Los Tigres han hecho tres cambios en el receso entre temporadas. Esperen más pactos en las semanas por venir. Y aunque los Cardenales solamente han cerrado un convenio desde que terminó la final, vale augurar también que harán más transacciones.
Ambos clubes encontraron un punto medio durante Semana Santa, a fin de intercambiarse los contratos del relevista Jhondaniel Medina, que pasó a Aragua, y del receptor Francisco Arcia, que ahora es reserva de Lara.
Toca ver qué gana y qué pierde cada equipo con esta transacción.
Es un negocio curioso para los felinos. Buscaron a Arcia durante la pasada eliminatoria, porque los grandeligas Wilson Ramos, Sandy León, Willson Contreras y Juan Graterol no estaban disponibles, por sus compromisos en el norte. Alex Monsalve iba a ser una respuesta, pero se lesionó y también faltó. Luis Villegas no fue visto como una opción en Maracay y fue enviado a La Guaira en plena zafra 2017-2018.
Un equipo que debería tener abundancia de catchers, debió adquirir a un careta en pleno torneo. Pero ahora, sin la garantía de que Ramos, León, Contreras o Monsalve jugarán a partir de octubre, con Graterol a bordo de los Leones y Villegas con los Tiburones, ¿quién va a ser el hombre de los bengalíes detrás del plato?
Medina es un brazo potente. En la recta final del torneo 2016-2017, se erigió en una de las razones por las que los pájaros rojos avanzaron a la final. Iba en pleno ascenso, hasta la justa recién finalizada, en la que patinó.
No es una mala apuesta. La velocidad de su recta sigue allí. También su buena salud. Si recuperara el control perdido, volvería a ser de ayuda en el bullpen, por más que los Cachorros de Chicago lo hayan dejado libre y hoy esté fuera del beisbol organizado.
Se entiende el interés de los rayados. Pero se entiende menos que Arcia haya sido el sacrificado, dado que no parece haber un heredero claro para asumir el liderazgo detrás del plato en octubre. La única respuesta posible acá parece indicar que la gerencia maracayera no se detendrá aquí; que dentro de los nuevos pactos que vienen, y algunos se están cocinando, hay la posibilidad de traer un receptor que cumpla con el rol que, en principio, iban a tener Monsalve y Graterol, y que, debido a las circunstancias, llevaron a los centrales a preguntar en Maracaibo por el mascota que acaban de entregar a los larenses.
Habrá aficionados que se pregunten por qué los pájaros rojos salieron en busca de un receptor. Es cierto, Manuel Piña no será una opción mientras sea protagonista en las Mayores con los Cerveceros de Milwaukee, pero ¿no les fue bien con Gustavo Molina y Johjan Quevedo? No sólo se metieron nuevamente en la final, además se sintieron libres de entregar a Gabriel Lino en otro cambalache.
Molina es una incógnita. Está en la recta final de su carrera y su cuerpo lo avisó varias veces en el campeonato recién finalizado. Parece prudente buscar un nuevo socio para Quevedo, en caso de que el ex bigleaguer en efecto esté llegando a la hora del adiós. Además, Medina probó ser sacrificable. Su aporte en la temporada recién culminada fue discreto y los Cardenales tienen opciones más jóvenes para tomar su lugar en el bullpen.
Así se resume el negocio entre ambos clubes. Sólo resta ver ahora qué se traen los Tigres entre manos.
@IgnacioSerrano