“Las promesas son una mierda porque te recuerdan lo que no eres”, dice un hombre en ¿A quién te llevarías a una isla desierta? dirigida por Jota Linares. La película comienza un poco lenta, pero rápidamente nos impulsa a entender a sus personajes: gente que está a punto de empezar de nuevo. Personas que quieren romper con su pasado para pasar a otra cosa y darle la bienvenida a su futuro. Soñadores con deseos de una vida mejor.
En algunos momentos la pieza recuerda a 7 años de Roger Gual, otra cinta producida y estrenada en Netflix en 2016, en la que un grupo de amigos se confronta al vivir una situación límite que deja al aire sus secretos más oscuros; la película de Linares también está filmada en ambientes limitados y cuenta con pocos personajes.
Como en 7 años, la mayoría de las secuencias depende de la efectividad de los actores y de las posibilidades de los diálogos. En ¿A quién te llevarías a una isla desierta? no pasa nada y pasa de todo. No es una película que se mueva en el campo de la acción per se. No vemos grandes sucesos, hay revelaciones que dibujan el mundo afectivo de los personajes y la manera en que se han relacionado durante años.
En el filme, unos amigos muestran su verdadera personalidad a través de lo que parecería un planteamiento trivial. La película centra su desarrollo en una noche donde ellos juegan a probar sus afectos al responder a la simple y en apariencia fútil pregunta ¿a quién te llevarías a una isla desierta? Responder dispara una serie de emociones que evoca verdades y secretos que a ninguno le conviene conocer. Secretos que sorprenden al espectador y mantienen la tensión hasta el final.
El argumento es emocionante. Genera inquietud y curiosidad gracias a sus diálogos y a los diversos planos que registran los sentimientos de todos los protagonistas. Linares sabe cuándo alejar o acercar la cámara para revelar los estados de ánimo de estos amigos que pueden dejar de serlo al acercarse a la verdad.
En Nadie conoce a nadie (1999) de Mateo Gil se dice que cada persona guarda secretos que la mayoría de las veces no desea confesar. En la cinta de Linares sus personajes se mueven bajo esta premisa. Todos podemos coincidir con uno de sus planteamientos principales: a veces es difícil conocer incluso a aquellos que se consideran los amigos más cercanos.
El filme se afianza en el tema del conocimiento mutuo, pero a la vez revela la dificultad que representa conocerse a uno mismo. Quizás en primer lugar nos mentimos a nosotros mismos. Nos engañamos para creer que todo lo que soñamos es posible, que somos mejores de lo que imaginamos. En esto se hace énfasis en este largometraje sobre el poder insoslayable de la realidad y la necesidad de modificarla para seguir adelante.
La película está basada en la obra de teatro homónima escrita por el director Paco Anaya en 2012. Hay buenas actuaciones por parte de todo el elenco.
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