Carlos Beltrán sorprendió a muchos cuando anunció esta semana su retiro a través de la página creada por Derek Jeter, The Players Tribune.
No tendría que ser inesperado. A pesar de su rol protagónico en los Yanquis de 2016 y de haber conquistado, por fin, su primer anillo de Serie Mundial con los Astros, en 2017, el boricua ya es cuarentón y ha perdido tiempo de juego. De hecho, se le vio en la postemporada como jugador eventual y mentor experimentado de ese juvenil y dinámico roster de Houston.
La noticia generó reacciones inmediatas. Varios analistas, encabezados por el muy serio Jeff Passan, proclamaron de inmediato la candidatura del patrullero al Salón de la Fama y se declararon votantes del puertorriqueño para cuando entre a la planilla, en diciembre de 2022.
Aficionados venezolanos replicaron de inmediato. Si Beltrán tiene madera de inmortal, ¿no debería ser el mismo caso de Bob Abreu?
No es un planteamiento descabellado. Son jardineros, dotados de poder y velocidad, dos de los peloteros más completos de su tiempo, aunque no necesariamente fueran número uno de su generación.
Beltrán tiene dos ventajas. Jugó mayormente en el centro, una posición físicamente más exigente y difícil de cubrir, en la que obtuvo tres guantes de oro, contra uno que se llevó Abreu en el right. Y su combinación de poder y rapidez parece mejor.
El antillano deja una línea ofensiva de .279/.350/.486, lo que le da un OPS de .837 y 119 de OPS ajustado. El aragüeño dijo adiós con .291/.395/.475, con .870 de OPS y 128 de OPS ajustado.
El Novato del Año de 1999 fue un bateador 19 por ciento superior a la media de su tiempo. El Comedulce fue 28 por ciento superior. Si aquel es un claro candidato, este debería serlo mucho más, por los números expuestos, ¿verdad?
Pues no necesariamente. El ajuste posicional favorece al primero, por ser centerfielder. A estos se les pide capacidad atlética y superior defensa, mientras que a los custodios de las esquinas se les pide ofensiva.
El WAR puede ser antipático para algunos, pero toma en consideración precisamente eso. Y según la cuenta de Baseball Reference, Beltrán sumó 68.8 contra 59.9 de Abreu.
Ese WAR no se alimenta exclusivamente del lugar donde hizo vida casi siempre el representante de la Isla del Encanto. Sus 435 jonrones superan por mucho los 288 del de Turmero, y aunque el de acá le saca casi 100 bases robadas, el de allá le rebasa con más de 1.500 anotadas y 1.500 empujadas.
También está lo hecho por Beltrán en postemporadas. Aunque este fue su primer anillo, no puede culpársele de haber sido responsable por haber sufrido la falta de champán. Sumó 256 apariciones en el plato, ligó para .307/.412/.609, dejó 1.021 de OPS, tiene el récord de 8 bambinazos en uno playoff, robó 11 bases sin jamás ser atrapado y tomó 37 boletos contra sólo 33 ponches, todo en 65 encuentros.
Beltrán apareció siete veces en la planilla del Más Valioso y tiene números que, bien combinados, pueden compararse con los de Roberto Clemente. Abreu también fue votado en siete ocasiones y sus registros podrían equipararse, según se ordenen, con los de Barry Bonds. Su caso parece estar en la frontera, un poco más allá o más acá de David Concepción u Omar Vizquel, según se vea. Pero el de Puerto Rico tuvo picos más altos y, por eso, posiblemente, le va a costar menos lograr la inmortalidad.
@IgnacioSerrano