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La Guaira y el fin de ese cuento de nunca acabar

por Avatar

Es imposible escribir sobre una temporada de los Tiburones sin recordar la espera de tres décadas que sufre su afición, la presión que hay sobre su alto mando y las muchas ocasiones perdidas por el equipo que alguna vez fuera gran animador del beisbol venezolano. Aquí vamos otra vez.

¿Es esta la oportunidad tan esperada por los seguidores guairistas? ¿De verdad es posible soñar con una celebración después del último juego de la final?

Los escualos probablemente se han acostumbrado a no soñar. Mejor ahorrarse ilusiones para no sufrir decepciones, dice la experiencia. Pero si alguna vez La Guaira ha afrontado un panorama auspicioso, esa vez es esta.

Tienen un manager de excepción, cuyo triunfo en la Serie Mundial de 2005 no es su único mérito. Carga con récord positivo en las Grandes Ligas, algo muy difícil de conseguir, y mantiene su liderazgo intacto.

Pero ya Oswaldo Guillén dirigió a los salados en la 2016-2017, cuando se quedaron en el camino. ¿Por qué esta vez sí podrían trascender más allá de la primera ronda de los playoffs?

La diferencia aparente está en las figuras que están avisando de su participación, y sobre todo en su fecha de actuación.

Más allá de que Henderson Álvarez sólo estará en la primera mitad de la campaña, el grandeliga Junior Guerra dice que llegará sin restricciones y Miguel Rojas ha comentado que quiere hacer como Freddy Galvis con el Zulia: sumarse cuando más es necesario, y quedarse durante toda la recta final.

Lo mismo ha planteado el cerrador Gregory Infante, a la espera del permiso definitivo de su organización en las Mayores. Y el bigleaguer William Cuevas estará desde finales de noviembre. Y también el Cafecito Martínez.

Estamos ante un roster que puede ser realmente competitivo, más allá de que Álvarez regrese o no al finalizar los compromisos personales que debe atender en Estados Unidos. Porque el infielder Luis Sardiñas dijo presente desde temprano y hay talento agregado en jugadores como el campocorto Heiker Meneses, el receptor Miguel González, el veteranísimo José Castillo y el no menos curtido serpentinero Edgmer Escalona.

Es posible que la larga mala racha oculte para muchos la emergencia de talento joven que viene creciendo en esta organización. Algunos, como Helmis Rodríguez, están ya a bordo. Otros, como Ronald Acuña, no se presentarán. Pero Guillén tiene a disposición una interesante mezcla de edades con capacidad para causar impacto, más allá de lo que ocurra en las primeras de cambio.

La clave estará en el roster que tenga disponible en las últimas semanas, incluyendo enero. Hace un año, la nómina de los litoralenses fue mermando con la salida de las principales figuras, tanto criollas como importadas. La postemporada llegó como un premio a dos buenos primeros meses y a la capacidad de resistencia cuando llegaron las vacas flacas. La rotación quedó despoblada. El lineup languideció.

Rojas aseguró en Miami que eso les dejó una lección. Mientras los Tiburones veían marcharse a sus principales astros, las Águilas sumaban estrellas en camino a la final. Por eso quiere reportarse cuando el calendario empiece a apretar.

Tal vez eso no baste. Ningún equipo alza el trofeo sin contar, además, con un toque de buena suerte. Pero esta vez hay buenos motivos para creer en La Guaira.

@IgnacioSerrano

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