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Las sanciones y el pueblo trabajador

por Avatar EL NACIONAL WEB

Después del año 2003, Hugo Chávez y su gobierno, asumieron el control total de nuestra principal industria petrolera (PDVSA), y en ese momento despidieron a más de 20 mil compañeros.

Posteriormente, en junio de 2005, Hugo Chávez y Fidel Castro crearon PetroCaribe, y se acuerdó el otorgamiento de 185 mil barriles por día para pequeños países del Caribe a «precios preferenciales», o a precios de gallina flaca como dicen en el argot coloquial.

De esos 185 mil barriles por día, 100 mil fueron directo para el régimen cubano de Fidel Castro. No obstante, toda esta operación se hizo con la intención de utilizar nuestro petróleo como arma política del comunismo internacional, a fin de dominar la región latinoamericana y otros países del mundo. Esto, para ganar prestigio y poder a cambio de la chequera petrolera.

En el año 2014, tuve la oportunidad de acompañar a María Corina Machado a la Organización de Estados Americanos (OEA), y palpar lo qué significaba la factura de PetroCaribe y  la chequera de Chávez, que se traducía en un dominio total de este ente internacional por parte del fallecido presidente y sus totalitarios.  

 Para enero de 2019, Venezuela ha entregado solo a Cuba más de 40 Mil Millones de dólares en petróleo. En los últimos 17 años, las mafias han obtenido más de 20 mil millones de dólares por contrabando de gasolina, gasoil, aceite y otros productos refinados.

Es de hacer resaltar que en horas recientes, el gobierno norteamericano sancionó a Petróleos de Venezuela (PDVSA) y a la CITGO, y han pretendido afirmar que tal acción perjudica al pueblo venezolano. Pues les digo que tal aseveración es falsa, porque estas naciones atacan a la raiz y a las cabezas del contrabando petrolero y al régimen cubano.

Sepan ustedes que estas sanciones acaban con este saqueo a nuestra industria petrolera nacional, el saqueo de los chinos, de los rusos, de los cubanos, de los turcos, de los iraníes. Es un parao a toda esa componenda internacional contra Venezuela, con la participación de algunos gobiernos sinvergüenzas y oportunistas apoyando a este régimen venezolano que ha acabado con el país con mayores reservas y con mayores recursos del continente.

Es por ello que le digo a mis compañeros trabajadores de la industria petrolera, al pueblo de Venezuela que son tiempos históricos, no solo para nosotros como país y para nuestros compatriotas que pernoctan en otros países, también son tiempos históricos para el mundo. Los venezolanos estamos escribiendo historia universal de coraje y dignidad.

El pueblo de Venezuela se levanta y le dice al mundo, junto a la Asamblea Nacional, único órgano legítimo del país, todos unidos, trabajadores, universidades, iglesia, estudiantes, amas de casa, jóvenes, adultos, ancianos, todo un pueblo unido en la calle que decidió que el país tiene que ir a momentos de bienestar y de libertad, por lo tanto, son momentos muy importantes para que el mundo entienda que no podemos aceptar nunca más en ninguna latitud, tiranías que arremeten contra su pueblo.

Hoy le decimos a nuestro presidente constitucional encargado, Juan Guaidó, que los trabajadores y el pueblo de Venezuela, van junto con el a la recuperación nacional, a la recuperación de la institucionalidad, a la recuperación de la productividad, a la recuperación de un país que nunca debió llegar a la grave tragedia que vivimos. Estimado Juan Guaidó, te damos un fuerte abrazo y te decimos que la democracia debe ser nuestro baluarte más grande, y nuestros hijos, nietos y futuras generaciones, sepan la gesta que hemos librado para que nuestra Venezuela retome el camino del bien. Viva Venezuela, viva nuestra patria, viva ese pueblo que se mantiene en la calle, vivan nuestros jóvenes asesinados, vivan esos cerros de Caracas, vivan todas las comunidades del país que están en la calle, y que hoy le dicen al mundo Venezuela no se rinde. Dentro de unas horas vamos a retomar nuestra libertad y va a ser un país de libertad, bienestar y de conviviencia para todos.

¡Viva Venezuela!

Fuerza y fe, sí se puede