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Filosofía zen para llamadas de Whatsapp

por Avatar EL NACIONAL WEB

Comunicarse con un fallecido jugando a la ouija es más estable que mantener una llamada de Whatsapp. Los niveles de rabia generados por estas llamadas pueden ser comparables a cuando uno está enjabonado y se va el agua. Por eso le traemos un pequeño tratado de filosofía Zen para encarar una llamada de whatsapp. Recuerde: se enfrenta a una tecnología capaz de enfurecer al mismo Dalai Lama. Por ello, cuando vaya a hacer una llamada de whatsapp, comience por tomar un té de valeriana, haga yoga y medite una hora.

Lo primero es imaginarse que mantendrá una conversación con un niño de 5 años. Usuario de llamada de Whatsapp que se respeta, siempre pone la llamada en altavoz y habla mientras hace otra cosa. Por tanto, usted en verdad hablará con la mitad del cerebro de la otra persona.

Segunda recomendación: baje su nivel de exigencia al mismo nivel de cuando piensa comer en un terminal de autobuses. Va a satisfacer una necesidad corporal básica. Si usted está pensando hablar por Whatsapp mientras mantiene su laptop pegada al wifi, prende la cámara para hacer videollamada y además camina por toda la casa, usted está en drogas. Es como exigirle a Maduro que hable inglés. ¿Qué cree usted? ¿Qué vive en el Halcón Milenario de Han Solo? ¿Qué está dentro del traje de Iron Man? Entienda algo: su router de internet por poco no dice “Fisher Price”.

Tercera sugerencia: haga su vida alrededor del router de la casa. Una llamada de Whatsapp solo corre a la perfección si usted es siamés del router. ¡Y no se aleje! Si la llamada es del exterior, podría estar en juego una remesa.

Ahora, si usted es una persona que no puede quedarse quieta mientras habla por Whatsapp, le tenemos otros tips, pues usted está a punto de entrar a la dimensión de los mosaicos auditivos.

En primer lugar envíele un correo electrónico a la persona a quien llamará por Whatsapp. En éste escriba una lista de los temas a tocar en la llamada, el orden y la duración de las intervenciones de cada quien, cual asamblea de la ONU. Si no lo hace, llame, pero entonces siga esta otra recomendación: ¡Jamás llame a una persona que no se calla! Tratar de interrumpirla mientras habla por Whatsapp generará más confusión que la ropa de Maluma. Sea sensato y llame a alguien que haga pausas cada cuanto. Déjela hablar y hablar hasta que ella misma exclame: “¿Estás ahí?”. En ese momento sabrá que es su turno.

Aunque hay llamadas de Whatsapp peores: cuando ambas personas se están moviendo con sus respectivos celulares. Esa llamada se corta tanto, que uno termina jugando un crucigrama auditivo. Palabra que dure un segundo, vaya después de “voy a buscar el” y antes de “de zapatos”… ¡Claro!… ¡La palabra “Par”!… ¡Correcto!… ¡Voy a buscar el par de zapatos!

Pero no todo es culpa de uno. A veces se puede estar en medio de una llamada de whatsapp donde todo fluye de maravilla. De ésas donde uno se inspira y empieza a echar un cuento y habla… y habla… y habla… hasta que de repente suena “tu, tu, tu”… Sí… a la otra persona le entró una llamada de verdad.

Ese momento cuando te dejan hablando solo, es más humillante que tener sexo en medio de un racionamiento de agua, que de golpe la pongan y haya que pararse a llenar los tobos. Por ello tomas una determinación: trancas la llamada. Entonces whatsapp te presenta una encuesta: “¿Qué tal te pareció la llamada?”. Uno busca la opción que dice “&%$·&%&)(/^*?”, pero no aparece.

Dichos acontecimientos te obligan a retirarte de por vida del mundo de las llamadas de Whatsapp. Ellas y tú no nacieron el mismo día. De ahora en adelante solo mandarás notas de voz. Por ello te envalentonas y mandas la primera. Grabas uno… dos… tres minutos… y cuando comienzas a cerrar la idea, lo peor. Entra una llamada de whatsapp y te corta la grabación. Entonces respiras… tomas un sorbo de té de valeriana… contestas la llamada… y todo vuelve a empezar.