Entre lágrimas frustradas y una rabia inconsolable nos preguntamos mil veces ¿por qué, por qué, por qué? ¿qué no hicimos? ¿en qué fallamos? ¿esta situación está huérfana de solución? Y sus respuestas, en su mayoría, fueron contestadas por las fronteras y el desaliento. Desgarrante, desmotivante, pero son variables sumadas en la fórmula para seguir. Esta guerra contra la usurpación no es sólo de unas horas o un día, esto se trata de sistemática resistencia.
Un día que jamás se podrá olvidar. Una vez más la muerte se uniforma, nuevamente «los centinelas de la represión» han combinado la negrura del asfalto con la sangre de los valientes. El insaciable prontuario militar se extiende, la indignación estremece nuestro cuerpo, la adrenalina es efervescente porque escuchamos el ligero silbido de un proyectil, presenciamos la sangre de nuestros hermanos la carretera teñir, la muerte rozó nuestra espalda, un día en el que renunciamos a títulos heroicos porque nuestra lucha es por vivir.
En ese momento, bajo el sol inclemente del sur Guayanés corroboramos de una vez y para siempre que sin lucha no hay mañana y sin mañana, no hay futuro. Nuevamente había llegado la hora de salir, con la frente en alto y sacando pecho hasta al final, nos defendimos de balas con piedras, nos cubrimos de ellas con escudos de madera, pero era la hora y no íbamos a parar, aún cuando el chorro sangriento fue más espeluznante y abismal. La lista de los caídos cada vez era más extensa, para nosotros fue insólito e indignante; para los mercenarios de la represión era algo rutinario. El gas se condensó con las nubes, pero eso a nuestros ideales en lo absoluto afectó.
Bajo horas de angustia y ansiedad confirmé, para aquellos que tomamos el turbulento camino político, que esta epopeya que estamos librando no es por un título en los libros o un apodo con superlativo, esto se trata de luchar con uñas y dientes por un mejor porvenir para todo el país. Ante esa adversidad, reafirmamos que sin sacrificio NO HABRÁ LIBERTAD.
Hemos decidido luchar en playas o montañas, de oriente a occidente, de norte a sur en contra de los autores de la crisis para colocarlos en el sitio que la historia les tiene preparado: el olvido. Ellos no podrán y si nos la van a poner difícil, nosotros más difícil se la pondremos a ellos. Llevaremos el tricolor como tatuaje en el alma, enarbolaremos el estandarte de la Libertad una vez más en honor a Bassil y Liderin, de Robert a Augusto, Juan Pablo, Cesar, Geraldine y todos los caídos.
La lucha de algunos pocos valdrá la pena por la bienvenida y el mejor mañana de muchos. Que se repita ¡Yo puedo, Tú puedes, CLARO QUE PODEMOS! Seguiremos luchando con el compromiso más grande e importante de nuestros tiempos porque lo que hacemos en esta vida terrenal, resonará en la eternidad.
@JorgeFSambrano
#RendirseNoEsUnaOpcion
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