Más y más celebridades están usando vientres de alquiler para tener hijos y están hablando abiertamente del tema.
A Naomi Campbell, Priyanka Chopra, Elon Musk y Kim Kardashian ahora se ha sumado Paris Hilton. Pero, ¿qué se siente siendo una madre sustituta para una celebridad? Shanna St.Clair lo ha hecho en dos ocasiones, y ha tenido experiencias muy diferentes.
El teléfono de St.Clair se iluminó. Era Catherine.
Ella recuerda que la conversación empezó sin siquiera un saludo: «Mira, quería decirte antes de que lo veas en las noticias, estaba usando otra madre substituta y acaba a dar a luz».
St.Clair se sentó para recuperarse de la noticia. Ella estaba en las primeras semanas de embarazo del bebé de Catherine. Pero ahora Catherine tenía otro hijo. No era la única madre substituta de Catherine. ¿Qué quería decir esto? ¿Iba Catherine a querer el bebé que ahora gestaba?
«Desearía que me lo hubieras contado», logró decir St.Clair. «¿Deberíamos hablar después de que vaya a mi revisión de rutina mañana?».
Catherine dijo que sí y colgó.
St.Clair le mandó un mensaje de texto un rato después.
«Quedé un poco impactada con la noticia, pero estoy tan feliz por ti. Disfruta de tu bebé. Hablemos después de mi revisión», dijo que le escribió.
Catherine no respondió. Ni la llamó al día siguiente.
Desde el principio
St.Clair descubrió el mundo del alquiler de vientres en el artículo de una revista. Estaba fascinada, mientras bebía una bebida caliente y sus hijos jugaban afuera en la granja de la familia en un área rural de Pensilvania (EE UU).
Aprendió sobre las «madres subrogadas tradicionales» -mujeres cuyos óvulos son inseminados artificialmente con esperma de un donante-, y sobre las «portadoras gestacionales», mujeres que cargan el óvulo fertilizado de otra persona.
Descubrió la diferencia entre «subrogación comercial», en la que a una mujer le pagan por llevar el feto, y la «altruista».
El artículo hablaba bien de la subrogación. Hasta la subrogación comercial era un regalo para los padres solteros, para parejas infértiles y familias LGBT que querían tener sus propios hijos biológico.
Algo hizo clic en St.Clair.
Acababa de cumplir 30 años, y tenía 3 hijos. Ni ella ni su marido querían tener más.
«Podría ser una portadora gestacional», pensó.
Para unirse a una agencia de subrogación, la mujer y su esposo llenaron montañas de cuestionarios. Tuvieron revisiones con psicólogos y médicos, y»decenas» de reuniones con abogados, dijo.
El primer intento
Unas semanas después recibió una llamada. Una pareja de celebridades, Jennifer y Mark, habían leído su perfil y querían conocerla en Nueva York.
Conectó inmediatamente con ellos.
«Eran personas amables», dijo. «Se tomaron el tiempo de entender mi vida, de conocer a mis hijos».
El pago a St.Clair cubría el traslado a la clínica de fertilización in vitro, hoteles, combustible, alimentación y cualquier remuneración para las posibles pérdidas en su trabajo como estilista mientras estuviera embarazada.
En un periodo de tres años, recibió unos US$50.000.
A St.Clair le tomó varios intentos quedarse embarazada. Cuando dio a luz, Jennifer y Mark le tomaron la mano, llorando mientras le daban las gracias por su nueva familia.
Así que cuando Jennifer la llamó meses después para preguntarle si le podía presentar a su amiga Catherine, St.Clair dijo que sí.
El inicio de la pesadilla
Catherine venía de una familia famosa. Había estado tratando de tener un hijo propio por años, con y sin madres substitutas, y después de oír la experiencia exitosa que había tenido Jennifer, quiso hablar con St.Clair.
«En retrospectiva, hubo muchas señales de alerta en esa primera conversación telefónica», admitió.
Catherine sugirió que omitieran la agencia para ahorrar en gastos y que sus abogados redactaran el contrato, relató.
«Después dijo que yo ya había pasado una evaluación psicológica durante mi experiencia con Jennifer y que no necesitaría otra», agregó.
St.Clair se comprometió con tres intentos.
Primero, hubo un proceso de sincronización de ciclos, en el que la madre subrogada y la donante de óvulos sincronizan sus períodos menstruales usando inyecciones diarias de hormonas.
Luego, St.Clair y su esposo viajaron a conocer a Catherine en persona, en la clínica de fertilización en la que pondrían el óvulo fertilizado de Catherine en su vientre.
Catherine los esperó, glamurosa y vestida de una manera increíble.
St.Clair quiso abrazarla, pero la celebridad la apartó. No era de recibir abrazos.
Catherine le dijo que se quedaría con ella para el proceso de transferencia de óvulos, pero que tendría que irse luego y que su conductor los llevaría de vuelta a su hotel.
«Esto no va a ser nada parecido a lo de Mark y Jennifer», pensó la madre subrogada.
Buscando culpables
El primer intento no tuvo éxito. La noche antes del segundo, Catherine invitó a St.Clair y a su esposo a cenar, y les contó historias de jets privados y muebles de diseñador.
St.Clair se sintió incómoda mientras la miraba en el restaurante opulento al que había ido vistiendo leggings negros y un abrigo barato. No tenían nada en común.
Al día siguiente, en la clínica de fertilidad, Catherine estaba aferrada a una botella de pastillas y le dijo a St.Clair que a lo mejor el primer intento no había funcionado por sus nervios.
La mujer le ofreció una pastilla de Valium a quien llevaría su hijo.
«No, gracias», le respondió St.Clair.
Pero Catherine insistió.
«Seguía diciéndome: ‘¿Cuál es tu problema Shanna? Una pastilla no te va a hacer daño’. Yo sentí que no le podía discutir», explicó.
Accedió a tomarse la pastilla, pero discretamente se deshizo de ella cuando Catherine estaba mirando hacia otro lado.
Una vez más no quedó embarazada e hicieron un nuevo intento.
En esta ocasión, cuando se encontraron en la clínica, Catherine pasó la mayor parte del tiempo hablando con su madre por teléfono, discutiendo sobre el diseño interior de uno de sus hogares. Casi no le habló a St.Clair.
Diez días después hubo buenas noticias Los niveles de hCG, una hormona que produce la placenta, indicaban positivo para un embarazo.
«Yo estaba dichosa», contó St.Clair.
Por otro lado, Catherine no mostró ningún tipo de emoción.
Le dijo que no quería entusiasmarse demasiado porque una madre sustituta anterior había quedado embarazada, pero había perdido al bebé.
St.Clair le dijo que lo sentía, pero Catherine le contestó: «Fue culpa de ella».
La madre sustituta había esperado 12 horas en un aeropuerto para tomar un vuelo y visitar a su padre que estaba enfermo, le dijo Catherine.
St.Clair quedó perpleja con el siguiente comentario de la aspirante a madre: «Le dije que no viajara pero lo hizo y mira lo que pasó. Un bebé muerto».
Unos días después, los niveles de hCG de St.Clair habían caído levemente, pero el médico le dijo que no perdiera las esperanzas.
Llamó a Catherine, quien le respondió con calma: «Ok, veremos qué pasa».
La subrogación en el mundo
Ucrania, Colombia, México y Rusia permiten la subrogación comercial, pero la subrogación para los no residentes ha sido prohibida en Camboya, India, México y Nepal y Tailandia.
En Reino Unido, la subrogación comercial es ilegal, así que una mujer no puede ofrecerse a gestar el hijo de un tercero a cambio de dinero, pero sí es legal que a una madre substituta le paguen los gastos. El número de nacimientos subrogados en Reino Unido se multiplicó por 4 entre 2011 y 2020.
En EE UU las reglas varían dependiendo de los estados: Pensilvania, el estado en el que vive Shanna St.Clair, permite acuerdos de subrogación tanto compensada como no compensada y se considera un estado amigable a la subrogación.
Feministas de alto perfil como Gloria Steinem y Julie Bindel argumentan que la subrogación convierte el cuerpo de la mujer en un producto y deja a las madres substitutas, quienes muchas veces vienen de lugares pobres, expuestas a la explotación.
Suspense total
Tras llamar a St.Clair con la impactante noticia de que otra madre sustituta dio a luz a un bebé, Catherine desapareció.
No obstante, la mujer continuó con sus chequeos regulares, conduciendo más de una hora de ida y vuelta a la clínica, sin saber si la celebridad todavía quería el bebé.
Luego, cuatro semanas después, le dijeron que sus niveles de hCG habían bajado demasiado. Había tenido un aborto espontáneo.
St.Clair llamó a Catherine, quien no respondió, así que le envió un mensaje para contarle la noticia.
«Te llamaré pronto», escribió Catherine.
Sin embargo, pasaron los días y no había respuesta, por lo que St.Clair le envió un nuevo mensaje.
«Hola, espero que tú y el bebé estén bien. ¿Debería enviarte el resto de las facturas?», le escribió.
Catherine contestó: «Shanna, nuestra relación ha terminado. Estoy horrorizada por tu frialdad sobre el nacimiento de mi hijo. Envía las facturas».
Las mujeres no volvieron a hablar.
Reglas claras
«Las celebridades hoy son más abiertas sobre la subrogación, pero es algo que ha estado ocurriendo durante años», dijo Aria Simuel, quien dirige Modernly, una agencia VIP de subrogación en California (EE UU).
Tanto ella como su socia han sido madres sustitutas, así que comprenden los desafíos.
«Cuando una persona de alto perfil viene con gerentes comerciales, asistentes y jefe de seguridad, eso puede ser muy intimidante para una madre sustituta», admitió.
Las buenas agencias manejan la relación, explicó Simuel, verificando que la madre sustituta se sienta cómoda y asesorándola si es necesario, además de hacer verificaciones de antecedentes y evaluaciones psicológicas.
La intermediaria reconoció que ha habido casos en los que la madre sustituta se ha pasado de la raya al presentar en programas de televisión a los padres biológicos o al preguntarles si pueden financiarle a un primo una película.
Los contratos deben dejar claro que esto «no está sobre la mesa», dice Simuel.
Cuatro años después de su experiencia con Catherine, la antigua agencia de subrogación de St.Clair le preguntó si estaría dispuesta a que le presentaran a otra pareja. Después de conocerlos y amarlos, accedió a pasar por eso una última vez.
Esta vez ella dio a luz a mellizos.
«Creo que necesitaba algo bueno para borrar la mortificante experiencia con Catherine», dijo la mujer.
«He tenido dos hermosas experiencias de subrogación y otra que fue terrible y transaccional», expuso.
Hoy, St.Clair dirige una peluquería. Con el zumbido de un secador de pelo, sus clientes le hablan sobre chismes locales y de celebridades, y con frecuencia la conversación se centra en la fertilidad y la familia.
«Todas las semanas hablo con personas que están tratando de tener bebés, que acaban de tener bebés, que han perdido bebés, que no pueden tener bebés, que dicen que nunca quieren bebés, que quieren intentar cualquier forma de tener bebés», dijo.
«La subrogación no es para todos. Es algo muy personal. Si todos los involucrados se sienten felices y empoderados, perfecto. No debemos juzgar las elecciones de otras personas», concluyó.
Los nombres de todas los padres biológicos han sido cambiados.
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