Ángel Bermúdez
BBC News Mundo, Miami
En unas elecciones tan polarizadas como las presidenciales de Estados Unidos, donde hasta el uso de mascarillas para prevenir el covid-19 se ha politizado, la de la actriz venezolana Lilibeth Morillo es muy sugerente.
Unas manos descorren la bandera estadounidense como si fuera una cortina y, al fondo, se asoma el tricolor nacional venezolano. A juego con esa imagen de su tapabocas, una gorra que reza: Trump 2020. Keep America Great (Mantengan grande a EE.UU.).
Con ese atuendo, Morillo acudió a un acto del movimiento «Latinos For Trump» organizado el pasado 25 de septiembre en la localidad miamense de Doral, conocida informalmente como «Doralzuela» por el elevado número de inmigrantes de Venezuela que allí residen.
«¿Sabes por qué apoyo a Trump? Porque es literalmente el muro de contención entre el comunismo y el mundo«, escribió luego del evento en Instagram.
Y es que esta artista, hija de los populares cantantes Lila Morillo y José Luis Rodríguez «El Puma», forma parte de un numeroso grupo de venezolanos que apoyan con entusiasmo la reelección del mandatario estadounidense.
División
Los comicios presidenciales se han vuelto un tema polémico para la comunidad de venezolanos en Estados Unidos, que se encuentra dividida por dos fantasmas engendrados por el trauma sufrido por su país de origen.
Unos apoyan a Trump porque temen que su competidor por el Partido Demócrata, Joe Biden, lleve a EE.UU. hacia el socialismo (palabra a la que temen desde tras su experiencia con el llamado «socialismo del siglo XXI» en Venezuela).
Otros se inclinan por Biden porque creen que el mandatario estadounidense ha mostrado los mismos rasgos autoritarios y antidemocráticos que antes vieron en Hugo Chávez y, más aún, en su sucesor, Nicolás Maduro.
Sin embargo, Biden no es socialista y, más bien, sus posiciones políticas son consideradas como centristas.
«Yo derroté a los socialistas. Así es cómo obtuve la candidatura», dijo durante una entrevista el mes pasado en referencia a su rival en las primarias demócratas, el senador Bernie Sanders, quien se califica a sí mismo como demócrata socialista.
La participación de Sanders en la campaña presidencial de 2016 -cuando le disputó la candidatura demócrata a Hillary Clinton- facilitó que se iniciara un debate público en EE.UU. sobre el socialismo.
Algunas de las propuestas de Sanders -como la ampliación del sistema de salud para ofrecer una cobertura universal- son muy populares entre los millenials en Estados Unidos y son medidas que existen desde hace décadas en países democráticos de Europa.
Dentro del Partido Demócrata hay dirigentes que pertenecen a un movimiento denominado como «demócratas socialistas», cuyo rostro más visible es la joven congresista Alexandria Ocasio-Cortez y dentro del cual sí hay algunos miembros marxistas.
Trump ha usado a figuras como Sanders y Ocasio-Cortez para presentar al Partido Demócrata como una plataforma de la extrema izquierda para llegar al poder y asegura que con Biden llegaría la «izquierda radical» a la Casa Blanca.
La severa crisis que sufre Venezuela derivó en un aumento exponencial en el número de venezolanos que han migrado a Estados Unidos y especialmente a Florida en la última década, otorga a esta comunidad una creciente importancia de cara a las elecciones presidenciales.
De acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew, los venezolanos son una de las comunidades de migrantes latinos que más rápidamente crecen en Estados Unidos.
Para 2018, el Pew estimaba que había unos 492.000 venezolanos en este país. Esto implica un aumento de 529% desde los 93.000 que ya residían aquí en el año 2000.
Entre estos, hay unos 169.000 venezolanos con derecho a voto pues son mayores de edad y también tienen la ciudadanía estadounidense, según dijo Mark Hugo López, director de investigación demográfica y de migración global del Centro Pew, a BBC Mundo.
Tanto Trump como Biden han intentado atraer a estos potenciales votantes con duras críticas al presidente venezolano Nicolás Maduro, a quien ambos califican de dictador.
Desde la Casa Blanca, Trump ha sido el principal valedor internacional del líder opositor venezolano, Juan Guaidó, a quien reconoce como «presidente interino» de Venezuela y ha aplicado gran cantidad de sanciones sobre el gobierno de Maduro para intentar forzar un cambio de régimen en el país sudamericano.
Pese a todo, Trump no ha concedido a los venezolanos en Estados Unidos el estatus de protección temporal (TPS, por sus siglas en inglés) y el Partido Republicano ha votado en el Congreso en contra de esa iniciativa, cuya aprobación ha sido prometida por Biden en caso de llegar a la Casa Blanca.
Esta medida podría ser un importante alivio para miles de venezolanos en situación irregular en este país. Al final de cuentas, Venezuela se convirtió desde 2017 en el país de origen de la mayor cantidad de solicitantes de asilo en Estados Unidos, por delante de China. Según las últimas cifras disponibles, en 2018, los venezolanos representaron 1 de cada 4 solicitantes.
«Biden es un caballo de Troya»
Entre los venezolanos que respaldan con fervor a Trump, Carolina Tejera ha dado un paso adelante al implicarse activamente en la campaña electoral.
Esta reconocida actriz y empresaria, con más de 20 años en Miami, es miembro de la Venezuelan American Republican Alliance (Alianza Republicana Venezolana Estadounidense) y desde allí no solamente impulsa la candidatura de Trump, sino también los valores del Partido Republicano.
«Yo estoy viviendo un deja vu. Después de ver la destrucción en Venezuela estoy viendo esto en Estados Unidos. Este país se ha caracterizado por tener ley, orden y disciplina. Lamentablemente desde que ganó Obama y desde un poco antes han estado destruyendo esa mentalidad», le dice a BBC Mundo.
Tejera afirma que le preocupa el discurso duro que ha habido en los últimos meses en contra de los cuerpos policiales y la posición del Partido Demócrata a favor del aborto y de la educación universitaria gratuita. «Lo de educación gratis y todo gratis no existe. Es una mentira. Ningún sistema puede aguantar eso», apunta.
Desde su perspectiva, la instauración del comunismo sigue un patrón, una agenda que se consumó en Venezuela y que viene cumpliéndose en Estados Unidos desde hace más de 12 años con la implantación de ideas socialistas.
«El socialismo es la anestesia para la introducción del comunismo. Todo el discurso de Biden es totalmente comunista, es la extrema izquierda. Es lo mismo que escuché con Chávez. Biden es un caballo de Troya. Él se va a aliar con Maduro», asegura.
Cuando se le indica que Biden ha dicho que Maduro es un dictador, Tejera responde:
«Él no tiene que decirlo (que se va a aliar con Maduro). Las personas que hemos vivido el comunismo de alguna manera no necesitamos interpretar. Es un hecho porque es un patrón, es una agenda que se ha venido cumpliendo desde hace más de 12 años. Esto ya está inventado. El comunismo no lo inventaron ayer», señala.
Por contraste, considera a Trump como un «patriota» que ama a Estados Unidos y que intenta evitar la destrucción de su país.
Piensa que en un eventual segundo período, Trump podría hacer mucho más por el país sudamericano, aunque advierte que no se trataría de una invasión unilateral, sino que tiene que haber un acuerdo con otros países y debe contarse con el apoyo del propio pueblo venezolano.
«No soy trumpista, pero él es la mejor opción»
Juan Pablo Wulff cambió sustancialmente su afiliación política en los últimos cinco años al pasar de inscribirse en el Partido Demócrata y votar por Hillary Clinton en 2016 a convertirse en independiente y apoyar la candidatura de Trump en 2020.
Este abogado residente de Weston, otro gran enclave venezolano en el sur de Florida, no cree que Joe Biden quiera implantar el socialismo en Estados Unidos ni ve vínculos claros entre el Partido Demócrata y el comunismo, pese a que en sus filas haya ciertas figuras como las congresistas Ilhan Omar y Alexandria Ocasio-Cortez, con cuyas ideas no congenia.
«Esas son banderas electorales. Este país no va a asumir jamás esos postulados. EE.UU. no es Venezuela y aquí el poder presidencial es relativo», comenta en conversación con BBC Mundo.
Destaca, sin embargo, que la Casa Blanca sí tiene mucho poder en materia de política exterior y como venezolano teme que haya cambios no deseados en este campo.
«Un gobierno de Biden fortalecerá la posición de quienes gobiernan en Venezuela y le dará alimento moral a La Habana. Tendría una aproximación completamente diferente a la que ha tenido Trump, que en mi opinión ha sido positiva. Creo que debemos agradecer por lo que se ha logrado en cuanto a la sanción moral al gobierno actual de Venezuela», indica.
«Pero la política exterior tenemos que verla no solamente frente a Venezuela, sino también frente a Cuba, que es el mal mayor», agrega.
Aunque encuentra en Trump distintos elementos cuestionables como, por ejemplo, su postura antiinstitucional, considera que su apuesta por levantar el orgullo nacional y por un EE.UU. fuerte es lo que más conviene en estos momentos.
«Yo no soy trumpista para nada, pero en esta coyuntura lo veo como la mejor opción», confiesa.
«Una visión autoritaria del poder»
Pero mientras una parte de la diáspora venezolana quiere usar su voto para frenar lo que consideran como el avance del «socialismo» en EE.UU. o las repercusiones en su país de origen, otros se oponen a Trump por ver en él reflejos del autoritarismo de Chávez.
Michel Hausmann, director de la compañía teatral Miami New Drama y del Colony Theater de esta ciudad, es uno de ellos.
La experiencia de Hausmann con el oficialismo en Venezuela no fue positiva. Entre otros problemas, hace una década sus obras de teatro en Caracas fueron atacadas con bombas lacrimógenas por partidarios chavistas.
«Básicamente, el gobierno me obligó a cerrar mi compañía e irme del país», resume a BBC Mundo.
Sin embargo, el director teatral no atribuye lo ocurrido en la nación sudamericana a un problema de «socialismo», sino a una deriva autoritaria en el gobierno.
«La narrativa que muchos compatriotas tienen es que el socialismo destruyó el país, como si se tratara de algo de izquierda o de derecha, mientras que para mí eso es la capa alrededor de la píldora», afirma.
Sostiene que alrededor del mundo hay gobiernos de ideologías diversas como el de Erdogan en Turquía, el de Bolsonaro en Brasil, el de AMLO en México o el de Trump en Estados Unidos que tienen un modus operandi similar al de Chávez.
«Entre ellos hay líderes de izquierda y de derecha, pero tienen en común una visión del poder totalmente autoritario y de destrucción de las instituciones democráticas», resalta.
Hausmann, quien desde que asumió la dirección del Colony Theather ha aprovechado su marquesina para proyectar mensajes políticos y reivindicativos, escribió recién un artículo en un blog en el que llamaba a los venezolanos en Estados Unidos a votar en contra de Trump.
En el texto cuestionaba que se considere a Biden como un «socialista» cuando en realidad es un político de centro – ni siquiera de centro izquierda- y recordaba que él había sido artífice de las primeras sanciones de Estados Unidos contra el gobierno de Maduro, aplicadas durante el mandato de Obama.
Además, destacaba que el hecho de que el Partido Demócrata abogue por programas sociales, como la extensión de la cobertura sanitaria, no es una postura radical de izquierda, pues «no existe un país industrializado en el mundo que no ofrezca a sus ciudadanos cobertura universal de salud pública».
Hausmann dice entender la narrativa de aquellos venezolanos que apoyan a Trump, aunque no la comparte.
«Yo no culpo a mis compatriotas. Es un pueblo que lo ha perdido todo. Gente cuya vida ha sido destruida, que tuvo que despedirse de su familia, cerrar sus empresas. Estar en el exilio no es fácil. Creo que ellos ven el surgimiento de partidos como Podemos en España o el de Gustavo Petro en Colombia y sienten que hay una conspiración internacional socialista antidemocrática. Y luego ven la elección de Ocasio-Cortez y el surgimiento de Bernie Sanders y lo asocian a esa conspiración socialista, pero esa es una lectura muy superficial sobre las complejidades de la política estadounidense», subraya.
«Magazolanos» en «Twitterzuela»
El artículo de Hausmann se hizo viral en las redes sociales, aquello que los venezolanos llaman «Twitterzuela», donde recibió tanto numerosos elogios como rabiosas críticas que incluían acusaciones de haber sido financiado por el filántropo multimillonario George Soros.
Y es que pareciera que en el caso de los venezolanos la polarización que marcó la política en su país de origen desde inicios de siglo se hubiera trasladado ahora al escenario de las elecciones estadounidenses.
Así, por ejemplo, cuando la candidata a la vicepresidencia por el Partido Demócrata, Kamala Harris, inició el mes pasado su campaña en Florida con la visita a un restaurante venezolano en Doral, se desbordaron las críticas hacia quienes le expresaron su apoyo.
Extremistas de uno y otro bando no escatiman insultos para señalar lo «ignorantes» que son esos otros venezolanos e incluso llegan a sugerir que por sus posturas políticas deberían ser deportados de Estados Unidos.
Una muestra de hasta dónde han llegado los niveles de intolerancia política.
Entre los partidarios de Trump circula un chiste en el que califican a quien apoya al Partido Demócrata como el «perfecto imbécil latinoamericano»: aquel que nace, crece, vota por los socialistas, huye del socialismo, emigra a Estados Unidos, pide asilo y termina votando por Biden.
Quienes apoyan a Biden, por su parte, hablan de los «MAGAzolanos», un término que hace juego con el lema de Trump (Make America Great Again) y que usan para referirse a un tipo de votante al que consideran dogmático e ignorante.
Pero, al final de cuentas, ¿cuán importante es realmente el voto de los venezolanos en las elecciones de noviembre?
Fernand Amandi, un experto en el estudio del voto latino en Estados Unidos, señala que la cantidad de electores venezolanos no es lo suficientemente grande como para tener un impacto en términos del voto nacional, pero que sí podría ser decisivo en Florida, donde hay aproximadamente unos 50.000 venezolanos registrados para sufragar.
«Cuando uno piensa en la historia de Florida, un estado que decidió la presidencia hace 20 años por una diferencia de 537 votos, cualquier subgrupo de electores puede ser determinante y, en este caso, el voto venezolano como cualquier otro en Florida podría decidir quién gana el estado y con ello la Casa Blanca», explica Amandi.
Según una encuesta de la Universidad de North Florida, divulgada a inicios de septiembre por el Miami Herald, aunque Biden superaba a Trump en el conjunto del estado, dos de cada tres votantes venezolanos en Florida se inclinan a favor del actual mandatario.
Dado lo reñida de la competencia, habrá que esperar hasta después de las elecciones para saber si ese voto venezolano logra hacer realmente alguna diferencia en la carrera por la silla presidencial.