Millones de espectadores en América con telescopios, cámaras con filtro y gafas especiales observaron este sábado el «anillo de fuego» que formó un eclipse anular de Sol en su avance por el continente, desde el norte hasta Suramérica.
En Venezuela, cientos de ciudadanos acudieron emocionados e intrigados al Parque del Este, donde fueron instalados más de una docena de telescopios y se repartieron lentes especiales, como parte de un encuentro de astronomía organizado por el gobierno, registró la agencia EFE.
En las inmediaciones del Planetario Humboldt, la mayoría de los asistentes observó el eclipse con anteojos especiales y unos pocos usaron filtros de máscaras de soldar o placas de radiografías. Esto mientras que una gran pantalla transmitía en vivo el avance del fenómeno, que produjo un efecto llamado «anillo de fuego».
Mientras que en el Planetario de Bogotá, un centro astronómico de la capital de Colombia, un millar de personas vibraron alrededor del mediodía cuando las nubes permitieron ver el eclipse.
El mal clima amenazó con impedirlo, pero el «anillo de fuego» se dejó ver por unos segundos y provocó sonrisas y llanto de felicidad.
Xiomara Cifuentes se emocionó hasta las lágrimas. Junto a su esposo y sus tres hijos pequeños y adolescentes veía a través de un telescopio hecho con cartón.
Al principio, cuando el cielo estaba tapado fue «angustiante», dijo a la AFP. Luego fue «muy emocionante». «Será un recuerdo grato» de la familia para el futuro, agregó la funcionaria pública de 41 años.
Protegido con gafas especiales Jhoan Vinazco, un universitario de 25 años, vio por primera vez un eclipse de Sol. Fue «un momento bastante bonito (…) una cosa indescriptible, sin palabras», sostuvo.
El eclipse empezó a hacerse visible en Estados Unidos en el estado de Oregón poco después de las 09H00 locales (16H00 GMT), sobre la costa del Pacífico. Siguió su camino hacia el sur y en la ciudad de Albuquerque motivó aplausos.
Luego fue visto en México, Honduras, Costa Rica, Panamá y otros rincones de Centroamérica, así como en Colombia y Brasil antes de terminar al atardecer en el Océano Atlántico.
En un escenario similar al de Bogotá, en Manaos, capital del estado de Amazonas, en el noroeste de Brasil, el eclipse pudo observarse pese al cielo gris debido a la nube tóxica que envuelve la ciudad desde hace días por incendios en la selva amazónica.
La NASA, que transmitió en directo entre las 15H30 y 17H15 GMT, había urgido a las personas tomar medidas preventivas y utilizar gafas de visión solar, nunca lentes de sol regulares, para preservar su visión.
Eclipse con sonidos
Previo a su paso por Suramérica, el fenómeno congregó a multitudes en universidades, observatorios astronómicos, sitios arqueológicos de Honduras y México, como las majestuosas pirámides de Teotihuacán, en el Volcán Masaya en Nicaragua o en playas del Caribe de Costa Rica.
En la calurosa Península de Yucatán (este), donde el fenómeno fue más visible en México, cientos se reunieron en el Gran Museo Mundo Maya. «Presenciar aquí un eclipse es una experiencia inolvidable y llena de energía», comentó Pierre Durand, antropólogo francés de 42 años.
En América Central se vio en algunas ciudades de todos los países, a veces con dificultad por las nubes.
En Penonomé, a 160 km de Ciudad de Panamá, Carlos Ramírez recibió el eclipse vestido como un viajero del espacio exterior. «Desde niño soné con ser astronauta (…) Me pareció espectacular el evento aquí en Panamá», dijo a la AFP Carlos Ramírez, un guía turístico de origen colombiano, de 55 años.
Para los no videntes también hubo oportunidad. Santos Espinal, de 54 años, estaba entre una decena de personas ciegas que disfrutaron del eclipse en el Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Honduras, a través del sistema tecnológico «Light to Sound».
«A medida que va cambiando el eclipse, va cambiando el sonido», dijo a la AFP, emocionado.
Cohetes
El acontecimiento también sirve de abrebocas para un eclipse total que ocurrirá en abril de 2024.
Ambos eclipses serán «absolutamente impresionantes para la ciencia», dijo Madhulika Guhathakurta, científica del programa de heliofísica.
Los eclipses solares tienen un efecto notorio en la atmósfera superior, así como en la ionósfera, que está llena de partículas cargadas y responsable de reflejar y refractar las ondas radiales.
«Aunque los efectos atmosféricos de los eclipses solares se han estudiado por más de 50 años, quedan muchas preguntas sin responder», aseguró Guhathakurta.
Para estudiar estos efectos, la NASA lanzará tres cohetes desde el Campo de Misiles de Arenas Blancas en Nuevo México, para recopilar información de los campos eléctrico y magnético, la densidad de electrones y la temperatura.
Un eclipse total se produjo en 2017 en Estados Unidos. Después del eclipse total en abril próximo, el siguiente ocurrirá en 2044, mientras que el siguiente eclipse anular será en 2046.
«Un fenómeno único, ¡cuando vuelva a verlo tendré más de 40 años!», dijo Martha Salmerón de 23 años, turista de la Ciudad de México.
Otro eclipse total será igualmente visible en España en agosto de 2026.
El Sol es cerca de 400 veces más grande que la Luna, pero está igualmente 400 veces más lejos. Por eso, ambos astros parecen de un tamaño similar observados desde la Tierra.