Una generación se ha levantado, una vez más, contra el atraso y la tiranía. Cada cierto tiempo, cuando florece y toma el timón de un país «la cepa de caudillo» que muchos llevan en sus venas, emerge una generación que se alista y busca enfrentarla. Esto puede suceder por mandato del destino, del Universo, de Dios, pero siempre es en contra de su voluntad ya que jamás nos leyeron como derrotar a una tiranía antes de dormir y nunca ha existido en la escuela o en la universidad una materia que explique como enfrentar o una dictadura. Aunque, su plan maquiavelico y despiadado ha rendido frutos.
Para no caer en la repetitiva y tediosa retorica sobre la situación, el enfoque es en uno de los daños que ha tenido esta generación y es de los más severos, profundos y que serán más tardíos en su recuperación es el renacer de los valores de antaño en el país en el «Post Revolución». Es una contracción hablar de la «extinción de los valores» ya que estos no desaparecen, pues otros suplantan el primer lugar: la supervivencia ha sido uno de los principales en esta nueva camada de valores que se ha incrustado en cada hogar venezolano, pues de ella depende el futuro de cada uno en este Serengueti criollo llamado Venezuela. Esto, no ha quedado ahí, pues ha ido evolucionando con el pasar de los días y con el pasar de la hecatombe.
En cada era, existen dotes que hacen sobresalir entre los demas: la fuerza y la destreza con la espada, un apellido noble, la agilidad con el revolver, entre otras más, fueron cualidades que debían existir para sobrevivir entre la tormenta de la época. Sin embargo, en en pleno siglo XXI, el giro fue inesperado: para sobresalir y sobrevivir en medio de esta tormentosa guerra, la generación existente ha adoptado los vicios más repulsivos y tóxicos de épocas pasadas. El honor, el deber, la moral, entre otros han quedado en las catacumbas del subsuelo y la trampa, el «rebusque» y la malicia son los principales «valores» de esta sociedad. Las mil maneras de «fregar» al otro es el pan nuestro de cada día. Para muestra un botón: si necesitas un medicamento y tienes a un «amigo» que las revende, solamente preguntale el precio.
El país que no solo está envuelto en un caos social, en una hallaca política y en una catástrofe humanitaria, también lucha arduamente en contra de sus propios ciudadanos que han adoptado las más inmorales actitudes y los más viles de todos los vicios de aquellos que hoy siguen en las riendas de la patria, pero tampoco podemos olvidar las «mañosas cualidades» de aquellos sujetos que antecedieron a la «revolución» en las esferas del poder. Todos, sin importar el credo y el color tienen una cuota de culpabilidad.
Hoy muchos se dan el tupé de dar un discurso en nombre de una «generación», hoy muchos pueden dibujar su retorica con colores de juventud y progreso, hoy muchos pueden decir a todo gañote que «nacieron para hacer historia» y que son el «futuro» del país, pero antes de hacerlo, se debe mirar a su alrededor, medir sus acciones y hacer un análisis de su ser para ver si son dignos de seguir vociferandolo.
La tormenta quizás siga y lo hará porque aún no hemos aprendido, pero en algún momento de nuestro porvenir, tarde o temprano, llegará el día soleado y lo que una vez fue, en el recuerdo quedará si se tiene la fuerza, las agallas, la energía, la moral, la disciplina, el temple, la incondicionalidad, el verdadero compromiso y el valor de reconstruir este país desde sus cimientos, caiga quien caiga.
La reconstrucción de un país no sólo pasa por el «quita y pon» de los gobernantes, porque podemos tener otro presidente, otro gobernador e incluso otro jefe en el condominio de nuestro edificio, sino que pasa irrestrictamente por el compromiso de cada ciudadano con el resurgir de las buenas costumbres y la reconstitución de esos valores de antaño inculcados en los hogares que siguen resistiendo la tormenta.
Empecemos por lo más mínimo, por los detalles que marcan la diferencia. Así la cajera de la panadería no te dé las buenas, tu se la puedes dar pues, le estarás enseñando y estarás contribuyendo en el renacer de Venezuela.
@JorgeFSambrano #RendirseNoEsUnaOpcion