Un fanático increpa a la esposa de un manager. Groserías de grueso calibre hacia el terreno. Crueles burlas al padre fallecido de un grandeliga. Un pelotero que se sube al público para golpear a alguien que no ha dejado de insultarle…
Todo eso ha pasado en las últimas semanas. Es expresión de la Venezuela violenta que vivimos.
Voces importantes se han elevado desde los dugouts. Coinciden en que el respeto debe ser la base de la sociedad, desde la casa hasta el estadio. Tienen razón. Piden conciencia y medidas urgentes.
Es tema recurrente en esta columna. Mientras no se ataque de raíz, episodios como estos se repetirán y subirán de volumen. Casi hemos perdido la esperanza de algún día ser escuchados. Pero como el periodismo debe ser la mosca en la oreja de los poderosos, ni más ni menos que eso, acá vamos, nuevamente, con un puñado de ideas.
1) Reconocer la enfermedad. Mientras los ocho equipos en pleno no asuman con hechos que estamos enfermos de violencia, seguiremos en riesgo. Recordemos lo que ha pasado en el fútbol local. Que la fiebre de hoy no se convierta en enfermedad catastrófica mañana.
2) Diseñar una campaña que difunda y estimule la siembra de valores en el público. Rescatar aquello que nos enseñaron padres y abuelos: el esfuerzo del rival también merece aplauso, el apoyo solidario puede más que la crítica soez, la violencia destruye. Los estadios son lugares de encuentro para lo mejor de la venezolanidad, esa que se abraza a pesar de usar camisetas de distintos colores.
3) Involucrar a los protagonistas del juego. Queramos o no, ellos son modelos de conducta. La campaña debe empezar en los clubhouses. Aunque nuestra sociedad hoy tire hacia abajo, se puede involucrar a jugadores y técnicos como caras de esa ciudadanía posible. Y por favor, erradiquen las patadas en las celebraciones.
4) Llenar las pantallas de los estadios, los pasillos y espacios comunes de los parques con carteles y videos llamando a la deportividad, al juego limpio y al respeto, con los rostros y voces de nuestros peloteros. ¿Cuánto cuesta confeccionar dos docenas de carteles y algunos videos de 30 segundos que puedan transmitirse tres o cuatro veces por encuentro? Casi nada, ciertamente. Y ganaremos todos.
5) Aprovechar los circuitos radiales para transmitir mensajes de encomio por los valores que deja la deportividad, y resaltar el amor por el espectáculo, no sólo por la divisa. Todos navegamos en el mismo barco.
6) Poner en un mismo video a figuras de distintas novenas, con sus uniformes, explicando que por encima de la rivalidad está lo que nos une.
7) Expulsar de inmediato a los violentos, no solo a quienes transgredan físicamente. Pagar una entrada no da derecho al insulto ni a la agresión.
8) Identificar y no permitir el regreso de los violentos. Poner sus fotos en taquillas y accesos. Así se hizo en Europa, hasta erradicar a los houligans.
9) Estimular los días familiares. Es difícil, mientras en algunos escenarios no haya juegos diurnos. Pero llenar las sillas de niños con sus padres al menos una vez por semana será bálsamo y cultivo.
10) Aceptar que todos somos parte del cambio. El beisbol puede y debe jugar un rol en la reconstrucción de nuestra amada Venezuela, a partir de lo que más urge: la siembra de valores.
@IgnacioSerrano