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La larga marcha de Balbino Fuenmayor

por Avatar

Cuántos rodeos, cuán largo ha sido el camino de Balbino Fuenmayor a las Grandes Ligas.

Su firma, en 2006, le puso en el radar de la MLB. Los Azulejos de Toronto le dieron uno de los bonos más elevados aquel año en Venezuela. Podía jugar en tercera o primera base, tenía poder y contacto. A los 16, el cielo era el límite, decían los scouts.

Fuenmayor ya tiene 27 y acaba de firmar con los Rojos de Águila de Veracruz. Pareciera estar dando un paso casi definitivo en el sentido contrario de las Mayores.

El nativo de Valencia, sin embargo, ya ha pasado por estos meandros. De hecho, en 2013 pareció alejarse para siempre de su objetivo, cuando fue dejado en libertad por los canadienses. Pasó seis temporadas en Novatos, Clase A media y Clase A avanzada, sin poder desplegar la ofensiva que tanto prometía.

Todo cambió cuando fue dejado en libertad por los canadienses. Venía de una campaña de poco desempeño, pero buenos números, en la LVBP, con los Caribes. Magallanes lo envió a Anzoátegui junto a Ramón Ramírez en aquel cambio por el receptor Miguel Montero, en un movimiento maestro de la tribu. Ramírez de inmediato se convirtió en una pieza útil para los indígenas y el slugger eventualmente emergería como una fuerza en este beisbol.

La clave estuvo en conseguir confianza. En las menores de Toronto bateó cerca de .240, con un OPS por debajo de .700 y 40 jonrones en casi 2.000 turnos. Pero quedar sin trabajo se convirtió en una oportunidad.

En la Liga de la Frontera, la Asociación Americana y la Can-Am League, circuitos independientes, encontró la seguridad en sí mismo que le permitió desplegar sus condiciones. Entre 2013 y 2014 disputó 158 juegos en el norte, bateó para .333/.370/.575 y mostró aquello que de él se había dicho y no se había visto.

De ese tiempo también data su conversión en estrella de la LVBP. Ayudó decisivamente a los Caribes en la conquista del segundo título de la franquicia, con sus largas conexiones.

Ha sido el mejor momento de Fuenmayor. Su buen rendimiento le llevó a firmar con los Reales de Kansas City. Destrozó Doble A y también Triple A. Corría 2015 y los periodistas que siguen los pasos de los monarcas le daban como seguro grandeliga. “The Great Balbino”, le apodaban, aludiendo uno de los motes del mismísimo Babe Ruth, The Great Bambino.

A veces el azar puede más que el talento. Faltaban días para el llamado, decían, cuando sufrió un percance corriendo las bases en Omaha, la principal sucursal de los Reales. Se desgarró los ligamentos y varios meniscos. Tuvo que ser operado y se perdió el ansiado llamado.

Pasó meses inactivo. Regresó en 2016, pero sin el poder acostumbrado, una consecuencia normal en peloteros operados de las rodillas. Son cirugías que debilitan la zona baja del cuerpo. Toma tiempo recuperar la forma.

Kansas City le dejó ir y firmó con Atlanta para este Spring Training. Había recuperado el swing. Con Anzoátegui sacó 9 cuadrangulares en 159 apariciones, contra 6 en 381 que largó en su última experiencia en Triple A. Pero no hizo el equipo y los Bravos tienen a Freddie Freeman en la inicial. Ernesto Mejía ya probó ese plato y acabó siendo estrella en Japón. Al valenciano terminaron dejándole libre.

Ahora viaja a México. Otros venezolanos pasaron por allí antes de ir a la gran carpa. Ya tiene 27 años de edad, pero no es imposible. Dependerá seguramente de cuántos jonrones dé.

@IgnacioSerrano

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