Es posible que Miguel Cabrera esté por empezar su trabajo de preparación para la próxima temporada. Será un año con nuevos retos, con un piloto diferente y compañeros que ya no estarán.
No es, sin embargo, el nombramiento de Ron Gardenhire como sustituto de Brad Ausmus ni la marcha como agente libre de su compatriota Aníbal Sánchez lo que motiva al aragüeño a adelantar su puesta a punto para la campaña venidera.
Cabrera debe cumplir con un proceso de rehabilitación que le permita fortalecer la parte baja de la espalda y contrarrestar el efecto causado por dos hernias discales, lesión que inexplicablemente no detectaron antes los médicos y que justifica su bajo rendimiento en 2017.
Ya el nativo de Maracay adelantó, antes de conocerse la verdadera razón de sus dolores, que esta vez no iba a tomar vacaciones. Luego de una sólida cosecha en el torneo pasado, con .316 de average, 38 jonrones, 108 empujadas y .956 de OPS, cayó dramáticamente a sus peores registros en 15 zafras, con .249 apenas, 16 vuelacercas, 60 remolques y .728 de OPS.
Tal rendimiento desató lógicos planteamientos en la prensa estadounidense. Reportes responsabilizaron a las constantes dolencias que acusó el inicialista desde marzo. Otros hablaron de la crisis social, económica y política que vive Venezuela, motivo plausible de distracción para el jugador. Pero al finalizar la justa, dos o tres reportajes evaluaron la posibilidad de que Cabrera esté llegando a sus horas bajas, que la magia del triplecoronado esté llegando a su fin.
Está claro que al propio toletero le preocupa lo último. En abril cumplirá 35 años de nacido. Es una edad en la que todo pelotero experimenta el declive que conduce al retiro.
Solamente Barry Bonds ha escapado de ese descenso. El californiano vivió en la Era de los Esteroides y admitió durante el juicio del caso BALCO haber consumido esteroides y hormona de crecimiento humano. Eso explica que sus mejores estadísticas hayan llegado después de los 30 e incluso cerca de los 40. El dopaje le permitió encontrar la cura contra el envejecimiento.
A Cabrera, como también a Albert Pujols y otros sluggers actuales, les toca asumir lo que le tocaba a las viejas figuras de antes. De hecho, Pujols ha dejado de ser la superestrella de antes, aunque ha logrado mantener notas altas; a los 37 años de edad, en 2017, su OPS cayó a .672, con .241 de average, pero logró sacar 23 pelotas y empujar 101 carreras.
¿Es esa la etapa que ya empezó el maracayero? Hay motivos para preocuparse, claro, porque el calendario avanza para todos y se mueve más rápido para un deportista de alta competencia. El descenso del dominicano empezó a los 31, cuando su OPS inició una merma al principio casi indetectable, pero que desde los 33 le tiene con cinco campeonatos seguidos por debajo de .800 de OPS, a pesar de que en el ínterin ha tenido una cosecha de 40 y otra de 31 vuelacercas.
También hay motivos para esperar un rebote. ¿Quién puede rendir al nivel que Cabrera, sufriendo de dos hernias discales? No olvidemos sus números de 2016, realmente brillantes. La edad causa descensos progresivos. Las lesiones causan bruscos bajones.
Es posible que en la próxima justa veamos algo más cercano al slugger que conocemos, que mejore sus cifras. El adiós llegará. Pero todavía falta.
@IgnacioSerrano
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