A la hora de definir al ganador de las elecciones de Estados Unidos, ninguna región del país suele generar tanto dramatismo como Florida.
Ganar aquí es fundamental para los esfuerzos de Donald Trump y Joe Biden para quedarse con la presidencia.
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La polarización política que afecta a la nación revela en este estado su dimensión más extrema. El electorado de Florida suele estar dividido en mitades casi idénticas, lo que hace que el resultado final de sus comicios sea tan difícil de predecir.
Basta recordar cómo en el año 2000 el entonces candidato republicano, George W. Bush, aventajó en Florida por apenas 527 votos a su rival demócrata, Al Gore. Esa microscópica ventaja, en un estado que hoy tiene 21 millones de habitantes, le entregó la Casa Blanca a Bush.
Y como apenas unos cuantos cientos de votos pueden inclinar la balanza en Florida, cualquier adhesión de un grupo del electorado a un bando u otro puede tener un impacto crucial para decidir la elección.
Este año, los analistas están pendientes del comportamiento de al menos cuatro grupos de votantes que pueden alterar el resultado de la votación en Florida y definir la sucesión presidencial.
Estos factores incluyen la creciente popularidad de Trump entre los cubano-estadounidenses de Miami; el impacto de una serie de decisiones judiciales en torno al derecho a votar a los exconvictos; la opinión que tienen del presidente los jubilados, quienes constituyen parte importante de la población en este «paraíso de la tercera edad»; y finalmente, el grado de adhesión al actual mandatario de los habitantes de los barrios blancos de clase media.
1. ¿Vuelven los cubanos al redil republicano?
Un primer factor que puede desequilibrar la elección en Florida está dado por el comportamiento electoral de su principal área metropolitana, Miami.
Y dentro de esa metrópolis, la población de origen cubano, que constituye cerca de una tercera parte del total en el condado, es la llave electoral de la ciudad.
La comunidad cubana de Miami es probablemente la más conservadora entre los latinos de Estados Unidos. Desde la década de 1960 empezaron a votar republicano mientras que la inmensa mayoría de los hispanos en el resto del país se inclinaban por los demócratas.
Sin embargo, en los últimos años, los analistas advertían de un cambio generacional, con los cubano-estadounidenses jóvenes acercándose más a la a izquierda.
Eso ayudó a que el condado de Miami hubiese votado masivamente a favor de Barack Obama en 2008 y de Hillary Clinton en 2016. En ese año la candidata presidencial demócrata aventajó a Trump por 290.000 votos, o casi treinta puntos porcentuales, como le dice a BBC Mundo Fernand Amandi de la firma encuestadora local Bendixen & Amandi.
Pero la orientación del voto cubano de Miami parece estar transformándose nuevamente. O en realidad, volviendo a su estado original, de devoción por los conservadores.
El 73% de los cubano-estadounidenses de Miami tiene hoy una imagen favorable de Trump mientras que solo el 32% de esa comunidad tiene una buena imagen de Biden, asegura la encuesta más reciente de Bendixen & Amandi.
El analista recuerda que, para ganar en Florida, Biden necesita recoger muchos votos latinos en Miami para compensar por la derrota que casi seguramente sufrirá en el norte del estado, la zona más rural y conservadora, en donde Trump sin duda le sacará mucha ventaja.
Por lo que la avanzada del presidente en Miami puede tener efectos devastadores para Biden.
«Claramente está teniendo un impacto la estrategia republicana de crear miedo y acusar a todos los demócratas de ser cuasi-comunistas», asegura Amandi a BBC Mundo.
El experto alega que el Partido Demócrata simplemente no hizo suficiente campaña electoral en la región. Esa campaña «debería haber ocurrido hace meses y años».
«Estamos llegando a un punto donde tal vez sea demasiado tarde», sentencia Amandi.
2. ¿Podrán votar los exconvictos de Florida?
En la tarde del pasado 11 de septiembre, un juzgado federal estadounidense emitió un fallo que dejó desconsolados a muchos demócratas de Florida.
La decisión del tribunal dejó en entredicho el derecho a votar para 1,4 millones de exconvictos de Florida, equivalente a casi el diez por ciento del total de votantes registrados en el estado.
Hasta 2018, Florida era uno de apenas cuatro estados en el país que prohibían totalmente el voto para los exconvictos. Un referendo llevado a cabo en ese año en Florida les otorgó el derecho a participar en las elecciones.
Pero meses después, la legislatura del estado, controlada por el Partido Republicano, aprobó una ley reglamentando el voto de los exconvictos, añadiendo un detalle crucial: para poder restaurar su derecho a participar en los comicios, tenían que pagar todas las multas y costas asociadas a su condena, obligaciones que en muchos casos ascendían a miles de dólares.
Eso, en la práctica dejaba a muchos de ellos fuera de las elecciones.
Donde algunos veían una discusión puramente legal, otros intuían una pugna abiertamente política.
«Muchos de estos exconvictos son negros. Y el voto negro es extremadamente demócrata. El 90% de los afroestadounidenses votan por candidatos del Partido Demócrata», le dijo a BBC Mundo Kathryn DePalo-Gould, catedrática de ciencia política en la Universidad FIU de Miami.
Por lo tanto, no es de extrañar que los demócratas estuvieran muy a favor de extender el voto a los exconvictos y que los republicanos se opusieran.
Una serie de fallos judiciales en 2019 y comienzos de 2020 calificaron inicialmente de inconstitucional la exigencia impuesta en Florida a los exconvictos de pagar el dinero de sus multas antes de poder votar, lo que había llenado de esperanza a los demócratas.
Pero la más reciente decisión de la corte, fechada el 11 de septiembre, reafirmando la legalidad de la exigencia de pagar las multas antes de poder votar, parece enterrar las esperanzas de participar en las elecciones para muchos de los habitantes de Florida con antecedentes penales.
Y a menos que una nueva decisión judicial de ultima hora y en sentido inverso ocurra en los próximos días, esa prohibición es otro factor que otorga una ventaja a Trump en la carrera electoral en este estado crucial.
3. ¿Cambiará la pandemia el voto de los jubilados?
Uno de los muchos apodos con que se conoce al estado de Florida es el de ser «la sala de espera del cielo», por cuenta de su gran población de ancianos.
En 2018, la oficina federal del censo estimó que 4,9 millones de habitantes de este estado, o casi uno de cada cinco residentes, tenía más de 65 años de edad. Es junto a Maine, el estado con mayor porcentaje de personas de la tercera edad en el país.
Los adultos mayores son, por supuesto, uno de los grupos de la población más en riesgo por el coronavirus.
Es por eso, que los demócratas esperan que este bloque electoral crucial en Florida le cobre a Trump lo que los opositores del presidente califican de un manejo inadecuado de la pandemia por su gobierno.
Una encuesta publicada el 8 de septiembre por la cadena estadounidense NBC apuntaba en esa dirección.
Según el sondeo, el 49% de los ancianos en Florida apoyaban a Biden, frente a 48% para el actual presidente. En 2016, en cambio, Trump derrotó ampliamente a Hillary Clinton entre los votantes mayores de 65 años, obteniendo 57% del voto frente a 40% para la demócrata.
4. ¿Seguirán con Trump los barrios residenciales de la clase media blanca?
Los barrios dormitorio que rodean a las grandes ciudades estadounidenses, los «suburbs» como les dicen aquí, son el gran bastión de la clase media blanca en el país y uno de los campos de batalla electoral más encarnizados en Florida.
En 2016, los votantes suburbanos, en particular las mujeres, favorecieron mayoritariamente al actual presidente. Para buscar que vuelvan a votar por él en 2020, Trump ha orientado su discurso a decir que un voto por Biden traería caos social en esos barrios tranquilos de jardines impecables.
Entre sus argumentos, Trump dice que Biden favorecería la construcción, en esas prósperas comunidades, de vivienda estatal subsidiada para los pobres: una acusación que los detractores del mandatario describen como una poco disimulada manera de quejarse de que en un gobierno de Biden llegarían a vivir negros y latinos a estos barrios hoy en día mayoritariamente blancos.
Por todo lo anterior, algunos dicen que el mayor cinturón de comunidades-dormitorio en Florida, el que rodea a la autopista interestatal 4 (I4), comunicando a las ciudades de Tampa y Orlando, puede ser el territorio electoral más preciado de toda la nación.
Lo que decidan sus habitantes el 3 de noviembre tendrá, con toda probabilidad, repercusión en el resto del país y del mundo.