¿Seguiré respetándome como escultora si utilizo esta tecnología como instrumento de trabajo?
Fue una pregunta que me rondaba, que me acosaba tanto, que decidí indagar más sobre ello, hasta que oí tal vez la información que tanto deseaba escuchar: “Se puede conservar el espíritu de las creaciones intacto, sin sentir el menor vestigio de culpa, sentimiento que no es muy ortodoxo y aún menos cuando hablamos de arte”.
Las piezas, en su proceso primario, no tendrían que nacer de forma digital, por lo que conservarían lo que constituye el eje fundamental del trabajo creativo para un escultor. Conservarían uno a uno los pasos que, primero como seres humanos y luego como artistas, nos complementan: la comunión con el barro y sus bondades, la conexión a tierra, una íntima y mágica vinculación con procesos mentales que se activan a su contacto, en fin, jugar a ser un Dios que apuesta a transmitir emoción y vida a un material inerte, buscando como recompensa saborear la magnificencia de la creación.
A través de todos los tiempos, ha sido una pesadilla para el escultor que al llegar a la etapa de elaboración de moldes y el respectivo vaciado o fundición de la pieza, la misma pierda detalles y nos produzca un sentimiento de cierta decepción, por buenos que sean los materiales que para tal fin sean utilizados. Si a ello aunamos la precaria consecución de los mismos, nuestro trabajo no escapa, como el de muchos, a la difícil situación que como país nos aqueja en cuanto a la magia que debemos hacer para conseguir todo lo que requerimos y a lo cual estábamos acostumbrados. Es por ello que, sin pensar ni por un instante en abandonar, hacemos honor a la frase de Albert Einstein, “En medio de la dificultad, yace la oportunidad”.
¿Podemos valernos del escaneo digital de lo ya creado, respetando formas, volúmenes, detalles? ¿Y por qué no ir más allá, su esencia?
Finalizada esta primera etapa, un proceso tecnológico como la impresión 3D logra ser una herramienta útil para concretar la materialización de una obra, evitando el proceso de moldes artesanales y reduciendo mágicamente su presencia a un archivo digital, lo que permite llevar la producción artística con nosotros y materializarla en el lugar en el que nos encontremos dentro de una propuesta de valor estético y emocional. De allí que no hay negación para utilizarla como recurso válido, como aliada, en un híbrido que combina en perfecta armonía génesis y culminación de un proceso creativo que nos permita seguir el camino elegido como creadores.
IG: @MildredVeitia