el día 19 el punto más cercano a la Tierra desde los últimos 400 años y no volverá a «visitarnos» al menos durante los próximos 500.
De las propiedades físicas de este asteroide, que viajará a una velocidad de unos 33 kilómetros por segundo, se sabe poco, a pesar de que su trayectoria es bien conocida, así que este acercamiento servirá para que los astrónomos profundicen en su conocimiento.
Según Armentia, el acercamiento de este cuerpo rocoso es fundamental para su estudio: servirá sobre todo para confirmar datos de masa y tamaño, y averiguar su densidad, a partir de datos de su rotación.
Telescopios de diversas partes del mundo tratarán de observarlo y monitorizarlo, entre ellos el sistema radar en Goldstone, California, o el Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico.
La NASA señala que este asteroide tiene una superficie aproximadamente dos veces más brillante que la de la luna y será visible en el cielo nocturno después del 19 de abril se prevé que brille con una magnitud 11 (el valor 1 es el más brillante), por lo que podría ser visible con pequeños telescopios ópticos durante una o dos noches.
Armentia cree que la magnitud 11 no es suficiente para una fácil observación: este asteroide quedará fuera del alcance de la mayoría de los ciudadanos, por su brillo, que no será muy intenso; solo astrónomos o aficionados con telescopios con buenos detectores podrán hacer observaciones.