El potente cohete SLS y la cápsula Orión en su cúspide solo esperan el fin de la cuenta atrás para despegar este lunes desde Cabo Cañaveral, en Florida (Estados Unidos), y emprender un histórico viaje sin tripulación a la Luna, el satélite terrestre que no recibe una visita de este tipo desde el fin del programa Apolo, de la NASA.
Si todo sale como está planeado, a las 8:33 de la mañana, hora local (12.33 GMT), el cohete será lanzado desde la plataforma 39B del Centro Espacial Kennedy de la NASA. Y la misión Artemis I comenzará un viaje de seis semanas, en el que llegará a ubicarse a más de 450.000 kilómetros de distancia de la Tierra antes de emprender una vuelta que culminará en el Océano Pacífico.
Se espera la presencia de la vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris, además de celebridades como los actores Jack Black y Chris Evans, para el lanzamiento de esta misión. La cual supone el pistoletazo de salida del programa Artemis, con el que la NASA abre un nuevo capítulo en la exploración espacial marcado por el establecimiento de una base lunar y el envío de una tripulación a Marte.
Artemis toma el relevo del programa Apolo, cuya última misión, la Apolo 17, ocurrió en 1972 y representa la última vez que el hombre se ha posado sobre la superficie lunar.
Una ausencia que la NASA anhela acabar cuando la misión Artemis III toque tierra en el satélite terrestre en 2025. Y lo haga además con la primera mujer y el primer hombre de color que viajen a la Luna.
Más allá de la Luna, donde ninguna otra nave ha llegado, dice la NASA
Previamente, este programa, que toma el nombre de la hermana gemela del Dios Apolo, enviará en 2024 su primera misión tripulada, la Artemis II. La cual hará el mismo trayecto que a partir del lunes cubra su predecesora.
«Va a revolucionar la exploración espacial», dijo a Efe el español y científico de la NASA Carlos García Galán, jefe de la Oficina de Integración del Módulo de Servicio Europeo de la nave Orión. Esto tras destacar que una de las metas del programa Artemis es «desarrollar la tecnología y conocimientos para operar en el espacio profundo».
«La gente va a ver a la primera mujer y el primer hombre de color llegar a la Luna. Cosas que nunca hemos hecho, y eso dejara una inspiración de décadas», resaltó.
Durante los 42 días de misión, la NASA busca poner a prueba el cohete de 98 metros de altura SLS (siglas en inglés de Sistema de Lanzamiento Espacial). El cual está potenciado con cuatro motores RS-25 y dos propulsores adjuntos, unas características que le ofrecen un 15 % más de potencia que el cohete Saturn usado en las misiones Apolo, como dijo García Galán.
De igual forma, se medirán las capacidades de la nave Orión, en la que pueden caber hasta cuatro tripulantes, es decir, uno más que la Apolo. Y con reservas de agua y oxígeno que le permitirían unos 20 días de viaje independiente.
Dos horas después del lanzamiento de este lunes 29 de agosto, y tras separarse del cohete SLS, la Orión continuará por su cuenta un trayecto que en total cubrirá unos 2,1 millones de kilómetros.
Se espera el regreso de la nave el 10 de octubre
La nave volará cerca de la Luna, a unas 62 millas (casi 100 km.) de su superficie, y luego entrará en una órbita lunar lejana en la que llegará a situarse a más de 61.000 kilómetros del satélite terrestre. Es decir, hasta donde no ha llegado ninguna otra cápsula para tripulación.
A su regreso, sobre el 10 de octubre, a Orión le espera otra dura prueba, como es descender con éxito frente a las costas de San Diego, en California (Estados Unidos), con apoyo de once paracaídas y en el que deberá aminorar de forma vertiginosa los 40.000 km/h de velocidad con la que alcanzará la atmósfera de la Tierra, un momento en que soportará hasta 2.760 grados centígrados de temperatura.
De acuerdo a medios especializados, la NASA esperará la culminación de esta misión, que ha supuesto una inversión de 4.000 millones de dólares, para dar a conocer a los astronautas que compongan la tripulación de la misión Artemis II.
Las tres primeras misiones de este programa ofrecerán nueva información sobre la Luna. Así como los efectos en la fisiología de los humanos que producen los periodos extensos en el espacio, teniendo en cuenta las misiones de largo alcance rumbo al llamado «planeta rojo».
«El objetivo final es Marte», aseveró García Galán.
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