Luis Arráez puede batear. Lo dicen los scouts. Lo dicen sus managers, desde que estaba en las Ligas Menores. Lo dicen los aficionados de la LVBP, que le vieron repartir tablazos con el Magallanes. Lo dicen todos quienes le ven jugar.
Arráez puede batear. Y sus números lo dicen con total seguridad.
El infielder nacido en San Felipe es muy joven. Tiene 22 años de edad y, en teoría, de no ser por las lesiones de algunos compañeros, le tocaba mantenerse en Triple A por un tiempo más, completando su desarrollo.
En vez de eso, está en las Mayores con los Mellizos. Juega todos los días, gracias a su capacidad para defender varias almohadillas y gracias, sobre todo, a una ofensiva que está haciendo que escriba una página especial en el libro que recoge las crónicas más relucientes de los venezolanos en las Grandes Ligas.
Tomemos por ejemplo sus 38 encuentros disputados, trazando una línea para compararlo con los centenares de criollos que ha jugado en la gran carpa.
¿Qué nativo muestra el mejor average después de sus primeros 38 cotejos arriba? Arráez, con .379 puntos.
¿Cuál exhibe el mejor promedio de embasado en ese lapso inicial en la MLB? Arráez, con .455 puntos.
¿Quién muestra el mejor slugging en esos 38 choques de estreno? Eliézer Alfonzo, con .577, seguido por Gleyber Torres, con .568, y Eduardo Zambrano, con .551. Arráez no es un jonronero. Aunque tiene un muy adecuado slugging de .484 puntos.
¿Y a cuál de todos corresponde el mejor OPS? A Arráez, con .938 puntos.
Los totales de los departamentos acumulativos tienen otros nombres. Salvador Pérez dio 49 hits, Asdrúbal Cabrera anotó 26 veces, Carlos González largó 17 tubeyes, Luis Salazar coleccionó 6 triples, Gleyber sacudió 10 jonrones, Miguel Cabrera empujó 29 carreras y José Peraza robó 13 bases. Son todos nombres relucientes, con la única excepción de Peraza, que todavía está construyendo su reputación. Pues bien, en los promedios (y el beisbol es un deporte que se mide en promedios, más que ningún otro) el número uno es Arráez, por encima de todas esas estrellas.
El prospecto ha bajado ligeramente el paso. Es lo lógico. No iba a batear sobre .400 por siempre. Pero la merma es inferior a la de sus compatriotas. Y de hecho, en algunos aspectos todavía no se manifiesta. Miren esto: hace días, cuando llegó a 100 turnos al bate (lo hizo en su juego número 31) era cuarto en OPS entre todos los reclutas venezolanos, contando sus primeros 100 viajes. Tenía .942, por debajo de Torres (1.023), Willians Astudillo (.957), Josmil Pinto (.949) y por encima de Magglio Ordóñez (.912), Wilson Contreras (.892) y Eduardo Pérez (.886). Todos están por debajo de él ahora y su registro de .938 es prácticamente igual al de entonces.
También tenía para esa fecha .380 de average. Únicamente Astudillo, con .382, ha puesto una cifra superior en sus primeros 100 turnos en la MLB. Casi dos semanas después tiene .379, la misma cota de antes, y el que le llega más cerca es Pérez, que ligó para .338 puntos en sus primeros 38 duelos.
Muchas caras nuevas piden atención en la expedición nacional. Pero no le quitemos la vista a Arráez. Está escribiendo, calladamente, una de las mejores historias que pueden encontrarse al revisar el estreno de todos los criollos que han pasado por las Grandes Ligas.