Que Argentina algún día llegue a ser parte de la Serie del Caribe o que esta idea refleje un exceso de optimismo son cosas que están por verse. Después de todo, la naciente Liga Argentina de Beisbol recién disputará su primer torneo en septiembre.
No deja de ser noticia, sin embargo, lo que está sucediendo en el sur. El nuevo circuito tendrá carácter semi profesional, por lo que contará con peloteros pagados y jugadores importados. Muy posiblemente veremos por allá a algunos venezolanos, como en Guatemala, Nicaragua, Panamá, Colombia y El Salvador, por no mencionar los torneos europeos o asiáticos.
Tampoco es poca cosa que en la última reunión de la Asociación Latinoamericana de Beisbol Profesional le hayan abierto las puertas al campeón de la LAB y a la Liga de Beisbol Organizado de Chile a la Serie Latinoamericana de 2018, que se disputará en Managua.
En teoría, es una quijotada. ¿Quién va a interesarse en los diamantes en esos países tan futbolizados, donde la industria del balompié arropa el interés de las masas, el aporte de los patrocinadores y el foco de los medios de comunicación?
Por otra parte, es legítimo el interés del beisbol por conquistar nuevos territorios. Y no solamente hablamos del Clásico Mundial. La MLB dio un paso en ese sentido, en 2015, al crear el Programa de Desarrollo para Entrenadores de este deporte en Argentina, con el impulso del propio comisionado Bud Selig.
El softbol albiceleste ha tenido figuración en justas de carácter regional y su beisbol ha logrado cuatro coronas suramericanas, tres de ellas entre 2011 y 2013.
Seis equipos verán acción en la LAB. Algunos tienen largo trayecto en el deporte organizado pampero. Competirán en una Serie Nacional, en la que disputarán unos 30 juegos por elenco. Pero lo mejor vendrá en enero.
Los campeones de Panamá, Nicaragua, Colombia y la Liga Estatal de Veracruz, México, se reúnen el primer mes del año para disputar una cita internacional que se celebra poco antes de la Serie del Caribe. Eso ocurre desde 2013 y es uno de los modos que han encontrado esas ligas para llamar la atención de la Confederación del Caribe.
Una entre varias propuestas que se han hecho para ampliar el Clásico de Febrero es invitar al ganador de esa Serie Latinoamericana, para hacerle competir con Venezuela, Cuba, Puerto Rico, México y la República Dominicana. No es más que una vaga idea, todavía.
El comisionado del Caribe, Juan Francisco Puello Herrera, pareció dispuesto a renovar, cuando habló sobre la posible incorporación de Panamá a la Serie del Caribe de 2019. Eso le daría un sexto integrante a la reunión que crearon en 1949 los venezolanos Oscar Prieto y Pablo Morales. ¿Y luego?
Pocas competencias han mostrado tanta capacidad de resistencia al cambio como la Serie del Caribe. Sin embargo, Puello indicó en esas últimas declaraciones que la justa necesita renovarse y llevar a cabo modificaciones audaces. Su actual vigencia, de hecho, pareciera haber cobrado realce desde que se cambió el formato y se permitió el ingreso del campeón cubano.
¿Caben allí Argentina y Chile? Bien haría la Confederación en seguir los pasos del Clásico Mundial y evaluar la participación de nuevos contendores. Quizás de allí salgan nuevas ideas y nuevos aires que oxigenen la Serie del Caribe.
@IgnacioSerrano
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