Estados Unidos enterró con un par de señales claras las dudas que había sobre su interés en Venezuela.
El martes, Washington anunció duras sanciones contra una filial del gigante petrolero ruso Rosneft por sus vínculos con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
Más temprano este mes, el presidente estadounidense, Donald Trump, recibió en la Casa Blanca y llevó como invitado a su discurso del Estado de la Unión al líder opositor venezolano Juan Guaidó, que fue ovacionado en el Congreso.
Ambos pasos muestran que EE.UU. aún busca aumentar la presión contra Maduro, pese a que éste sigue en el poder desde que Trump apostara por su caída al reconocer a Guaidó como presidente interino de Venezuela en enero de 2019.
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«Lo que (Trump) apostaba hace poco más de un año no resultó, entonces hubo frustración. Pero esto fue un mensaje muy claro de que EE.UU. sigue apoyando a Guaidó«, le dice a BBC Mundo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de análisis en Washington..
Esto parece importante en un año en que Trump se juega su propia reelección y cuando crecían los rumores de que Venezuela se había hundido en la lista de prioridades de la Casa Blanca.
Sin embargo, ¿qué hay de nuevo realmente en la política de EE.UU. hacia Venezuela más allá de los gestos políticos?
«El primer mordisco»
Las sanciones económicas del Departamento del Tesoro contra Rosneft Trading —filial de la petrolera rusa Rosneft— suponen una novedad dentro de la campaña de EE.UU. contra Maduro, a quien Trump considera un «dictador» socialista.
Washington buscó responder con esta medida a lo que observa como un aumento preocupante de la influencia de Rusia en Venezuela.
Una paradoja es que el creciente papel ruso en el país sudamericano es visto a su vez como una consecuencia de las sanciones que EE.UU. impuso un año atrás al sector petrolero venezolano, que llevaron a Maduro a depender más de Moscú.
Se estima que en los últimos meses entre la mitad y 70% del petróleo venezolano llegó al mercado a través de Rosneft Trading, a la cual Washington acusa de llevar a cabo «trucos» para evadir las sanciones del Tesoro.
Funcionarios de EE.UU. advertían desde el año pasado que empresas extranjeras involucradas en negocios con PDVSA, la petrolera estatal venezolana, podían quedar expuestas a castigos.
«Ellos (los funcionarios de EE.UU.) habían estado ladrando pero sin morder, y este es el primer mordisco. Hay que ver qué tan fuerte es el mordisco, cuánto afecta de verdad a Rosneft y cómo responde», señala Francisco Monaldi, un experto en petróleo venezolano de la Universidad Rice, en Houston, a BBC Mundo.
«Pero no tengo dudas de que a partir de este anuncio», agrega, «en todas las empresas internacionales que han tomado cargamentos de Venezuela esto va a ser un tema a considerar y van a evaluar con mucha preocupación que pueda tener impacto sobre ellos».
A su juicio, las sanciones pueden ser vistas como una reacción de la burocracia de Washington al apoyo explícito que Trump dio a Guaidó e impedirán a entidades de EE.UU. realizar transacciones con Rosneft Trading, a menos que ésta cese sus transacciones con crudo venezolano antes del 20 de mayo.
¿Nueva política?
Mientras que Guaidó saludó el castigo a Rosneft Trading, el gobierno de Maduro y Rusia lo rechazaron como una acción unilateral y coercitiva de EE.UU.
Elliott Abrams, el enviado especial del gobierno de Trump para Venezuela, dijo el martes que «habrá más pasos y más presión en las próximas semanas y meses» para lograr una salida a la crisis venezolana mediante elecciones presidenciales libres.
Sin embargo, admitió que «todavía no hay indicios» de que el gobierno de Maduro esté considerando seriamente esa posibilidad.
La dilatación de la crisis venezolana ha generado cuestionamientos a la estrategia de EE.UU. después de haber logrado el año pasado que más de 50 países reconocieran a Guaidó como presidente interino venezolano.
El compromiso de Washington en Venezuela ha sido puesto en tela de juicio incluso por el exasesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, un «halcón» conservador que impulsó desde la Casa Blanca la campaña contra Maduro.
Según informó el diario The New York Times, consultado durante un foro en la Universidad de Duke el lunes sobre si la estrategia de Trump en Venezuela estaba fallando, Bolton respondió: «Creo que es porque creo que fuimos insuficientemente fuertes en nuestro apoyo a Juan Guaidó, y el teatro no es equivalente al apoyo».
Distintos expertos creen que las sanciones a Rosneft Trading buscan ahora llevar a Rusia a la mesa de negociación sobre Venezuela, aunque las señales que ha dado el gobierno de Vladimir Putin van en otro sentido.
En la misma semana en que Guaidó visitó Washington, el canciller ruso Sergéi Lavrov se reunió con Maduro en Caracas y prometió aumentar la cooperación económica y militar con Venezuela.
Shifter descarta que la decisión de incluir a la filial del gigante petrolero ruso en la lista negra del Tesoro por Venezuela vaya a lograr un cambio significativo en el escenario geopolítico.
«La política (del gobierno de Trump) es aplicar sanciones. Esto es otro paso digamos, pero no diría que es una política nueva. Y no habrá nueva política hasta por lo menos las elecciones del 3 de noviembre» en EE.UU., afirma.
«La política es mostrarse aliado con Guaidó, mostrar fuerza contra Maduro: esto tiene resultados políticos electorales en Florida. En este momento la prioridad número uno es la reelección del presidente Trump y todo está en función de esto», agrega.
«Entonces no veo ninguna posibilidad de cambio de política antes del 3 de noviembre».