José Altuve protagonizó una gran temporada en 2017. Fue el año de su vida. Puso sus mejores numeritos, implantó récords, impulsó a los Astros de Houston hasta conquistar la Serie Mundial, con la única excepción del Guante de Oro.
¿Era incontestable su candidatura como Jugador Más Valioso? Por supuesto que no.
Muchos en Venezuela alertaron sobre la sombra de Aaron Judge. Temían que fuera un instrumento de segregación racial, una forma de imponer una supuesta supremacía nacionalista de Estados Unidos ante los latinoamericanos.
El argumento más asido para defender la falsa premisa es el ascenso de Mike Trout como contraparte de Miguel Cabrera, las loas que ha cosechado el patrullero y la bendición que la prensa estadounidense le otorga de manera casi unánime.
Cabrera no habría ganado dos veces el Más Valioso de ser eso verdad. No tendría tres Cy Young el moreno Pedro Martínez ni sería necesario pasar por la calle David Ortiz al ir hacia el Fenway Park en la conservadora Boston, la ciudad que Big Papi hizo suya a fuerza de batazos, coraje y simpatía.
Hace mucho que desaparecieron esos pruritos en las Grandes Ligas. Muchos de los peloteros mejor pagados son extranjeros, como también lo son muchos de sus galardonados. No hay analista en el país del norte que se atreva a dudar de la candidatura de Cabrera al Salón de la Fama, por más que aún le falten 10, tal vez 15 años para aparecer en la papeleta por primera vez.
Es verdad que Judge, como integrante de los Yanquis de Nueva York, contó con una ventaja que no tuvo Altuve. Los medios de comunicación magnifican lo que sucede en la Gran Manzana, porque algunos de los principales periódicos y estaciones de TV tienen sede allí, y porque la afición de esa divisa es incontestablemente la mayor del planeta, beisbolísticamente hablando. Somos seres humanos y, por lo tanto, seres subjetivos. Y sin embargo, en las Mayores se ha desarrollado un sistema que modera los puntos de vista personales y permite juicios colectivos más certeros.
El solo hecho de que casi la mitad de los peloteros sean hoy negros, latinos o asiáticos, y que muchos de los norteamericanos tengan clara raíz forastera, ha ayudado a ver las cosas con un equilibrio que aquí no tenemos.
Si, decimos que acá no, porque de manera natural corrió una duda respecto a los merecimientos de Judge, como si su temporada no hubiera sido excepcional.
El punto acá no era hablar de discriminación, sino de números. Peras y manzanas, claro, porque uno es chocador y el otro jonronero. Pero números.
Cada quien tiene sus preferencias: los 200 hits del venezolano, su mezcla de extrabases y velocidad, su título de bateo, contra la insólita demostración de poder y buenos promedios del gigantón.
Los grandeligas han dado 50 vuelacercas en una zafra apenas en 45 ocasiones. Pero en más de 200 oportunidades hemos visto bateadores con .340 de average. ¿Minimiza eso lo de Altuve? Por supuesto que no.
Estamos ante dos jugadores tan notables, que uno mandó en el WAR de Baseball Reference y el otro lo superó en el WAR de Fangraphs. Dos productores con OPS ajustado casi exacto. Judge incluso tuvo mejor promedio de embasado, slugging y OPS.
Por supuesto que esperábamos el anuncio final para poder aplaudir a Altuve. Pero nadie podrá quitarle el mérito enorme a su gran rival.
@IgnacioSerrano