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La Venezuela de Derek Jeter

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Quizás Derek Jeter tenga mala memoria, pero nadie podría acusarle de malagradecido. En 2008, en Barquisimeto, recordó un consejo de Luis Sojo. “Siempre me insistió, desde que yo tenía 18 años de edad, que tenía que divertirme todos los días. Y lo he hecho”, expresó el ex capitán de los Yanquis, inmortalizado el domingo con el retiro de su número 2.

Es casi imposible que la conversación haya ocurrido en 1992, cuando Jeter tenía 18. Acababa de dar el salto al campo profesional y dividió esa temporada entre Novatos y Clase A media. De hecho, Sojo no llegó a los neoyorquinos sino hasta 1996, cuando el otrora campocorto se preparaba para su segunda campaña en el Bronx, aquella en la que ganaría el premio al Novato del Año.

Importa poco la imprecisión del astro nacido en Nueva Jersey. El consejo al que hizo referencia es coherente con la trayectoria del caraqueño, que para entonces estaba en su sexto campeonato en las Grandes Ligas y ya había sido campeón en la LVBP.

Jeter fue una de las estrellas que Sojo trajo al país en los mejores tiempos de su fundación, cuando era más fácil coordinar la visita de bigleaguers como Jorge Posada y Mariano Rivera, a fin de recabar fondos para beneficencia.

El legendario número 2 descubrió el domingo la inscripción que oficializa su lugar imprescindible en la historia de la franquicia. El Yankee Stadium volvió a aplaudirle de pie.

Sojo fue uno entre 16 venezolanos que compartieron con Jeter en el roster de los Bombarderos.

Algunos lo hicieron de manera circunstancial. El relevista Rómulo Sánchez, los receptores Gustavo Molina y Dioner Navarro, el jardinero Robert Pérez y el utility José Pirela disputaron menos de 10 juegos con esa divisa, en los tiempos activos del capitán.

Tampoco fue mucho el tiempo que compartió con los infielders Félix Escalona y Alberto González, el antesalista Martín Prado y el por entonces catcher Jesús Montero, aunque González le vio mucho más que los otros, por haber estado entre las menores y la gran carpa con esa novena de 2007 a 2013.

El pitcher Freddy García, el utility Yangervis Solarte, el careta Francisco Cervelli y el patrullero Juan Rivera tuvieron roles más constantes en equipos que lideró Jeter. Pero Bob Abreu fue su compañero de lineup más frecuente. Entre 2006 y 2008 apareció en 372 compromisos, con muy buenos números: dejó una línea de .295/.378/.465 con el uniforme a rayas, con 43 jonrones y 57 bases robadas.

Miguel Cairo fue su llave más constante. Aunque fue suplente en dos de las tres zafras que estuvo a su lado, fue el camarero de los Yanquis en 2004 y parte de 2005, y por tanto su pareja de dobleplays.

Sojo fue, entre todos ellos, el que más tiempo compartió con Jeter. Y de hecho, fue su principal suplente durante siete justas, a partir de aquel 1996. Gracias a eso, en 2001 pudo convertirse en uno de los tres shortstops venezolanos que han abierto un juego inaugural de los Yanquis.

Todos ellos  tuvieron la oportunidad de ver en primera fila a uno de los más brillantes peloteros que han pasado por las Mayores.

Jeter posiblemente no fue ni siquiera uno de los mejores cinco bateadores en la historia de los neoyorquinos y no fue el mejor campocorto de su tiempo. Pero ninguno de sus contemporáneos tuvo mayor instinto, inteligencia y clase al cruzar la raya de cal.

@IgnacioSerrano

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