Pocas frases más emocionantes que aquella del legendario Aly Khan, cuando los jinetes completaban la última curva en La Rinconada y entraban a la recta final del hipódromo caraqueño. Marcaba el inicio de la esprintada definitiva, la consagración o la derrota, todo en un suspiro.
Esa recta final empezó para los equipos de la LVBP con el amanecer del 1° de diciembre, el último mes de la eliminatoria.
Será un mes engañoso. Se disputan pocos encuentros más que los correspondientes a una quincena de noviembre. El Derby de Jonrones, el Juego de Estrellas, las elecciones, el receso de Navidad y el Año Nuevo consumen parte del calendario. Magallanes y Caracas, por ejemplo, tienen apenas 19 juegos pendientes. Lara, el club con menos recorrido, celebrará 22 choques.
Caribes, Bravos y Tiburones salen de la última curva en las posiciones sotaneras. ¿Los condena eso a luchar por el último cupo disponible en la clasificación? ¿Están decididos ya los primeros cinco elencos que irán a los playoffs?
El corto trecho hace pensar que sí, pero el beisbol es engañoso. Cardenales, por ejemplo, tuvieron récord negativo hasta la séptima semana. Hace un mes hacían esfuerzos por evitar las casillas del fondo. Hoy, sin embargo, cabalgan el pelotón, amenazando con trepar posiciones cimeras.
Tan azaroso subir y bajar es el consuelo de los tres de abajo. Pero hay algo que diferencia a Anzoátegui, Margarita y La Guaira de los pájaros rojos, para seguir con el ejemplo. Aunque los crepusculares perdían más de los que ganaban, tenían un roster sólido, diseñado en octubre para jugar en enero. Faltaba Ildemaro Vargas, no habían contratado a Alejandro De Aza ni habían adquirido a Felipe Paulino, pero la base era la misma de la zafra pasada, en la que llegaron a la final, con una sólida rotación y piezas suficientes para esperar un rebote.
¿Tienen esa reserva los tres de abajo? La pregunta no es fútil. Los de arriba siguen agregando hombres de peso. Los Leones acaban de incorporar a Jesús Aguilar. Las Águilas recibieron a Leonel Campos y Arcenio León, esperan pronto a José Pirela y ahora hablan de Gabriel Moya y Silvino Bracho. Los Navegantes tienen a Deolis Guerra y otros a punto de estreno, y recuperarán a José Tábata. Los Tigres ya usan a Ramón Flores y detrás vienen Carlos Tocci y Renato Núñez. Y los inspirados crepusculares acaban de tomar a Paulino, aguardan a Manuel Piña y por allí se habla de Luis Valbuena y hasta de César Hernández.
Entre los sotaneros la realidad es otra. Apenas la tribu anuncia la llegada de Orlando Arcia, Alexi Amarista, Oswaldo Arcia y quizás Ehire Adrianza. Los demás, salvo por los lesionados Luis Sardiñas e Isaías Tejeda, que no tienen fecha de reaparición, dependen de los importados que vayan arribando, salvo que se confirme un retorno de Henderson Álvarez con los litoralenses. Y ya sabemos que los extranjeros ayudan, pero no suelen ser decisivos. En esta pelota gana quien tenga mejor base criolla.
La pelea promete ser dura. Ya la tabla de posiciones se partió en dos y hay motivos para sospechar que se ampliará la brecha. Para fortuna de los rezagados, al menos uno de ellos va a entrar, pues seis clasifican. Pero nada está claro, ante la desventaja de los insulares, las piezas perdidas de los salados y la dependencia tribal por brazos extranjeros, frágil esperanza de los indígenas en medio de su mal momento.
@IgnacioSerrano
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