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De la liga paralela a la Serie Mundial

por Avatar

José Altuve y Marwin González no son los únicos miembros de los Astros que pasaron por la liga paralela de la LVBP o por la Venezuelan Summer League, camino a la conquista de esta Serie Mundial. También lo hizo Jeff Luhnow, el gerente general.

Luhnow es el arquitecto que diseñó la fiesta que vimos en Los Ángeles. Hace algo más de un lustro, al tomar las riendas de los texanos, habló sin rodeos sobre el recorrido por el desierto que estaba por emprender y las penurias que pasarían la divisa y su afición, hasta cumplir con un plan que tenía todo dispuesto desde entonces, coronando con una escuadra competitiva y, quizás, campeona.

El “quizás” no está de más. La MLB es una selva competitiva. Otros como los Astros se prepararon con igual tenacidad y tiempo. Quedaron en el camino los Cachorros, que defendían la corona, y los Dodgers, los Indios, los Medias Rojas y los Yanquis, elencos que lucieron formidables en algún momento de esta carrera.

El plan de Luhnow tenía tanta lógica, su capacidad para reclutar sangre joven y su aplicación del nuevo análisis tenían tanto sentido, que la revista Sports Illustrated le dedicó una portada en 2014, en medio de sus malas cosechas, titulando “Estos son los campeones mundiales de  2017”. Vaya puntería.

El ejecutivo nacido en México, estadounidense de buen castellano, fue visto hasta hace muy poco como un nerd, un sabermétrico que tenía un cargo en la oficina de los Cardenales por su relación con el dueño de esa organización. El bullying llegó al extremo de que, al pasar a los siderales, sus antiguos compañeros usaron sus claves para entrar a sus archivos y espiar su trabajo, delito informático que fue descubierto y que le valió un severo castigo a los infractores.

Fue en su tiempo con los pajarracos que Luhnow se hizo habitual en Venezuela. Trabajaba en el área de desarrollo de peloteros y de allí sus viajes al centro del país, que varios ejecutivos locales recuerdan. Afable, buen conversador, siempre deseoso de sumar conocimientos.  Cuando nos encontramos en Houston, en 2012, debimos responderle más preguntas que las interrogantes que nosotros, como periodistas, le formulamos a él.

Sus claves son sencillas. La primera fue aprovechar los malos tiempos para tener un lugar privilegiado en el draft. Así llegaron Lance McCullers, Alex Bregman, Carlos Correa y otros integrantes fundamentales del roster actual. La segunda, relacionada con aquella, fue buscar peloteros dinámicos, capaces de desequilibrar el juego con su combinación de velocidad, poder y defensa. Fortalecer la detección de talentos, pero con objetivos específicos.

El resultado es este club capaz de levantar un juego a fuerza de jonrones o de contenerlo con jugadores atléticos que tienen gran alcance y buen guante.

Todavía hay personas renuentes a reconocer que el nuevo análisis manda en las Grandes Ligas, como si estos tiempos se resumieran en fórmulas enrevesadas y siglas divertidas. El nuevo análisis se ha imbricado de tal modo en el beisbol, que hasta los departamentos de scouteo buscan jugadores con características específicas y los coaches instruyen sobre un nuevo swing. La sabermetría no es un curso de matemática, es un ajuste en el modo de ver y planificar la pelota.

Luhnow, como antes Theo Epstein, son los heraldos de esos tiempos que se han impuesto ya. Y su camino empezó aquí, en la liga paralela.

@IgnacioSerrano

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