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El buen negocio de los Tigres de Aragua

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Todavía recordamos la frase de Carlos Miguel Oropeza, gerente general de los Cardenales, apenas concretó el canje de Félix Hernández a los Navegantes, hace un año: “Conseguimos tres peloteros a cambio de nada”.

Se entiende la expresión. El Rey prácticamente era una línea de Excel en Barquisimeto, un nombre más en los archivos, un vago recuerdo de aquel adolescente que lanzó seis juegos en la LVBP. No mucho más.

Pero Hernández sí costó algo. En su momento, le entregaron un bono importante en bolívares, cuando Emilio Carrasquel convenció a su agente de llevárselo a la Ciudad de los Crepúsculos. Los Marineros de Seattle y los pájaros rojos tenían un acuerdo de trabajo y cooperación por aquel entonces.

Oropeza no estaba errado, sin embargo, en el sentido de lo que había ganado en esa transacción. Obtuvo a dos pitchers para el presente y un catcher para el futuro, a cambio de entregar, sí, al mejor serpentinero venezolano de los últimos tiempos, quien por otra parte no tenía planes de volver a usar el uniforme de los encarnados. Cuando el diestro hizo público su deseo de actuar en Venezuela si era con Magallanes, se abrió una estupenda oportunidad para Lara.

Algo semejante acaba de suceder con los Tigres y Gleyber Torres, quien pidió a su representante que le tramitara el pase a los Leones o a los Tiburones, pues anhelaba jugar en esta liga, pero en su ciudad natal, delante de sus parientes y amigos.

Torres va a tener una gran carrera, si se cumplen las expectativas. Su chance de verle causar impacto en Maracay ya era reducido, suponiendo que los Yanquis querrán proteger al máximo su posesión. Y al ocurrir su petición, no quedaba otro camino que canjearlo, ¿verdad?

Pudo ser Yolmer Carlos Sánchez. Aragua ha tratado de adquirirlo durante más de un año, pero La Guaira se negó antes y volvió a hacerlo ahora. Así que fueron Guillermo Moscoso y Víctor Gárate. Siempre gustaron a los bengalíes, porque además de ser monticulistas, son de Maracay.

El trato cerrado el viernes fortalece el staff de los bengalíes. A costa de entregar al prospecto número uno de Venezuela, consiguieron a un abridor con cinco temporadas de experiencia en las Grandes Ligas y tres más en Japón, que hoy no tiene limitaciones, pues actúa en México, y todavía es relativamente joven, a los 33 años de edad.

Moscoso debería estar en capacidad de ayudar desde temprano y dar estabilidad a un área donde es tan necesario contar con piezas criollas. Y Gárate, que también fue bigleaguer, también pasó por el Lejano Oriente y también se encuentra en México, aunque todavía sin estrenarse, es zurdo y tiene 32 años de nacido.

Es posible que este último pase más tiempo en el bullpen, aunque ya será cosa del manager Buddy Bailey decidirlo. Su papel debería ser semejante al de Wilfredo Ledezma, un swingman que ha tenido los roles de bombero especialista, relevista intermedio, largo y abridor ocasional.

Si Aragua consigue dos o tres buenas campañas de ellos, habrá hecho el mejor negocio posible. Porque Torres ni siquiera era tigrero cuando saltó al profesional. Se lo habían arrebatado al Magallanes en el draft de no protegidos, pagando una suma casi simbólica, y ahora les permite, prácticamente a cambio de nada, dar profundidad al área más importante del juego: el cuerpo de pitcheo.

@IgnacioSerrano

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