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Luis Miguel, la serie: el hombre detrás de la música

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Paraguay, 1992, Luis Miguel se está mirando en el espejo cuando le dicen que su padre se encuentra en el hospital, que debe ir a verlo. El cantante se prepara para comenzar un concierto, se arregla la corbata, da un último vistazo a su imagen. Finalmente, responde con indiferencia y sale del camerino directo al escenario arreglándose el cabello con los dedos.  

Así comienza el primer capítulo de Luis Miguel, la serie original de Netflix que hace poco llegó a su fin y de la cual –debido a su éxito- los productores ya anunciaron una segunda temporada.

Admito que comencé a verla por la razón más evidente: soy admiradora de Luis Miguel desde que tengo memoria.  Supongo que muchos comenzaron a ver esta ficción basada en la vida del icono mexicano por una razón similar.

No obstante, me atrevería a decir que en su mayoría (según las reacciones en redes sociales) el público que la hizo el producto más consumido en Netflix Latinoamérica, no tenía ni la más remota idea de quien es exactamente el cantante mexicano.

Para nadie es un secreto que antes de la serie a Luis Miguel lo perseguían los problemas legales, de salud, financieros e incluso musicales. No había grabado un disco desde el 2010 y llegó  a suspender muchos conciertos. Su vida no era miel sobre hojuelas.

Este año, luego de salir a la venta su más reciente disco ¡México por siempre! llegó a las pantallas la serie que develó secretos, emocionó y generó matrices de opinión entre los propios protagonistas.

¿Por qué fue tan exitosa esta ficción basada en una historia real?   

Más allá de que  la figura de Luis Miguel y su historia es de por sí atrayente, creo que la realización de la producción fue impecable y  permitió al público conectar con un personaje que mostraba facetas que el propio Luis Miguel jamás había expuesto.  

Durante más de cuarenta años  el cantante mexicano  fue “aquel que la gente reclama, pero nadie puede comprender” como todo famoso según la vieja canción de Héctor Lavoe.

Los conflictos generan empatía  y nunca hasta ahora se había expuesto la figura de Luis Miguel de un modo humano.  Del cantante se decía de todo, pero para muchos era un ser inmortal, con una vida perfecta encerrado en su castillo de cristal. Era imposible verlo lejos de la arrogancia, el dinero y todo el glamour que genera el medio en que se desenvuelve desde niño.

Muchos afirman que no todo lo que se contó es verdad, que es una versión muy libre de algunos acontecimientos. No obstante, aunque eso sea cierto, lo narrado es verosímil. Todo encaja dentro de la realidad que se dibuja en la ficción. Como afirma el escritor español Javier Marías “lo verosímil es lo que tiene apariencia de verdad, no la verdad misma” y en este caso lo que se cuenta es muy creíble.

Además, la forma en que estuvo narrada la serie es uno de los méritos de sus guionistas. La historia contaba la infancia del artista a la par de sus primeros años de juventud. En un momento estábamos con Luis Miguel niño y en la escena siguiente con el joven que grabó Cuando caliente el sol para su álbum Soy como quiero ser. Hasta el último capítulo ese juego narrativo permitió mantener la tensión al exponer circunstancias claves en la vida del artista.  Cada episodio de la serie estaba estructurado de una forma muy definida: inicio, desarrollo y conclusión.

Otro aspecto clave en el éxito de Luis Miguel, la serie fueron sus actuaciones.

Diego Boneta es un Luis Miguel perfecto, todos los que seguimos la carrera del cantante, sabemos cómo habla, cuáles son sus gestos más comunes. Boneta, aunque físicamente no se parece mucho, tiene la actitud y la esencia del personaje en cada escena. No lo representa, es Luis Miguel. Logró lo que todos los actores aspiran: convertirse en el personaje.

Por otro lado, Oscar Jaenada, quien representó al padre de Luis Miguel, le imprimió actitud y emocionalidad a su personaje. Luisito Rey se hizo odiar. El actor echó mano de detalles, pequeñas actitudes, miradas que mostraban el carácter torcido del fallecido intérprete español.

Camila Sodi, Ana Favella, Paulina Dávila, Juanpa Zurita, Vanessa Bauche, César Bordón, Izan Llunas (nieto del cantante Dyango), Luis de la Rosa,  todos muy convincentes y con roles muy bien preparados.  

Temáticamente la serie se centró en contar  la desaparición de la madre del cantante, la relación abusiva con su padre, su niñez,  su formación musical, como llegaron a materializarse canciones y discos importantes, además de recrear algunos amores.   

Finalmente, la banda sonora de Diego Boneta cantando todos los temas –muy bien por cierto-  demuestra que se hizo un esfuerzo real por reinterpretar la música del cantante mexicano,  su vida y lo que ha representado como artista e icono de la cultura por más de cuarenta años.

La nueva temporada llega en 2019, por lo pronto todos los capítulos están disponibles en Netflix.

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