Lara comenzó la temporada con un ala adolorida: la zurda de Gumercindo González. Y no es cualquier cosa. Aunque el nombre del maracayero no es tan sonoro para el grueso de la afición, la gerencia crepuscular salió en su búsqueda con conocimiento de causa y adquirió su contrato al entregar a uno de sus patrulleros a Aragua.
Corría el mes de agosto cuando se dio el canje. Estábamos de vacaciones y no reflexionamos aquí sobre el pacto, como acostumbra siempre esta columna. Pero esta semana, al pasar Héctor Giménez al Zulia y hacer el balance del acuerdo entre Águilas y Cardenales, recordamos la deuda. No era la primera vez que pasaba la idea por nuestra mente. De hecho, los problemas vividos por el manager José Moreno en las primeras de cambio nos avisaban que, aunque con retraso, la ausencia de González seguía dándole vigencia al tema.
El plan original era contar con el lastimado aragüeño como primera opción ante los bateadores de su mano. Aunque trabajó como abridor en Italia, acá ha sido especialista en el bullpen, con buenos resultados; en la temporada anterior, de hecho, puso 1.54 de efectividad con los Tigres, en 30 apariciones.
Tanto González como Ericson Leonora, el jardinero que pasó a los bengalíes, son jugadores de experiencia en la liga. Son también eso que en el teatro y el cine se llama “actores de reparto”, aunque más precisa es la traducción literal de la expresión en inglés: “actores de soporte”, esos que no protagonizan, pero que acompañan y son cruciales en la trama, aunque su aparente falta de importancia lo oculte.
Leonora ofrecía a los rayados un guante con recorrido para suplir a los titulares. Con pocas opciones en una nómina donde son mayoría los prospectos y los importados, convenía agregar una dosis de profundidad en la cueva izquierda del estadio José Pérez Colmenares.
Su rol con los crepusculares iba a estar mediatizado por la presencia de cuatro bates extranjeros, la razón que también terminó presionando para la salida de Giménez, además de la esperanza de ver a Elvis Escobar asumiendo el papel estelar que tanto se le pedía. Por eso era sacrificable, especialmente si se trataba de conseguir al zurdo necesario.
Los occidentales ya contaban con Ángel Calero, un veterano de este circuito. Pero el suyo es un perfil más adecuado para la parte B del bullpen. De hecho, al llegar González con molestias físicas y verse obligado Moreno a darle la pelota a Calero en momentos exigidos, el carabobeño resbaló y terminó fuera del roster.
Los larenses tienen a otros monticulistas de la mano equivocada. Pero César Jiménez tuvo que pasar a la rotación y el joven Luis Lugo es más bien un relevista largo. Hubo que recurrir a la sangre nueva, forzados por los acontecimientos, y la solución de continuidad no parece mala: Yapson Gómez ha sido consistente y Fabián Blanco ha asomado como válida segunda opción.
El calendario avanza y pronto apretará. Gómez viene de Clase A corta y Blanco lanzó en Novatos. Leonora todavía trata de ganar espacio con los Tigres, que han visto a Carlos Arroyo tomar el lugar que debía ser para él, con average sobre .300 y excelente disciplina en el home. Cardenales, entretanto, requiere que González complete su rehabilitación, para que su plan original se hagan realidad.
@IgnacioSerrano
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